En octubre de 2013, después de subrogar en Necochea y Mar del Plata, el porteño Claudio Kishimoto llegó a la fiscalía federal de Rafaela, en Santa Fe, y no volvió a abandonar la provincia hasta abril de 2022 cuando le pidieron que cubriera transitoriamente el puesto vacante de Victoria, en la vecina Entre Ríos, donde ahora investiga la pila de expedientes abiertos por los incendios en las islas del Delta de Paraná, ese desastre ambiental que no se soporta más y que en los últimos tres años arrasó con casi un millón de las 2,3 millones de hectáreas que posee ese enorme humedal. Detrás de tanta magnitud es inevitable que surjan nombres poderosos. En estos meses se conocieron algunos apellidos: Baggio, Paladini, Aranda.
«Yo recién tomé conocimiento en el 2020 –recuerda en diálogo con Tiempo– cuando las causas de los incendios llegaban a las fiscalías de turno de Rosario. En esa época no había como hoy un trabajo cohesionado. Otras causas se tramitaban en Paraná y esa distancia atentaba contra la investigación. No es tan avasallante como cuando estás en Victoria y lo ves de cerca, cuando tenés el humo en la cara y te afecta concretamente. Ahí actúas en función de eso».
–¿Por qué se esperó tanto para actuar?
–Yo creo que estamos en un momento bisagra. Algún sector de la población, y no digo sólo entrerriana porque muchos de los dueños de las tierras son rosarinos, forman parte de una cuestión cultural que ve en los incendios la forma de desmalezar y sacar un mayor provecho de la tierra. Para ellos es el medio más barato y eficaz. Incluso, ellos tienen una rara interpretación ecológica en donde aquello que se quema vuelve a crecer, en donde el daño se recupera, pero no tienen en consideración ni el microclima, ni los animales ni el ambiente en general. Para mí hay una ruptura de esa cosmovisión ancestral, se hizo una especie de corte porque la gente está saturada.
–¿La Justicia Federal ya tiene identificados a los responsables?
–Los focos de incendios son muchos y tienen múltiples causales, pero hay una parte en que ya tenemos determinados a los autores, pudimos georreferenciar los lugares en donde se producen sistemáticamente los incendios, y a partir de esos datos dimos con los titulares de los terrenos (N. del A: si bien Kishimoto no lo puede hacer público, fuentes de la investigación confirmaron a Tiempo que el fiscal ya le pidió al juez federal de Victoria Federico Martín algunas medidas como allanamientos y detenciones).
–¿Qué colaboraciones institucionales recibe la fiscalía?
–Tengo total colaboración del organismo de investigación, de la intendencia y de los fiscales del fuero ordinario de Rosario y lo mismo con la ministra de Ambiente de la provincia (en referencia a Erika Gonnet). Debo decir que recibo mucha más colaboración activa de Santa Fe que de Entre Ríos porque sufrieron más los efectos y los daños por los incendios.
–¿Qué conclusiones pudo obtener con respecto a las causas?
– Estamos trabajando en hipótesis que necesitamos desarrollar más para que tengan sustento judicial, pero algunas causas se relacionan con emprendimientos urbanísticos. Por ejemplo, hace poco la policía detuvo a unos apicultores que estaban incendiando en lo que se conoce como la Isla del Holandés. Esos terrenos se pusieron a la venta hace muy poco y cuestan unos 15 millones de dólares. No me parece que sea un dato menor. También pudimos observar un nexo político. En determinadas fechas que coincidían con la visita o la declaración de algún funcionario, se producían determinados acontecimientos. Son focos que están teledirigidos, que aparecían en los mismos lugares cuando el viento soplaba de una manera que llevaba el humo a Rosario. Sin dudas la intención era molestar a alguien. Fue uno de los descubrimientos más llamativos de la investigación.
–Mencionó a la política. ¿Qué le provocan declaraciones como la del ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible pidiendo que «metan a alguien preso»?
–La presión existe, ya sea por comentarios que son meramente políticos como por los reclamos de la gente. Hay que saber manejar esas situaciones, no tienen que repercutir en tu trabajo. Si vos te dejás influir por lo social y lo político, estás sonado porque no podés laburar. Hay que hacer las cosas a conciencia, no dejarse estar, no se puede ser un caradura al que no le importen las cosas que están sucediendo. Siempre vas a recibir presiones o comentarios de gente poderosa. Me pasaba mucho en las causas de narcotráfico, pero es nuestro laburo, lo demás está en otro plano. Si no lo tomás así, entonces vas a trabajar en función de la presión. Mi laburo es juntar pruebas. Si las tengo, listo, lo que me queda es tratar de llegar al juicio. Laburo o me tengo que ir, no hay segunda vuelta. «
Incendios, causas y autores
El despacho del fiscal Claudio Kishimoto está acaparado por fojas relativas a los incendios intencionales en las islas del Delta. Por un lado, tramita la causa caratulada como «Baggio, Rufino Pablo y otros s/incendio u otro estrago (Art. 186º Inc. 1) y atentado contra la seguridad de naves o aeronaves pretenso querellante: Asociación Civil Con Personería Jurídica Cuenca Río Paraná y otros» que tiene como principal acusado a uno de los hijos del fundador de los jugos en cajitas. Otro expediente, el 2470/20, acusa a los propietarios y/o arrendatarios de los campos quemados por «el daño al ambiente y la salud pública». También investiga las demandas presentadas en el juzgado federal de Victoria y que en su momento no tenían autores identificados (algo que se revirtió según lo declarado en esta nota).