El proyecto que habilita la utilización del cannabis para uso medicinal y para su investigación médica y científica recibió dictamen favorable durante un plenario de las comisiones de Salud, Presupuesto y Hacienda y Ciencia y Tecnología del Senado, al que fueron invitados varios especialistas en la materia, y se trataría este miércoles en la primera sesión ordinaria de la Cámara Alta, que podría convertirlo en ley.
La iniciativa establece un marco regulatorio para la investigación médica y científica del uso medicinal, terapéutico y paliativo del dolor de la planta de marihuana. También prevé crear el Programa Nacional para el Estudio y la Investigación del Uso Medicinal de la Planta de Cannabis, y que el Ministerio de Salud garantice el aprovisionamiento de los insumos necesarios, ya sea mediante la importación de aceite de cannabis a través de la ANMAT o impulsando la producción pública por parte del Estado nacional, para lo que autoriza al Conicet y al INTA el cultivo de cannabis.
Esta ley de cobertura social garantizada es un excelente primer paso para poder estar al lado de los que menos acceso tienen a este tipo de drogas, dijo durante la sesión plenaria el doctor Martín Sivori, especialista en Clínica Médica y Neumonología del Hospital Ramos Mejía, docente de la UBA y papá de Joaquín, un chico con epilepsia.
La doctora Silvia Kochen, directora del laboratorio de neurociencia de CAMEDA (Cannabis Medicinal Argentina) e investigadora del CONICET, explicó a los legisladores que estamos observando, con las limitaciones importantes que tenemos, que del 45% al 50% de los pacientes que están usando cannabis, responden a favorablemente, y esto significa que disminuye la frecuencia de sus crisis.
Por su parte, Valeria Salech, presidenta de la asociación civil Mamá Cultiva, la fundación sin fines de lucro que tiene por objeto agrupar a madres de pacientes que necesitan tratarse con aceite de cannabis, aseguró que la investigación en el marco de la legalidad es fundamental y que la comunidad científica está esperando el sí del Congreso» para poder ayudarlas.
Si las madres estamos acá es porque nuestros hijos no tienen voz pero los que ponen el cuerpo son ellos. Hoy las mamás podemos hacer algo por nuestros hijos: podemos calmar su dolor, no nos quiten eso», dice Soraya Chisu, mamá de Katrina, una nena de 10 años diagnosticada con encefalopatía crónica no evolutiva y epilepsia refractaria que logró controlar las convulsiones con el aceite de cannabis.
La iniciativa, sin embargo, no incluye la cuestión del autocultivo. Desireé Macrini, referente del Frente de Organizaciones Cannábicas Argentina e integrante de la Campaña por la Despenalización del Cannabis Medicinal (CADECAM), reclamó la legalización del autocultivo y recordó el caso de Adriana Funaro, una madre cultivadora detenida por la Policía bonaerense y que hoy cumple prisión domiciliaria.
«En mi lugar debería estar exponiendo acá Adriana, que hoy está presa», dijo Macrini, y agregó: «Además de tener la enfermedad y su montaña de síntomas, muchos viven con miedo a que los allanen como si fueran narcos. Aquí hay dos bienes jurídicos que deben ser protegidos: el derecho a la salud integral y la libertad individual. Si nos van a allanar reventándonos la puerta por cultivar, no estamos entonces respetando la libertad individual».
No obstante, Salech consideró que «este marco de protección implica un avance sustancial respecto de la ley actual: rompe con la inercia prohibicionista y es el escalón a partir del cual será posible seguir luchando por leyes que regulen el autocultivo y el cultivo solidario y colectivo, sin perseguir ni criminalizar a los cultivadores».