La crisis en los medios de comunicación es desde hace años el tema central en las reuniones empresarias del sector. Cómo hacer para evitar la huida en masa de sus audiencias a los nuevos formatos de consumo y cómo monetizar sus nuevos productos informativos son algunas de las principales preocupaciones. Lo mismo ocurre en cada encuentro de periodistas y trabajadores de prensa, enfocados en la sangría de fuentes de empleo y las cada vez más precarias condiciones de trabajo.
La situación económica y laboral de los medios de comunicación en Argentina dibujó un marcado deterioro en los últimos años. En 2018, la televisión abierta sufrió una caída del 47% del encendido en relación al 2014, y la radio un 25% solo en Buenos Aires. La venta de diarios en papel se encuentra en su piso histórico, por debajo de los 800 mil ejemplares diarios en todo el país. Mientras tanto, aumenta el ingreso en portales de noticias y la búsqueda de información a través de redes sociales, donde las empresas aún no logran generar ingresos que compensen las caídas en los medios tradicionales.
Según datos del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), en ese distrito se perdieron más de 2700 empleos en medios entre 2016 y 2018. Más del 50% fueron por despidos directos o cierres de medios, mientras que la parte restante corresponde a retiros voluntarios o jubilaciones anticipadas. Esta última metodología de achique de plantas de trabajadores fue muy utilizada por grandes medios. Los sindicatos creen que a nivel nacional esa cifra supera los 3500.
Los informes del SiPreBA muestran cómo el cambio de gobierno afectó de manera directa la situación de los trabajadores de los medios de comunicación con una ola de cierres provocada por el vaciamiento y cierre de los medios del ex Grupo Veintitrés, uno de los más beneficiados durante los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner.
Sin embargo, los despidos y retiros voluntarios en esos tres años muestran que el Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos (585 despidos y retiros) y Clarín (562 casos, 158 compartidos con La Nación en la Agencia Diarios y Noticias) encabezan el ranking de los grupos de medios con mayor cantidad de despidos.
Detrás de esas empresas se encuentran los grupos de medios más beneficiados con la publicidad oficial del kirchnerismo y la inacción estatal de Ministerio de Trabajo y el ENACOM del macrismo: Grupo Veintitrés (521 trabajadores), Grupo Indalo (268), Electroingeniería (166) y el Grupo Olmos (87).
En Buenos Aires se concentra la mayor cantidad de empresas de medios, pero no es la única ciudad que sufre la crisis. Según datos del Sindicato de Prensa de Rosario, en la ciudad santafecina y sus alrededores se incrementó la precarización y, desde 2018, se perdieron 60 puestos de trabajo bajo la modalidad de “retiros voluntarios” que no fueron ocupados y la oferta laboral se encuentra virtualmente paralizada. Más de la mitad de los retiros se produjeron en el principal medio, La Capital, que pertenece al Grupo América pero se encuentra en proceso de venta.
En Córdoba, en el último año se produjo la pérdida de alrededor de 100 puestos de trabajo, según estimaciones de Círculo Sindical de la Prensa y Comunicación de Córdoba, en su mayoría por retiros voluntarios en La Voz del Interior, del Grupo Clarín (60), y despidos en Télam, Telefé Córdoba y pequeños medios que cerraron.
Empresas, cierres e incumplimientos
La gran cantidad de despidos es resultado del cierre de emisoras de radio, revistas, diarios y reducción de personal en canales de televisión. Las cifras y casos, tomados solamente dentro del mercado de Buenos Aires, sirven para ilustrar un escenario desolador.
La situación económica de las emisoras de radio es crítica. En los últimos tres años, el mercado porteño de radios enfrentó una situación de sucesivos cierres, suspensiones, pagos en cuotas y transferencias. En el rubro de las emisoras de AM, cerró Radio América 1190; Rivadavia 630 está en una situación de quiebra económica; Belgrano 950 salió del aire durante un año hasta que la CNN tomó su programación; El Mundo 1070 fue vaciada y usurpada por un empresario de dudosa procedencia; Del Plata 1030 paga la mitad de los sueldos de los trabajadores; y Radio 10 está intervenida judicialmente por las causas que afrontan sus dueños (Cristóbal López y Fabián De Sousa).
Entre las FM, la crisis económica se expande a Rock and Pop 95.9, Mega 98.3, Vale 97.5, One 103.7 y Pop 101.5. Además, algunas emisoras pasaron de tener una amplia programación con grandes equipos a un modelo de automatización musical como RQP 104.3, ESPN 107.9 o Blue 100.7.
En televisión, las principales cadenas de TV abierta afrontan situaciones complejas. Telefe realizó una decena de despidos en enero de 2019; Canal 9 solicitó a la Secretaría de Trabajo su ingreso al Plan Preventivo de Crisis con una propuesta de despidos y congelamiento salarial a finales de 2018; la Televisión Pública congeló salarios y dejó de producir programación en vivo los fines de semana; en C5N los trabajadores cobran su salario en cuotas; Crónica TV despidió una veintena de trabajadores; y CN23 despidió a toda su planta de trabajadores para transformarse en una señal que renta espacios.
En gráfica, la situación es bastante más grave que en el resto de las industrias: desde 2016, en Página 12 ocurrieron una veintena de despidos, cierre de suplementos e incumplimiento de pago de acuerdos paritarios, además, en marzo de 2019 la empresa comenzó un plan de retiros voluntarios; La Nación y Clarín recurrieron al lanzamiento de sucesivos planes de retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas para desvincular a personal jerárquico y juntos cerraron la agencia de noticias DYN con una pérdida de 96 puestos de trabajo.
Además, Clarín bajo la persiana de su planta de impresión en Buenos Aires con 280 retiros voluntarios. En materia de cierres, desde 2016 dejaron de imprimirse los diarios Tiempo Argentino (sus trabajadores recuperaron el proyecto al transformarlo en un semanario cooperativo), The Buenos Aires Herald, El Argentino, La Razón, Diario Hoy (La Plata) y las revistas Veintitrés, Billiken, El Gráfico y Para Ti, entre otras.
Son los mismos empresarios, dueños de grandes empresas o grupos de empresas de medios, los que “militan” el ajuste. Solo de esa forma se entiende que Guillermo Campanini, jefe de Operaciones de Viacom Argentina (dueña de Telefe), afirme: «Una vez estabilizada la economía se pueden comenzar a discutir los convenios laborales”. O que Daniel Vila, dueño del Grupo América, declare: «Hasta que no se modifiquen los convenios colectivos de trabajo es muy difícil que los medios subsistan”. También que que Hernán Lombardi, titular del SFMyCP, arriesgue públicamente que el marco laboral mediático es “completamente obsoleto frente a los cambios tecnológicos, lo que genera altísimos costos de producción”.
Francisco “Paco” Mármol fue precursor de esa línea argumental cuando, en 2017 y como gerente de las emisoras Rock & Pop y Splendid, afirmó: «Si una radio tiene 100, 120 personas es imposible que sea rentable. Hay que entender que los medios son negocios”.
Causas y nuevos escenarios
El análisis de los nuevos consumos pueden dar algunas claves para explicar la crisis. La televisión abierta sufrió una pérdida de encendido en Buenos Aires del 10% entre 2018 y 2017. Si se la compara con los números de encendido del año 2014, la caída es del 47% (39.1 puntos contra 20.9). En contraposición, las señales de pago mejoraron su participación en el encendido y superan, en conjunto, a la televisión abierta. En el mercado radiofónico los números son similares. Entre 2017 y 2018, el encendido cayó un 10%, mientras una comparación con cifras de 2014 muestra un descenso del 25% solo en Buenos Aires.
Por parte de la prensa, los números también marcan una situación de declive profundo en la tirada impresa. En línea con lo que sucede a nivel mundial, en los últimos 10 años (2007-2017) la circulación neta en papel cayó un 40% (de 1.2 millones de ejemplares a 730 mil). Clarín perdió el 46% de la circulación, La Nación el 19% y Diario Popular el 14%. En este marco, los dos principales diarios lanzaron un sistema de suscripción que arroja números similares en ambas experiencias: mientras Clarín reconoció 120 mil suscriptores en julio de 2018, La Nación hizo lo propio con 113 mil en agosto del mismo año. Muchos de ellos reciben también el diario en papel.
Por otro lado, y en línea con la economía del sector, la facturación de la industria audiovisual de la comunicación (radio y televisión) muestra una variación interanual de 2016 a 2017 del 28% (superior a la inflación) con una recaudación de $23.865 millones (US$ 1.441 millones). Del total de ese dinero un 2,7% es facturado por emisoras (radio y TV) de baja potencia, un 17% corresponde a la industria de la radio, otro tanto a las señales de televisión de pago y el 64,3% a canales de televisión abierta. La venta de espacios publicitarios significa el 85,7% de los ingresos de la industria audiovisual.
En este sentido, es útil revisar la distribución de la torta publicitaria. Según la Cámara Argentina de Agencias de Medios (CAAM), la facturación publicitaria total del año 2017 fue de $30.693 millones (US$ 1.854 mil millones), un 39% más grande que la de 2016. Los principales sectores recaudadores de publicidad son la televisión (41%), internet (24%), la industria gráfica (16%), la vía pública (10%), la radio (8%) y el cine (1%). De acuerdo a los datos de la empresa auditora de publicidad AdCuality, en 2017 las redes sociales capturaron el 25% de la publicidad online mientras los medios informativos digitales se quedaron con el 36%.
Jorge Fontevecchia, dueño y CEO de Editorial Perfil, evaluó el nuevo escenario: «Ahora instauraron un sistema democrático, con un departamento comercial, un departamento administrativo y barcos para llevarse la riqueza; ahora Google y Facebook ni siquiera necesitan barcos, tienen un departamento comercial que se lleva toda la riqueza de Telefe, de La Nación, de Infobae, de Perfil. Es decir, lo único que tiene es un departamento comercial, no produce, y ni siquiera necesitan barcos para llevarse los recursos”.
Otro factor clave para explicar la crisis debe buscarse en la acción del Estado, de los sucesivos gobiernos al mando del Poder Ejecutivo, pero también de los otros dos Poderes (Legislativo y Judicial).
La generación de facilidades para el ingreso de empresarios ligados a distintas actividades económicas a través de flexibilidades regulatorias (o simples incumplimientos al momento de aplicarlas) o de grandes montos de publicidad oficial para sostener medios produjo una tergiversación del mercado que, al momento de cambiar el gobierno y la dirección de esos dineros y favores, produjo una debacle en buena parte del sistema. Por otro lado, la falta de intervención gubernamental y judicial en los conflictos laborales, la ausencia de políticas estatales que garanticen el derecho a contar con fuentes diversas y plurales de información y los incumplimientos de los deberes como licenciatarios de servicios de radiodifusión llevaron a un cuadro general donde los empresarios, pese al cambio de gobierno, siguen con su libre accionar y el hilo se corta por la parte más delgada y débil: los trabajadores.