A partir de este cuatrimestre, por decisión unilateral e inconsulta del Rectorado, la Universidad de Buenos Aires es menos inclusiva. El vaciamiento de los Talleres de Semiología del CBC, que ya lleva varios años, recibió su tiro de gracia con el cierre de la mayoría de los últimos cursos obligatorios.
El proceso ya había comenzado hace unos años, en coincidencia con la asunción del actual rector Alberto Barbieri. De manera contradictoria con las afirmaciones acerca del déficit con que llegan los estudiantes en comprensión y producción de textos, producto de la endeble formación en etapas previas, se toma esta decisión, cuyas víctimas directas son los estudiantes y docentes.
A principios del año pasado ya se habían cerrado los talleres en varias sedes del CBC (incluso en la sede San Isidro se eliminó la cátedra completa y se abrió otra de forma irregular). La situación está atravesada por una larga serie de graves anomalías, que van desde la reducción de la carga horaria de la materia (con eliminación de los talleres en varias sedes), la apertura de «cátedras paralelas» de Semiología sin llamado a concurso, el no otorgamiento de suplencias ni reemplazo de docentes en caso de bajas, y la ausencia de procedimientos institucionales, decisiones unilaterales de parte de autoridades sumadas a un constante desgaste, tanto para alumnos como para profesores, generado por la arbitrariedad en la asignación de cursos y horarios.
Mientras que dichos talleres, pioneros en brindar las herramientas necesarias para enfrentar una carrera universitaria, vienen siendo replicados por todas las universidades públicas y privadas del país, las autoridades de la UBA han decidido dejar a los estudiantes de la principal casa de estudios superiores sin este espacio de formación, generando una diferencia a favor de quienes han tenido la oportunidad de recibir una educación secundaria de mayor calidad. Uno de los fines de la reducción de la cantidad de estudiantes tiene como objetivo disminuir el costo de la estructura pedagógica de la universidad.
Con las cátedras de Semiología, 7000 alumnos del CBC recibían talleres de lectura y escritura, lo que equivale a unas 200 rentas de profesores. En 2015 se les sacaron los talleres a unos 2000 estudiantes. Y este cuatrimestre se está viviendo el último coletazo de ese ataque. La sede de Filosofía y Letras, último bastión de los talleres, cuenta apenas con 300 alumnos. «