A un mes de la implementación de las restricciones a la nocturnidad y a tres semanas del endurecimiento de las medidas, los efectos ya se reflejan en las curvas de contagios de Covid– 9. La menor movilidad se tradujo en un descenso de los contagios, pero especialistas advierten que esa variable ya alcanzó su tope. Mientras que otra, la presencialidad en las escuelas, parece ser la única que explica la diferencia al interior del AMBA: una caída de casos más pronunciada en el territorio bonaerense comparada al porteño.
“El uso de la tarjeta Sube bajó durante tres semanas y la semana pasada se estabilizó. Lo que se podía bajar por movilidad de personas, ya bajó”, alerta Jorge Aliaga, físico y Secretario de Planeamiento y Evaluación Institucional en la Universidad de Hurlingham. Y agrega una diferencia cuando se mira el detalle entre Ciudad y Provincia: los contagios por edad. Allí entra en juego la única variable diferente entre lo que implementó cada distrito del AMBA: la presencialidad escolar, vigente en CABA y en el interior bonaerense, pero no en el Conurbano.
Así, explica el especialista, en CABA “hay una baja bastante grande en el grupo 18-29 años. La explicación más razonable es el cierre nocturno. Salen menos, hay menos contagios”. En el grupo de 30-60 años no hubo demasiados cambios y en la franja que incluye a la infancia “hay una suba en primaria”. Las tendencias se repitieron en el análisis del AMBA sin CABA, excepto en el último bloque, donde la baja en el GBA se dio también en edades de nivel primario. “El resto de la Provincia es más parecido a lo que pasó en CABA y ahí están con clases presenciales”, analiza.
Los datos coinciden con los compartidos por el analista Martín Barrionuevo en redes: “La moderación de casos con el primer DNU se dio de manera muy similar, con el segundo la reducción del Gran Buenos Aires es mayor”. Añadió: “es probable ver que las curvas vayan confluyendo en el tiempo pero en el análisis del impacto inicial de las medidas no caben dudas respecto a las distintas velocidades de reducción”.
En las últimas tres semanas, CABA pasó de registrar un promedio de 3049 casos, a 2845, y la última semana bajó a 2301. En Provincia pasaron de 11.798 contagios promedio a 10.286, y por último 9037. “Tras las primeras medidas restrictivas que se anunciaron el 7 de abril se ve una disminución de la velocidad de contagios a partir del 10. Eso tiene sentido porque en general el tiempo entre infección e inicio de síntomas está entre tres y cuatro días. Y lo que afecta es el anuncio y no la entrada en vigencia de las medidas, que fue el 9”, repasa el bioquímico y bioinformático del Conicet Rodrigo Quiroga. “Después, con las medidas que se anunciaron el 14 –las restricciones nocturnas entraron en vigencia el 16 y la virtualidad en el AMBA, el 19- los primeros efectos los vemos a partir del 20: una disminución significativa. A partir del 22 vemos una disminución mayor en el Conurbano y esto coincidiría con el primer día en que se diferencia Conurbano de CABA y del interior de la Provincia: sin presencialidad, en el Conurbano los casos disminuyen más rápido”, acota.
Los cambios, advierten los intensivistas, no llegaron aún a las terapias intensivas (ni a las cifras de fallecidos, récord esta semana), donde sigue el riesgo de colapso. “En la terapia los cambios se ven con el tiempo. Cuando hubo aumento de casos, las terapias se empezaron a llenar a los 15 días. Los pacientes internados comienzan a tener insuficiencia respiratoria a los 10 días y a los 15 hay que ventilarlos. Ahora se están amesetando los casos, pero las terapias siguen llenas”, advierte Carina Balasini, médica de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI). De acuerdo al último informe de la entidad, la ocupación de UTI en el AMBA se ubica en el 96%: “El 60% de las terapias que participaron de la encuesta no tenían ni una cama la semana pasada”, advirtieron.
Advertencia
La intensivista Carina Balasini encendió una luz de alarma para las terapias, pese a la baja de contagios (sobre todo teniendo en cuenta que los números de infectados hoy impactan en las camas en una semana): en mayo y junio suelen crecer los casos de gripe. “El año pasado casi no hubo porque la gente estaba en su casa. Ahora no, y además la vacuna de la gripe mucha gente no se la da porque está esperando la del Covid 19. Sin coronavirus ya a veces las terapias se llenaban por gripes y neumonías. Tiene un montón de incidencia en las terapias”.