Mercedes Cano, 63 años, se despidió como todos los días de su hija y tomó el ferrocarril Mitre rumbo a Malaver. A las 7 de la mañana, el tren hacia provincia nunca va lleno, pero en la estación Drago algo cambió: subió un malón de jóvenes liderados por un hombre que se presentó así: «Para los que no son alumnos, esta es una clase abierta de Economía del CBC de la UBA. Estamos con un tema muy preocupante: el desfinanciamiento de las universidades públicas, que atenta contra su continuidad. Con estas acciones, queremos salir a visibilizarnos, porque casi todos ustedes deben saber qué pasó con un hacker en la UADE, pero pocos deben conocer lo que estamos atravesando en la UBA.» Y Mercedes se encontró así envuelta en la primera clase de Economía, dictada en tránsito por el profesor Hernán Bergstein. «Me encanta esto. Si los estudiantes lo están haciendo es porque pasa algo», dirá antes de llegar a destino.
Lo que «pasa» es que el Consejo Superior de la UBA aprobó un 0% de aumento presupuestario para gastos de funcionamiento, con boletas de luz y agua que crecen al 327 por ciento. El presupuesto así como está sólo alcanza hasta agosto.
Bergstein menciona la oferta salarial por debajo de la inflación, y durante la clase habla de Adam Smith y David Ricardo, dos pensadores del siglo XVIII que sentaron las bases de la teoría capitalista del libre mercado. Cita conceptos de esos autores: «el Estado no debe inmiscuirse», «el egoísmo de las personas es el motor de la sociedad capitalista». Los pasajeros escuchan, reflexionan. Uno propone arancelar la UBA, los propios alumnos le explican la necesidad de defender el rol democratizador e inclusivo de la universidad pública.
«Estamos en un período de ajuste donde se dice que no hay fondos, pero si les pagás de una a los buitres y quitás retenciones, entonces el problema es el desinterés por financiar la educación pública», explica Lucía Espiñeira, 18 años, estudiante de Economía. En Villa Ballester se baja Celeste Martínez, kinesióloga: «Me recibí en la UBA, los banco totalmente. Imaginate que la Facultad de Medicina cerró por primera vez en 14 años.» Son casi las 9 y el tren regresa a Drago. Bergstein dice que el problema es cómo se distribuye la plata: «Se devaluó y los agroexportadores pagan menos impuestos. Eso que deja de ganar el Estado debe sacarse a otros sectores. Para compensar, aumentan tarifas, quitan subsidios, congelan salarios. Y achican el presupuesto de la universidad pública.» Un flaco con la bici apoyada junto a la puerta sonríe en forma de lamento: «Tiene razón», dice. Fin de la clase.
Emergencia
Tres facultades de la UBA (Ciencias Exactas, Medicina y Ciencias Sociales) se declararon en emergencia presupuestaria. En las áreas de investigación tienen un 5% menos.