Después de 20 años, dos ex-alumnos del Colegio del Salvador -institución tradicional de varones de la orden jesuita- presentaron un reclamo administrativo en julio de 2022 por haber sufrido abusos sexuales del cura César Fretes. Ocurrió cuando tenían 10 y 12 años. Fretes era su tutor. Tras romper el silencio, muchos otros estudiantes se contactaron con ellos con mensajes de apoyo y les contaron que también habían atravesado situaciones similares. Hoy son diez los denunciantes que llegan a la Corte Suprema para pedir que no prescriban los delitos de estas características.  

Si bien Fretes murió en 2015, los diez jóvenes denuncian a cinco autoridades de la institución educativa y de la Compañía de Jesús como partícipes de los delitos de abuso sexual, corrupción de menores y encubrimiento agravado. El recorrido de los últimos dos años tuvo diferentes instancias judiciales -con sus obstáculos- que llevaron a que la Cámara Nacional de Casación Penal habilitara el denominado juicio de la verdad para dilucidar qué responsabilidad tienen los imputados -cuatro curas y el ex vicerrector del colegio- que finalmente apelaron la decisión.

Frente a esta situación, “diez exalumnos víctimas de abuso sexual en el Colegio del Salvador llegan a la Corte Suprema a los efectos de evitar que se declare prescripta la acción penal contra las autoridades de dicho colegio, que habrían participado en los abusos de al menos 40 alumnos entre los años 1998 y 2003”, afirma el comunicado presentado al máximo tribunal, al considerar que diferentes tratados internacionales consideran imprescriptibles los delitos de abuso sexual infantil. 

«Tenemos expectativas con respecto a la Corte»

Pablo Vio y Gonzalo Elizondo, hoy de 34 años, fueron los primeros en hablar en 2022 e iniciaron el proceso judicial. Después se sumaron ocho exalumnos más. “Cuando vuelven a aparecer noticias del caso te das cuenta que hay que seguir hablando y seguir luchando”, dice Vio a Tiempo sobre las novedades de la causa. “Meternos en esta fila enorme de resoluciones que debería tener la Corte en cuanto a casos de abusos prescriptos nos pone en ese lugar de conciencia de que no somos los únicos y que no vamos a serlo. Es un camino con un montón de piedras pero cada vez que llega una novedad del caso nos da un poco de nafta para seguir peleándola ”, agregó.

En la misma línea, Elizondo dice: «Tenemos expectativas con respecto a la Corte. Sabemos que hay muchas causas como la nuestra esperando una respuesta. Esperamos que sea una respuesta positiva y que deje asentado un precedente. No sabemos cuánto tiempo puede tardar pero estaremos luchando, empujando y esperando».

Pablo Vio siente “alivio, orgullo y fuerza” al haber encarado “este camino judicial sabiendo que iba a ser muy difícil por no decir imposible y ahora estar donde estamos. Siento un gran respeto hacia todas las personas que nos acompañaron en este proceso. Recorrer este camino es una forma de alivianar la carga y lo que uno siente y que sucedió hace un montón de tiempo como una herida que queda pero que va sanando de a poco. No lo tapamos ni nos callamos más”.

Con respecto a la apelación, Elizondo dice que esa decisión por parte de los acusados le sorprendió y generó enojo: “Ni siquiera están dispuestos, aún cuando saben que no tendrían consecuencias penales, a que todos podamos saber realmente qué pasó. No quieren que tengamos el derecho a la verdad y son representantes de una iglesia que incluso el Papa Francisco dice no estar de acuerdo con la prescripción en este tipo de causas. Una iglesia que dice que la verdad es lo que da libertad… Parece que a ellos no les importa ni la verdad ni la moral ni nada». 

“Probablemente el resultado no sea nunca el que nosotros esperamos, no por la decisión que tome la Justicia sino porque lo que pasó no queríamos que nos pase. Pero esta es la forma que elegimos para sanar y este proceso trajo algo lindo que es lo grupal. Nosotros a partir de esto armamos un grupo, de todos los denunciantes, que somos diez. Somos un colectivo que fue generando un vínculo cada vez más fuerte. Cada tanto nos juntamos a comer un asado, a charlar para ver cómo estamos, cómo vienen las novedades y qué podemos hacer. Atravesar todo esto en conjunto y con mucho amor, fuerza y respeto”, reflexiona Vio.   

Elizondo coincide con su amigo y excompañero de colegio: “Valoro mucho el grupo que se formó. Sin lo grupal hubiese sido muy difícil llegar hasta acá, sin nuestras familias, nuestras parejas y todas las personas que nos acompañaron no estaríamos donde estamos”. 

Además, “cuando contamos que llegamos a la Corte la gente nos felicita y se sorprenden de las ganas que tenemos de seguir empujando, tener una respuesta y no resignarnos. Con la idea de que esto ayude a otros a poder hablar y poder visibilizar todo lo que implica el abuso sexual infantil y todas las responsabilidades que tienen las instituciones en todo esto que claramente no las quieren asumir”, analiza Elizondo.

Los cargos de los acusados
  • Andrés Aguerre: rector de la Universidad Católica de Córdoba. Fue rector del Colegio del Salvador entre 2004 y 2010. 
  • Ricardo Moscato: fue vicerrector del Colegio del Salvador entre 1999 y 2010 y rector desde 2010 a 2020. El rector actual del colegio es Jorge Black.
  • Alfonso José Gómez: Superior Provincial de la Provincia Argentino Uruguaya de Compañía de Jesús entre 2003 y 2009. Desde el 2013 hasta el 2022 estuvo a cargo de la rectoría de la Universidad Católica de Córdoba. 
  • Rafael Velasco: actual Superior Provincial de la Provincia Argentino Uruguaya de Compañía de Jesús -máxima autoridad jesuita-. Fue rector del colegio entre 1999 y 2003.
  • Álvaro Pacheco: delegado del Provincial Jesuita para la prevención y denuncias de abusos en la Compañía de Jesús en Argentina y Uruguay. En diciembre asumirá como la máxima autoridad de los jesuitas, es decir, reemplazará el cargo que hoy ocupa Velasco.

“Estamos esperando a que en breve la Corte declare que los delitos por abuso sexual contra niños no prescriben conforme tratados internacionales, de raigambre constitucional. A partir de ese día la Argentina será un poco más justa”, cuenta el abogado Pablo Mayer, uno de los tres letrados que representan a los denunciantes, a Tiempo Argentino. 

Detalles del caso

Si bien César Fretes murió en 2015, las víctimas del presunto abuso sexual consideran que el colegio encubrió al hermano jesuita al no haber comunicado los hechos de forma pública a la comunidad educativa en ese momento, ni haberlo expulsado de inmediato de la Compañía de Jesús. 

Corte

En 2002, Fretes había sido en 2002 tutor de sexto grado y acompañaba a los alumnos a los retiros espirituales que organizaba el colegio, llamados Encuentros con Cristo. Los denunciantes dieron su testimonio a diferentes medios de comunicación nacionales en 2022 sobre diferentes situaciones que vivieron: Fretes los incitaba a hablar de masturbación, erecciones, confesarle el tamaño de su pene y que le mostraran sus genitales. Incluso uno de ellos denunció haberse despertado en el medio de la noche, en uno de los retiros mencionados, porque Fretes le estaba tocando los genitales. 

Fretes fue trasladado a la ciudad de Mendoza en 2003 tras las primeras denuncias que acusan recibo las autoridades del colegio por parte de algunos padres y madres. Sin embargo, los primeros casos comunicados al colegio datan de 1998. Se estima que fueron alrededor de 40 niños los que sufrieron abuso de quien se suponía que tenía que cuidarlos, según los mensajes recibidos por los denunciantes en las primeras instancias de la causa judicial. 

El mensaje conjunto de los diez denunciantes

“La Compañía de Jesús y el Colegio del Salvador continúan obstaculizando la investigación y que se esclarezcan los hechos ocurridos y las responsabilidades que les cabe a sus autoridades. La apelación que los mismos presentaron para que no se lleve adelante el juicio por la verdad muestra a las claras la voluntad de silenciar nuestro reclamo y a todos aquellos que buscamos echar luz sobre hechos tan dolorosos.

 

No es la primera causa como la nuestra que llega a la Corte Suprema. Son muchas las víctimas que, desde antes que nosotros, todavía están esperando una resolución de este tribunal para evitar la prescripción en este tipo de delitos y que los abusadores no sigan impunes. Esperamos que el tiempo no siga demorando una respuesta que lleva años de tristeza y dolor acumulados.

 

De nuestra parte, seguiremos luchando para que la justicia decida investigar y estos hechos no vuelvan a ocurrir”.

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