“(Raúl) Alfonsín había disuelto la Secretaría de Prensa y Difusión. La tuvimos que rearmar, con mucho esfuerzo. Ahí (Carlos) Menem me dice que su idea es privatizar los canales 11 y 13, porque no estábamos en condiciones de sostenerlos. El país estaba en una situación muy difícil, el Banco Central tenía sólo 64 millones de dólares. Los datos eran catastróficos». El médico sanitarista y profesor en Ciencias Sociales Jorge Rachid, actual asesor de la administración bonaerense, fue durante seis meses secretario de Medios del primer gobierno menemista y participó de los entretelones que culminaron con la adjudicación de los canales 13 y 11 a manos privadas. Se resolvió en el turbulento verano de 1990,
«El gabinete no me gustaba. Menem llamó al empresariado que él llamaba nacional. Obviamente, no cerraba ninguna de las ecuaciones que nos proponíamos, pero pensé que era un proceso transitivo hacia la superación de la crisis». No, Menem se había comprometido con esas privatizaciones. «Fundamentalmente con Magnetto”.
Rachid, tras 32 años revela algunos vericuetos de esas gestiones. Por ejemplo, que “teníamos fuertes presiones” que provocaron fuertes enfrentamientos en el gabinete. Por un lado estaba, Roberto José Dromi, ministro de Obras y Servicios Públicos, el adalid de esas movidas. Y por el otro, José Luis Manzano, en Interior: «Quería entregar los canales a los medios internacionales, en especial a Silvio Berlusconi, a través de (Franco) Macri”.
Además, había intereses de Televisa y de Turner. «Fue una etapa muy difícil porque, encima, se habían caído los derechos de televisación del Mundial de Fútbol Italia ’90). Todo el mundo operaba para que les diésemos los canales”. Y en paralelo, Dromi, intentó cerrarlos, «cuando yo estaba en San Luis (armando la secretaría de Prensa a nivel nacional)”. Estalló entonces la gran puja en el gabinete.
Pero, además, en Argentina ya existía un tal Héctor Magnetto. El periodista Abel Maloney era el director artístico del 13, “un hombre claramente identificado con Clarín”, con mayor preponderancia que el mismísimo interventor. “Maloney me llevó a reunirme con Magnetto”. Empezó la discusión: “Pedía determinado tipo de cosas, que yo no estaba dispuesto a dárselas. Como, por ejemplo, echar a todo el personal”. Explica Rachid que la intención del actual CEO del Grupo Clarín, “no era solamente para sacar personal», sino que significaba un ardid «para comprarlo a menor precio. No es lo mismo un canal funcionando que uno sin funcionar. Después, cuando se hizo cargo del 13, llamó a uno por uno a los trabajadores y les pagó tres años de contrato, y se los sacó de encima”.
Y además, en la cuestión entraron a jugar los dirigentes sindicales del rubro. “Once gremios que convoco a mi despacho y a una reunión con Menem. Les digo que los canales no podían ser vaciados. Y Menem se compromete a que, si los canales andaban bien –porque les propongo que les demos la administración económica de los canales a los sindicatos- no los privatizaba. Así se conforma la Comisión Sindical de Medios de Comunicación (Cosimetcos)”.
Mientras, siguió negociando con Magnetto. «Pero estas reuniones destrabaron la situación, e incluso, nos dieron dos o tres meses de ventaja para poder poner en orden los canales y llevar alguna de las alternativas que teníamos en carpeta, como por ejemplo, la estabilidad de todos los trabajadores por 36 meses. Esto fue algo que se cumplió, además de poner en las cláusulas que les metimos a los dos canales, que tenían que producir por los menos una película argentina por año para mover la industria (cinematográfica) nacional. Algo que se ve hoy en la tele o en el cine”.
Pero Menem no cumplió con su palabra, tampoco en esta cuestión. «Hay testigos vivos de todos los gremios que participaron. Nos da la pauta de que ya estaba un proceso en la cabeza de Carlos, que no tenía retroceso. Porque, en esos tres meses que los gremios administraron los canales, pusieron las cuentas en orden, y no hubo que poner plata del Estado”, recuerda.
Asegura que él “para hacer más transparente la licitación», le propuso a Menem («y él aceptó») un Comité de Adjudicación de cuatro miembros, «en el que no estuviésemos ni él ni yo…”. Así fue.
Así despuntaba uno de los emporios televisivos más poderosos y hegemónicos de la región.
“Para vos, el 33 por ciento…”
Las reuniones de gabinete de entonces tenían un nivel de tensión extremo y a la vez verdaderamente allí se gestaron muchos de los negociados de la época. “En una, Manzano me dice: ‘Ya arreglé con Carlos, que acaba de venir de viaje de Italia, con Franco Macri’. Sabían que Canal 13 iba a terminar en manos de Clarín”. Pero agrega un detalle escandaloso: “Plantearon que el Canal 11 vaya para Berlusconi, y que ‘el 33 % de las acciones vayan para vos y para Carlos Menem’. No le digo nada, no me enojo ni nada. Uno no sabe qué puede pasar con este tipo de corrupción. Pero fui a hablar con Menem, que me dice ‘yo no tengo nada que ver’. Como en tantas otras cosas. Menem era mi amigo, tomábamos mate en la pieza de la Casa de Gobierno. No teníamos problema”.
Pero igual decidió salir del gobierno: “Le digo ‘mirá, yo te voy a combatir’… Me ofreció la embajada de Panamá. La rechacé. Fue la última vez que lo vi, delante de Alberto Kohan. Ni quise ir a la asunción de Fernando Niembro, quien me remplazó”.
Remata: “Esta historia sirve para reafirmar, para transmitirle a los más jóvenes, que la política debe tener valores y virtudes y que si no, no sirve para nada”.