Más allá de que el gobierno nacional centre la discusión de la crisis universitaria en la supuesta falta de auditorías, que como ya explicó reiteradas veces Tiempo no es así, el núcleo del conflicto es el ajuste presupuestario, centrado en los sueldos de docentes y no docentes, que representan más del 90% del gasto del sector. Según un informe del grupo Economía, Política y Ciencia (EPC) del Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación (CIICTI), lo que perdieron desde diciembre equivale a tres meses de sueldo.
Los salarios de trabajadores de universidades nacionales perdieron, en términos reales, un 25,1% entre diciembre de 2023 y septiembre de 2024. «Esto equivale a que dejen de cobrar sus sueldos los últimos tres meses del año», afirman.
Investigadores con sueldos pobres
El último mes, el INDEC dio a conocer una variación del 3,5% para el Índice de Precios al Consumidor. Esto implica que continúa la caída de los salarios Ciencia y Técnica (-1,4% real en el mes), incluyendo los trabajadores de la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico (CIC) y la de la Carrera del Personal de Apoyo (CPA) del Conicet, los estipendios que otorga el organismo, los sueldos de los empleados del Sistema Nacional de Empleo Público (SINEP) y de los docentes investigadores en Universidades Nacionales (UUNN).
En el acumulado de diez meses de la nueva gestión, los salarios CIC-CPA y las becas de Conicet llevan perdidos 28,2 puntos reales, los ingresos en UUNN cayeron un 25,1% real y los salarios del SINEP descendieron un 18,2% en términos reales.
El informe remarca que los salarios SINEP tienen en 2024 menos de la mitad del poder adquisitivo que tenían en 2015 (49,6%). Los salarios universitarios perdieron un tercio respecto del mismo año, en tanto los salarios CIC-CPA se han retraído un 27,3% en términos reales en nueve años.
Tres meses de salarios
«En términos anualizados la caída de los salarios universitarios representa al equivalente de no percibir tres meses enteros de salarios, dejando sin sueldos durante 92 días a los trabajadores universitarios, teniendo por fecha de último cobro en el año al día 30 de septiembre«, destaca el trabajo del CIICTI.
Aseguran que el conflicto universitario se enmarca en una proyección presupuestaria para el bienio 2023-2025 que apunta a retraer la inversión pública en Universidades Nacionales en un 34,4% real, «en tanto la masa salarial en UUNN caería un 37,2% real, si se cumplieran las proyecciones oficiales plasmadas en el Presupuesto 2025 enviado al Congreso por el Gobierno Nacional». Recordemos que casi el 90% del presupuesto universitario está constituido por salarios.
Los no docentes también sufren los sablazos libertarios al presupuesto. «Nos comieron casi un 60% del sueldo. Estudiantes, docentes y laburantes administrativos estamos debajo de la línea de la pobreza. Como la mayoría del país. Cuesta pagar el boleto, ni pensar en comprar algo para comer, estamos todos pauperizados», detalla Claudio Lozarsa, responsable del área de Suministros de la Universidad de Avellaneda (Undav) y secretario de Finanzas del gremio no docente. Los guarismos desnudan el ajuste. El presupuesto que invierte el Estado Nacional en la educación superior, ciencia y tecnología no encuentra su piso: motosierra del 34,4% en 2024.
Frente a un cartel que reza «Clases públicas» en el ingreso al edificio de Avellaneda, Lozarsa se explaya: «mienten cada vez que hablan. Dicen que aumentaron un 200% el presupuesto, pero son gastos de funcionamiento, que no es ni el 10% del total. Salarios, tecnología e inversión están lejísimos de la inflación. Con el presupuesto que anticipan para el año que viene, no sabemos si llegamos a pagar los sueldos».
El Presupuesto 2025 que presentó el Ejecutivo sigue la tendencia bajista. Desciende a otro círculo en el infierno dantesco que sufren los sectores populares. El gobierno destinará 3,8 billones de pesos a las universidades, una cifra que representa un 52% menos de lo que pide el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que es de 7,2 billones. El 95% de esa diferencia tiene que ver con los fondos destinados a los salarios docentes y no docentes, que deberían actualizarse por inflación.
«‘No hay plata, hay que cuidar el equilibro fiscal’, nos dicen los caraduras y les perdonan la deuda a los ricos –mastica bronca el laburante–. Se metieron con derechos básicos, como la educación, la salud, las jubilaciones. Quieren privatizar todo. Es una bomba de tiempo que está a punto de explotar».