“Hoy partió uno de los políticos más siniestros de nuestra historia. Fue cómplice y responsable de la cuarentena más larga del mundo. Su incompetencia le costó la vida a más de 100.000 argentinos, al margen de lo oscuro que ha sido el tema de los testeos y el vacunatorio vip”, escribió el presidente Javier Milei en su cuenta de X. Lo hizo poco después que se confirmara la muerte del ex ministro de Salud Ginés González García, de 79 años y enfermo de cáncer.

Más allá de lo que implique que un jefe de Estado insulte a un ex funcionario que acaba de fallecer, los datos con los que lo acusó no se corresponden con la realidad. Una vez más.

Como consignó el físico e investigador del Conicet Jorge Aliaga, el entonces presidente Alberto Fernández le pidió la renuncia a Ginés González García el 19 de febrero de 2021: “Hasta ese día habían fallecido 54.351 por COVID-19. Los contagios y las muertes se dispararon cuando se relajó el aislamiento, y luego con las reuniones de fin de año”.

«¿En serio vamos a hablar de responsabilidades? ¿O lo que se discute es si el costo social y económico del aislamiento valía salvar vidas de los mayores? ¿Cuánto más podrían haber vivido los menores de 70 años?
Estas son las respuestas que faltan», reflexionó Aliaga tras publicar un hilo en X que desmiente la afirmación de Milei.

Lo dijo The Lancet

Más allá de la etapa que tuvo a González García al frente de la cartera sanitaria, los análisis posteriores sobre el impacto de la pandemia en distintos países llegaron a conclusiones muy distintas a las del actual presidente. Por caso, un estudio publicado por la prestigiosa revista científica The Lancet ubicó a la Argentina entre los países de la región que mejor gestionaron la pandemia, en relación al exceso de mortalidad y la caída en la expectativa de vida.

El relevamiento –presentado en marzo de este año- recopiló más de 22 mil fuentes de datos para presentar estimaciones actualizadas del Estudio de Carga Mundial de Enfermedad 2021 para 204 países y territorios. Latinoamérica y el Caribe, tomados en conjunto, presentaron una tasa de exceso de mortalidad de 1,99, casi el doble de la tasa global (1,04). La expectativa de vida al nacer cayó de 76 años en 2019 a 73,3 en 2021.

México, Perú y Bolivia registraron algunas de las mayores caídas del mundo en la esperanza de vida al nacer y de incrementos en el exceso de mortalidad. Por el contrario, Uruguay, Costa Rica, Panamá y Argentina sufrieron un impacto menor en ambos indicadores.

En Uruguay el exceso de mortalidad en 2020 y 2021 fue de 0,49 muertes cada 1.000 habitantes, casi diez veces menos que Perú. Lo siguen Costa Rica (0,74), Panamá (0,81), Argentina (0,85) y Chile (1,03). A modo de comparación, la tasa en Brasil fue de 1,36, en Colombia de 1,70 y en Guatemala de 1,78.

Respecto de las caídas en la expectativa de vida, en Argentina bajó de 76,9 años en 2019 a 76,1 en 2021 (-0,8), en Uruguay de 77,1 a 75,7 años (-1,4), en Panamá de 79,9 a 78,3 años (-1,6), en Chile de 80,6 a 79 años (-1,6) y en Costa Rica de 80,1 a 77,7 años (-2,4).

No fue el único estudio en ese sentido. El relevamiento del porcentaje de aumento de muertes habituales que hizo Our World in Data de la Universidad de Oxford sobre 2020 también ubicó a Argentina en un mejor lugar que el resto de los países de la región, e incluso mejor que otros como Reino Unido o Bélgica.

Sobre aislamiento y vacunación

“La vacunación en Estados Unidos empezó el 14 de diciembre de 2020. Hasta esa fecha habían fallecido 44.237 personas en Argentina. Antes de esa fecha no había vacunas, en ningún lado. La única forma de evitar esas muertes era con aislamiento”, recordó Aliaga.

Sin embargo ya en mayo de 2020, a pocos meses del inicio de la pandemia que golpeaba al mundo, el entonces panelista Javier Milei criticaba que “en la Argentina hay una cuarentena cavernícola”.

Llamativamente quien hoy es su ministro de Salud, Mario Lugones, en abril de 2021 todavía reclamaba por mayores restricciones a la circulación. “Tenemos que apoyar lo que dice (Alberto Fernández), esto va mucho más allá de cualquier signo político, todos tenemos que luchar contra la Covid porque estamos en guerra contra un virus», decía ante un panorama desolador, con camas de terapia intensiva ocupadas al 100% en el AMBA. «Hay que mantener el distanciamiento social, hay que ponerse tapabocas, lavarse las manos, seguir vacunándonos, pero necesitamos que la gente deje de circular”, pedía el por entonces presidente de la Fundación Sanatorio Güemes y hoy titular de la cartera sanitaria del gobierno libertario.