Y un día la pandemia volvió. O nunca se fue. Hace tres años se daba el primer caso de Covid–19 en Wuhan, China. En todo este tiempo ya se registraron 6,6 millones de fallecidos, 643 millones de infectados y otros tantos millones con síntomas persistentes (esos «efectos colaterales» que con el paso del tiempo inciden sobre el sistema de salud y que se vuelven imposibles de medir). En la Argentina el tema había salido de la esfera pública al bajar los casos, irse el frío y consolidarse el poder de la vacunación. El problema es que los contagios crecieron en la Región, surgieron nuevas variantes, aumentaron las juntadas, los ambientes cerrados sin ventilación ni barbijo con el aire acondicionado, y la mayoría de las personas se dio su última dosis hace más de cuatro meses. ¿El resultado? En el último mes los casos se triplicaron a nivel país, y se multiplicaron por siete en CABA. Esto despertó las alertas en parte de la población, que volvió a los centros de vacunación.
En provincia de Buenos Aires las infecciones por Covid aumentaron por tercera semana consecutiva. Del 21 al 27 noviembre se registraron 1205 casos, una suba del 105% con respecto a la semana anterior. Aún así, las internaciones siguen a la baja. De hecho, «los otros cuadros respiratorios bajo vigilancia (enfermedad tipo influenza, bronquiolitis y neumonía) continúan en descenso hace más de 3 semanas», relataron a Tiempo desde la cartera sanitaria bonaerense.
Justamente sobre ese punto se apoyan las autoridades provinciales y nacionales para evitar una vuelta a algún tipo de restricciones, como se está dando en aeropuertos de Brasil en los que establecieron el retorno del barbijo.
En el Amazonas fue descrito un sublinaje de Ómicron llamado BE.9 y en Río de Janeiro está aumentando la frecuencia de B.Q.1.1. En la última semana los casos en territorio carioca se duplicaron. Aunque la foto es incompleta. En toda la región se testea muy poco. En la Argentina solo acuden mayores de 50 o con factores de riesgo, por lo que en realidad la cantidad de infectados es mucho mayor. «Lo que vemos es la punta del iceberg –remarca Leda Guzzi, de la Sociedad Argentina de Infectología–. Estaría bueno que todas y todos volvamos al hábito del barbijo al ingresar a interiores”.
«Hace tres semanas no era así, pero hoy si tenés garganta roja, dolor de garganta, ronquera/disfonía, es muy probable que sea Covid», sugiere el bioquímico Rodrigo Quiroga.
La cuestión, entonces, es que la población se vacune. Sobre todo, porque habiendo pasado tanto tiempo de la última dosis el efecto disminuye. El gobierno instó a que todo aquel que se haya dado la última dosis hace más de 4 meses, acuda a darse el refuerzo. Hoy en el país hay 41 millones de personas que arrancaron su esquema de vacunación, pero solo 21,8 millones se dieron el primer refuerzo, y de ellas 6.349.657 fueron a aplicarse el segundo. La parte positiva es que la crecida de casos generó una nueva toma de conciencia en parte de la población. «Desde el 28 de noviembre al 1 de diciembre se aplicaron 81.505 dosis en adultos, aumentando 200% respecto de la semana anterior, y 3059 dosis pediátricas aumentando 19% respecto de la semana anterior», contaron desde Provincia.
La vacunación a las infancias volvió a ser noticia esta semana porque el juez de Mar del Plata, Alfredo López, dio pie a la cautelar solicitada por un abogado local, y prohibió las dosis en menores de hasta 16 años, justificándose en la supuesta falta de información oficial. La ministra de Salud, Carla Vizzotti, le respondió que hay una gran evidencia acumulada. El mismo día del fallo, de hecho, se publicó un trabajo argentino en la revista médica británica BMJ que exhibe la eficacia que tuvieron las vacunas, tanto durante la ola Delta como con Ómicron. «En niños y niñas, la efectividad para prevenir muertes fue del 66,9% y en adolescentes de casi el 100%», reveló la funcionaria.
El Ministerio de Salud de la Nación apeló, y recusó al magistrado «por considerar dudosa su imparcialidad en la causa». López, que también falló contra la Interrupción Legal del Embarazo el año pasado, suele ser activo en las redes sociales, donde despotrica contra el gobierno y los derechos sociales.
Ahora está en la cruzada contra la vacunación Covid. Uno de sus últimos posteos replica una nota del sitio derechadiario.com.ar y sostiene que «los vacunados representan la mayoría de las muertes por Covid». Especialistas le respondieron que es lógico: cuanto más vacunados hay, más probabilidades de que se registren fallecidos con alguna dosis aplicada. Nicolás Olszevicki, divulgador científico y docente, lo graficó: «si el 100% de la población estuviera vacunada, el 100% de los fallecidos serían vacunados».
Los laboratorios y la confidencialidad
El Covid-19 volvió a escena esta semana no solo por la subida de casos, sino también por el cruce entre el oficialismo y la oposición, a partir de que la Auditoría General de la Nación (AGN) difundiera la aprobación de 10 acuerdos por U$S 1737 millones que no contenían detalles, por una «confidencialidad» que exigen los laboratorios que producen las vacunas. La ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, afirmó que “no es el oficialismo en la Auditoría General de la Nación que los quiere mantener en confidencialidad, sino que es lo que dicen los contratos por pedido de los laboratorios. Todos los países que firmaron contratos para comprar vacunas Covid –en una situación de emergencia sanitaria inédita en el mundo– firmaron confidencialidad. El informe tiene que ser confidencial porque el país se comprometió a eso. No es que queremos ocultar algo”. También negó sobreprecios: «En mi conocimiento, por los precios en otros países, no tuvimos esa situación. Y Argentina no pagó por vacunas que no llegaron. Es mentira que Argentina pagó por vacunas Sputnik que no llegaron”.