El acompañamiento a los jóvenes que atraviesan situaciones de encierro pero ante todo, a quienes dejan las instituciones es una actividad fundamental para el tránsito y la reinserción. Con ese objetivo, el Organismo Provincial de Niñez y Adolescencia, dirigido por Eva Asprella, puso en marcha un proyecto junto con las universidades nacionales. La iniciativa propone llevar actividades recreativas, artísticas, lúdicas, musicales, literarias entre otras a los institutos de menores. La primera visita fue en el Pablo Nogués, partido de Malvinas Argentinas.
“Desde el Organismo venimos proponiendo en esta gestión un cambio paradigmático en relación a cómo acompañar el egreso de los jóvenes a partir del momento en que ingresan a un instituto. Por eso la necesidad de abrir los centros para ponerlos en relación con otros actores e instituciones, para que los chicos estén en contacto con distintas propuestas que les permitan imaginar otras posibilidades”, explica a Tiempo, María Medrano, titular de la Dirección de Programas de Integración para el Egreso del Organismo Provincial de Niñez y Adolescencia.
El proyecto de articulación que empezó la semana pasada se hizo con la sede CUSAM que funciona en la Unidad 48 de José León Suárez y depende de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).
“Pretendemos generar una red de articulación territorial. Nos parece fundamental la relación entre las universidades, organizaciones sociales, barriales y cooperativas para que puedan fortalecer el egreso de los jóvenes”, asegura Medrano. Y continúa subrayando: “Así cuando salen en libertad tienen una red de contención que les permita incorporarse en la economía y también en lo afectivo”.
“Consideramos que ahí está el problema. El eje es acompañar a los chicos cuando salen de las instituciones de encierro. Es la manera de reducir la reincidencia de los jóvenes. Por eso iniciamos una gestión muy fuerte en cuanto a las estrategias de egresos y acompañamiento con una trama territorial que los pueda acompañar en el afuera”, termina, Medrano.
“Acompañamos esta iniciativa con los graduados de la Diplomatura en Arte y Gestión Cultural del Instituto de Arte Mauricio Kagel (IAMK) que egresaron de la Unidad 48 de José León Suárez. Con quienes tratamos de recuperar las experiencias de todos los compañeros que van saliendo de la cárcel”, expresa a este diario, Marcos Perearnau, director académico de la Sede CUSAM. Y continúa contando: “Intentamos recuperar a través de la universidad las distintas trayectorias que hicieron al salir, el desafío es como acompañarlas cuando están libres”.
Perearnau cuenta que así nace el proyecto ABC, Alto Bondi Cultural, que tiene dos ejes fundamentales. “Por un lado dar charlas de prevención del delito en los barrios, escuelas y centros juveniles. Y por otro, una instancia más de formación dictada por nuestros egresados. Porque son ellos quienes tienen la legitimidad y saben cómo llegarle a los pibes antes que una bala policial o el encierro”.
“Es por eso que hablamos con la Dirección de Egresos para articular y pensar juntos. También charlamos con la gente del área de Cultura de la Provincia. La idea de visitar el Instituto de Pablo Nogués surge cuando nos enteramos que uno de nuestros egresados estuvo alejado en ese establecimiento cuando era menor”, detalla el director académico. Y cierra contando que: “Por eso decidimos que vuelva al instituto, pero esta vez, como profesor. Fue muy emocionante cuando su mamá vio la foto de ese momento. La idea es llevar a la universidad a todos los dispositivos de menores y que agarre la forma de quienes están ahí. Durante la visita al instituto de Pablo Nogués vimos como floreció otro CUSAM. Nuestros desafío está en cómo transformar la transformación”.
Renzo Salles, de 28 años, salió en libertad el pasado 6 de abril. Es uno de los graduados de la Diplomatura en Arte y Gestión Cultural. Su visita al instituto de Pablo Nogués fue muy enriquecedora, porque durante su adolescencia estuvo encerrado en esa institución. “Compartí un momento con los pibes porque están atravesando una situación de aislamiento extremo por la pandemia. Estuve detenido en ese establecimiento cuando fui menor y ahora los visité como profesor”.
“Les pude contar mi experiencia y ellos me escucharon con mucha atención, y eso me hizo sentir muy bien. Entendieron que se puede producir un cambio verdadero. Intervenir con los chicos de esa edad es nuestro objetivo como colectivo ABC Alto Bondi Cultural”, asegura Salles. Y explica que: “Los pibes se mostraron muy interesados con la propuesta y el momento compartido”.
“De este modo se mezcla, lo académico, el acompañamiento y la experiencia de haber atravesado el mismo contexto. Esto resulta clave en la interacción de ambas partes. Hay que conocer la historia que hay detrás de cada uno de los chicos y brindarles herramientas para que tengan posibilidades”, implora Salles.
Ariel “Patón” Argüello estuvo preso 19 de sus 43 años. Su experiencia transformativa comenzó en la sede CUSAM. Fue con la música, es un rapero. “Para mí, haber estado con los pibes en el instituto fue una experiencia muy linda. Es mi zona confort, como así también lo es la villa y la gente humilde”.
“Vivo en un entorno delincuencial, donde la música que se escucha es la de los tiros, a parte de Daddy Yankee y Tego Calderón. Soy de la villa La Cava, los chicos de acá están destinados a ir a los institutos o caer bajo una bala policial”, explica Argüello. Y asegura que la solución al problema es: “Trabajar con el arte y la educación para que eso no suceda. Estoy a disposición para ayudar a los pibes. Somos un colectivo que expresamos lo hacemos de corazón”.
Florencia Miguel es coordinadora de talleres de arte y cultura en la sede CUSAM y docente en la Biblioteca Popular La Carcova, así, sin tilde, como llaman los vecinos a su barrio. Ella explica que la visita al instituto: “Es el comienzo de algo que será muy grande, fue un momento muy emocionante. ABC Alto Bondi Cultural, es un proyecto que tiene talleres artísticos, culturales y de oficios. Está formado por profesores que tienen la experiencia de haber transitado el encierro y están graduados”.
“Están dispuestos a replicar toda esa experiencia y formación, en los barrios, institutos de menores, cárceles y otros lugares. Entendemos que son ellos quienes saben como llegarles a los pibes antes de que caigan presos. Esto sucede porque comparten historias de vida parecidas y un mismo lenguaje”, detalla Miguel. Y enfatiza en que la solución: “Es la educación, el arte y la cultura para que nadie quede afuera. El trabajo con los adolescentes en los barrios, como así también en los institutos de menores, tiene que ver con poder dar un abanico de herramientas para que puedan expresar lo que les pasa, sienten, imaginan y sueñan”.
“Quizás es encontrar el lenguaje específico que cada uno tiene, el tema es encontrarlo, capaz es con el rap, con el dibujo o con la escritura. Es lo que los ayuda a encauzar el enojo, las frustraciones y los miedos. Así pueden fluir”, asegura la docente Miguel. Y termina subrayando que: “De este modo se puede construir proyectos de vidas distintos a los de la delincuencia, el consumo y la cárcel. Es por la vía del trabajo y la educación”.