Confiar en la conducción de la Bonaerense es abrir la puerta de la jaula creyendo que el león se volvió herbívoro. En las últimas décadas, los jefes policiales se especializaron en armar operaciones de prensa y no invirtieron un gramo de su preocupación en desmontar el andamiaje que opera bajo el padrinazgo de algunos jueces federales, servicios de inteligencia y otros resortes del crimen organizado.
La semana pasada, la novedad fue la detención de «Chaki Chan», criado en la calle 300 del Barrio Villegas de Ciudad Evita y señalado a través de los medios de comunicación como «la fuente de todos los males que sufren los vecinos de La Matanza». El joven de 23 años, por cierto, se esforzó en acrecentar la leyenda, aunque luego la realidad enfrió el relato oficial.
SIEMPRE LA MISMA CANCIÓN. A diario, llegan a las casillas de correos electrónicos de los periodistas mensajes del Ministerio de Seguridad provincial con información sobre procedimientos policiales. Se adjuntan fotos y videos filmados con drones. El servicio que brinda la cartera a cargo de Cristian Ritondo es de muy buena calidad. Para ello, invierten buena parte del presupuesto de seguridad. Colocan cámaras de alta definición en cascos de agentes o en los fusiles que portan los miembros del Grupo Halcón que encabezan los allanamientos. La dirección técnica del asunto corre por cuenta de especialistas audiovisuales que contrata el ministerio desde la época de Alejandro Granados. Resulta conmovedor el respeto de Ritondo hacia las estructuras heredadas.
El 21 de marzo, la oficina de prensa de la Bonaerense envió información de carácter urgente. «ÚLTIMO MOMENTO.- LA MATANZA. CAYÓ CHAKI CHAN, PELIGROSO DELINCUENTE DE LA ZONA OESTE ACUSADO DE 16 CRÍMENES Y COMANDAR VIOLENTA BANDA NARCO». «Un hombre de 23 años, conocido como Chaki Chan, en referencia al actor internacional Jackie Chan, que era intensamente buscado por al menos 16 asesinatos y comandar una violenta banda narco en la zona oeste del Gran Buenos Aires, fue detenido anoche por la Policía de la Provincia de Buenos Aires».
Las imágenes mostraban a Nicolás Ezequiel González escoltado por agentes de la Superintendencia de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas y Crimen Organizado de La Matanza, cuando ingresaba a la sede de la calle Alvear en Ramos Mejía. Esa unidad la dirige Claudio Montan, hombre del jefe de Policía Pablo Bressi.
«Se le atribuyen alrededor de 16 homicidios ocurridos en los últimos años en la zona del barrio 21 Enero (N de R: es 22 de enero), Villegas, Puerta de Hierro y San Petersburgo» seguía el mensaje.
La misiva oficial ofreció textuales de los agentes que intervinieron en la promocionada captura del nuevo enemigo social. La verdad, por supuesto, era otra.
«El pibe llegó caminando junto a su abogado Hugo Brizzio. Son increíbles. Venden humo porque detuvieron al súper delincuente y en el libro de Guardia dejaron asentado que se entregó», confió un agente de La Matanza.
Tiempo Argentino contactó a la fiscalía de Drogas a cargo de Marcos Borghi, a quien el joven detenido habría amenazado telefónicamente. «El doctor esta en audiencia y no podrá atenderlo respecto a esta consulta en particular» fue la respuesta de la joven telefonista.
Entonces, los consultados fueron los fiscales de homicidios de La Matanza. «La Policía siempre lo nombra, es cierto. Que mató a uno, que mató al otro. Pero la realidad es que no está involucrado en ningún expediente por homicidio» dijo uno de los fiscales. Ante la repregunta sobre si el «detenido» estaba imputado en, por lo menos, un asesinato, el fiscal de larga experiencia confirmó: «Ni en uno, ni en dos ni en tres. Nada de nada».
A confesión de parte, dicen los jueces, relevo de pruebas.
LA MISMA HISTORIA. El 5 de julio de 2011, Chaki tuvo su pico máximo de audiencia. En vivo y en directo, hablo al país por C5N. Sus interlocutores: Eduardo Feinmann y Paulo Kablan. «Soy un pibito. Tengo 17 años. Lastimo a la gente que lastima a toda la gente. La que vende droga. Soy la cura para todos estos transas, no soy como la Policía que arregla con ellos».
Esa misma tarde fue detenido. Pasó un tiempo en prisión pero ninguno de los 16 homicidios que ya le achacaban en aquel tiempo fue probado y regresó a Villegas.
Su estilo de vida no cambió. En los últimos años, se dedicó a «apretar transas» y aprendió el negocio. Ganó confianza de jugadores más destacados en la liga del narcomenudeo y consiguió mejor equipamiento.
Verlo con fusiles, chalecos antibalas, amenazando vendedores de pasta base y cocaína, se volvió una postal cotidiana de los barrios Villegas de Ciudad Evita y Puerta de Hierro de Isidro Casanova.
Historias sobre Nicolás hay muchas. Los vecinos de Villegas suelen hablar más con periodistas que con policías o fiscales. Piensan que la prensa es aire fresco dentro del circuito del narcomenudeo que cambió sus vidas. La sobremesa de un asado, entonces, resulta mejor que un grabador o una pistola.
«En la 800, apretaba a la Angelita, la ex del poli, Gustavo Silva, detenido por matar a un pibe que reclamaba el nebulizador que el hijo o el nieto de la vieja había robado. Es más, esa boleta contó un vecino de Nicolás- se la querían hacer pagar a él. Cuando el poli fue detenido, Chaki apretó a la vieja, a la familia, a todos. Es muy pillo».
Chaki siempre buscaba aliados para trabajar. Uno de ellos fue «El Gordo Bigote», el falso gendarme que durante una década manejo parte de la venta de drogas en Puerta de Hierro. Bigote fue detenido en febrero junto a su mujer y otros lugartenientes. Chaki y Bigote convivieron algún tiempo en una casa de Virrey del Pino. El joven visitaba Puerta de Hierro para dispersar grupos rivales. El 16 de junio de 2016, un tiroteo vació los pasillos de la villa. Hubo varios heridos, entre ellos una embarazada que finalmente dio a luz en el Hospital Paroissien.
«El líder de la banda que entro a Puerta revelo un joven oficial de la Bonaerense- era Chaki y tenía como objetivo hacerles saber a los transas del fondo que estaba todo mal. La cosa no termino ahí, siguió en el 22 de enero».
Según las fuentes, después de escapar en un Volkswagen Fox, Chaki se tiroteo con Los Pibes de la Maciel, grupo de Gregorio de Laferrere.
El cruce de las avenidas Crovara y Cristiania, une tres localidades: Ciudad Evita, Laferrere e Isidro Casanova. La Policía dice que la zona es conflictiva; los medios de comunicación no entran a los barrios; las fiscalías operan con los agentes de la Brigada de Investigaciones o de Drogas; y así los mitos, como el de Chaki Chan, superan los límites de la realidad. Además sirven para «esclarecer» delitos, como llama la policía a su modo de hacer estadísticas. Luego, en los juicios o en las mismas instrucciones de las causas, la tesis de investigación cae y nadie paga por los muertos.
Otra de las historias que forma parte del imaginario popular ocurrió en agosto de 2015, con la caída de la «Gorda Nelly», vieja estiradora de cocaína que luego camuflaba en estatuillas de toros. De 47 años y boliviana, era la encargada de abastecer a los transas de la zona. Operaba con complicidad policial hasta que la política fue más fuerte y sus relaciones con el exagente de la Bonaerense Roberto Andrés Herrera, de 51 años, la llevaron tras las rejas.
¿Por qué Herrera era tan importante? Porque estaba casado con Vanesa Flores, hija del dirigente político Hector «Toty» Flores, por entonces candidato a vice presidente de Elisa Carrio.
«Como gran parte del Conurbano, el yerno de Toty también ha tenido problemas con las drogas. Pero esto es claramente una venganza del PJ a lo que venimos diciendo en los últimos días. Sólo pedimos a Espinosa y a Scioli que no lo torturen ni lo maten. Este tipo de operaciones del PJ contra nosotros el jueves previo a la elección, es una tradición que respetamos y a la que estamos acostumbrados», dijo Carrio.
«El que manejaba Drogas en aquella época era Bressi. Hizo la operación a pedido de Matzkin. No es que inventan pruebas, las acomodan según sus intenciones. Recaudan, aprietan y voltean. Fijate a quien tiene acá en Drogas: a Montan, que es soldado suyo», señalo un comisario de la zona.
¿Cómo se relaciona Chaki Chan con este caso de corte político?, fácil, gracias al trabajo de la Bonaerense. Ocurre que luego de la captura de Nelly, los grupos operativos locales que perdieron esa fuente de ingresos, chequearon las casas desde donde habían filmado a la boliviana y entregaron el dato de los vecinos involucrados a cambio de dinero. Chaki fue convocado para que truene la respuesta. Y junto a un grupo de compañeros, caminaron hasta la casa de uno de los testigos y, cual cliché de película norteamericana sobre pandillas mexicanas, llenaron de plomos el frente de la vivienda. Esa familia se salvo porque un par de patrulleros acudieron en su ayuda. Los móviles tuvieron que retroceder mientras el pequeño ejército de Chaki avanzaba en abanico. Los jóvenes agentes, criados en esas mismas calles, prefirieron salvar sus vidas y contar la anécdota. Fue gracias a ellos, y no a sus jefes, que la verdad se mantuvo en el tiempo.