Disminuir el consumo embutidos, quesos y conservas, reemplazar sal por especias y hierbas aromáticas, no añadir sal a los platos servidos, son algunas de los consejos para disminuir el consumo de sal en la dieta diaria cuyo exceso aumenta la hipertensión y el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, aseguran especialistas.
«Nosotros no planteamos que toda la sociedad deba comer sin sal, sino que proponemos un consumo responsable. Es decir, tratar de ajustarnos a la recomendación de la OMS, que es de 5 gramos por día», señaló a Télam Analía Yamaguchi, médica clínica especialista en nutrición y diabetes e integrante de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN). Según datos del Ministerio de Salud de la Nación, en promedio, los argentinos ingerimos 11,2 gramos de sal por día, lo que equivale a más del doble de lo sugerido. «El problema se encuentra fundamentalmente en lo que denominamos la ‘sal oculta’, esto es la sal que se encuentra en los alimentos procesados que debemos aprender a conocer a partir de leer el rótulo de los alimentos», sostuvo. A modo de ejemplo, la especialista enunció el contenido sódico de alimentos de uso cotidiano: «Una sopa instantánea tiene 750 miligramos de sal; tres salchichas, 1100 miligramos; un cubito de caldo, 2000 miligramos; una cucharada de queso rallado, 200 miligramos; unas tres cucharadas de mayonesa, 900 miligramos, y 100 militros de soja, 4000 miligramos». «Esto en el consultorio nos pasa constantemente. A veces tenemos pacientes que nos aseguran cocinar sin sal, no comer embutidos, no usar aderezos y de repente, descubrimos que el alfajor light que come tiene mucho sodio», sostuvo.
En el mismo sentido, la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA) y el Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA) concluyeron en 2015 tras un estudio sobre hábitos de alimentos ricos en sodio que «es importante prestar atención a la sal proveniente de los alimentos, aquella que no agregamos con el salero ni al cocinar, pero que se incorpora en la elaboración de alimentos manufacturados».
Según el estudio, el consumo de pan, galletitas, quesos, carnes procesadas, fiambres y embutidos, mayonesa, sopas/caldos, snacks y gaseosas, aportan unos 1900 mg de sodio, lo que implica 4,8 gramos de sal diarios. «Reduciendo la cantidad y frecuencia de consumo de pan, embutidos y fiambres, aderezos y quesos, puede reducirse hasta un 45 por ciento la ingesta de sal diaria», señalaron en las conclusiones. Y añadieron que, «es poco significativa la reducción de la ingesta de sodio que se lograría cambiando el consumo de agua hacia sus versiones de bajo contenido de sodio». En este sentido, la primera recomendación que Yamaguchi es «aprender a leer los rótulos de información nutricional de los alimentos y hacerlo con todo lo que ingerimos, fundamentalmente aquellos que sufren hipertensión». «No salar la comida antes de probarla, utilizar sales modificadas con menos contenido de sodio, evitar embutidos, utilizar menos cantidad de sal al cocinar en casa, reemplazar la sal por especias y hierbas aromáticas y evitar los productos enlatados y reemplazarlos por opciones naturales», son algunos otros consejos que pueden ayudar a disminuir la ingesta de sodio.
Disminuir el consumo de sal previene la hipertensión, las enfermedades vasculares y renales, entre otras. En la Argentina, al menos un 34 por ciento de las 9 de cada 10 personas que chequean su presión arterial tuvieron resultados por encima de los valores recomendados, y los mayores de 64 años son el grupo más afectado por la hipertensión, con un 62 por ciento de casos. En ese contexto, hoy rige en nuestro país la Ley Nacional 26.905 que regula la ingesta de sodio, y tiene como propósito reducir el impacto de las enfermedades cardiovasculares y la hipertensión, a través de una disminución del contenido de sodio en los alimentos procesados y la eliminación de los saleros en las mesas de los locales gastronómicos. «Esta medida tuvo un impacto importante, pero todavía queda mucho por hacer. Para nosotros es fundamental llegar a la sociedad con este mensaje: disminuir el consumo de sal va a hacer que te sientas mejor, que no tengas hipertensión y que disminuya el riesgo de enfermedad. Y eso, se puede, con algunos de esos consejos que dimos», concluyó Yamaguchi.