«El surgimiento de grupos nazis tiene que ver con las características de Mar del Plata.» El abogado César Sivo, que representa a una de las víctimas, dice que no quiere parecer provocador, que él sabe de lo que habla porque participó del «histórico» veredicto del 20 de diciembre de 2016, que condenó a seis civiles y un militar por crímenes cometidos en la antesala del último golpe cívico-militar.
«Mar del Plata fue en su momento cuna de la CNU (Concentración Nacional Universitaria), que no tardó en ocupar todos los espacios de poder. Tenían las universidades y manejaban la justicia federal. Esta situación de la derecha apropiándose de los puestos más influyentes de la vida política marcó el derrotero de los siguientes 40 años de la ciudad.»
La CNU fue un grupo de ultraderecha nacido a fines de la década de 1960, que funcionó en Buenos Aires, La Plata, Neuquén, Bahía Blanca y Mar del Plata. «El elemento político que inspiraba a los integrantes de la CNU explicó el fallo condenatorio estaba en completa sintonía con la política fomentada por funcionarios estatales que dieron origen a agrupaciones armadas, entre ellas la Triple A, con la finalidad de eliminar ‘subversivos’ u opositores al gobierno.»
«Por un lado teníamos a la CNU manejando la Justicia, y por otro, a las tres fuerzas armadas instaladas en la ciudad. Enseguida aceitaron lazos fuertes y eso se mantuvo en el tiempo. Cuando en el año 2000 empezamos con las causas de lesa humanidad y los juicios por la verdad, asomaron los primeros problemas. Hubo una irrupción de nuevos grupos de derecha que salieron a mostrar los dientes, que nos dicen: ‘Nosotros no nos fuimos, seguimos en Mar del Plata'».
En 2011, con los procesos avanzados y con los primeros condenados, estos grupos de derecha comenzaron a intensificar sus acciones. Por esa época se produjeron pintadas reivindicatorias del accionar criminal de la Armada en el monumento Memoria, Verdad y Justicia, emplazado en la Base Naval, ex centro clandestino de detención y exterminio. Las pintadas estaban firmadas por FONAPA y Memoria Completa. El mismo año también hubo pintadas sobre los Pañuelos Blancos frente a la Catedral, vandalización de las placas en la Plazoleta de los DD HH, y acoso y robo de elementos personales a integrantes de H.I.J.O.S. en la puerta de la Casa de la Memoria.
«En un momento sigue Sivo se juntaron las distintas generaciones con un discurso común, en el que ellos son los que persiguen y nosotros los perseguidos. Ya en 2013, empezaron a avanzar sobre las personas, no se quedaron sólo en las amenazas. Es un derrotero muy similar al del CNU. Por supuesto que en el 2015, con el triunfo de Cambiemos, empezaron a sentir que tienen respaldo político.»
Ese año hubo una sucesión de hechos cada vez más violentos. Por ejemplo, una chica trans denunció que en la calle «fue interceptada por cuatro sujetos armados con palos, entre los que se hallaba Oleksander Lechenko, alias «El Rusito», y que fue golpeada brutalmente.
«Creo que la sociedad de Mar del Plata no ha logrado dimensionar el tema concluye Sivo. Cuando miramos otros momentos de la historia de la ciudad, también se daba esta suerte de ‘vamos a dejarlo ahí’, de subestimar el tema. Esto no es cosa de un grupito de pibes, sino algo en gestación.»
La foto del Rusito y una espiral de ensañamiento
En octubre de 2015, tras la conferencia de prensa convocada por AMADI, una asociación marplatense dedicada a luchar a favor de la igualdad de derechos, Javier «Duque» Moreno, uno de los referentes, fue amenazado en la calle por «La banda del Rusito», como se conocía al grupo comandado por Lechenko. El motivo: haber mostrado en televisión sus fotos luego del brutal ataque a Tamara, una trabajadora sexual del barrio La Perla.
«Mi experiencia con estos grupos se divide en tres etapas: la primera fueron las amenazas; la segunda, los escraches; y la tercera, la violencia física. Todo empezó porque le saqué una foto al Rusito, que estaba en mi bar, y salí a denunciarlo públicamente. Ahí empezó el ensañamiento conmigo, y con mi compañero Juan Martín, a quien le pegaron y terminó en coma», explica.
Para Javier, que prestó su testimonio en el juicio, la presencia de grupos nazis en la ciudad no es nueva. La diferencia, dice, es que en el último tiempo se fueron animando a más.
«Nunca hubo un juicio con estas características, a pesar de que hace más de 15 años que hay grupos neonazis en Mar del Plata. Al principio no tenía esperanzas, pero ahora estoy más optimista con respecto a obtener una condena ejemplar. Ellos son más que un par de loquitos. Es una asociación ilícita que incita a cometer crímenes de odio. Si no los paramos a tiempo, por las características que tienen, no creo que reflexionen y se arrepientan de lo que hicieron», concluye. «