Quien haya visitado Azul, en el centro bonaerense, habrá quedado impactado por esas obras tan particulares que se destacan en plena llanura pampeana, como son la fachada monumental del cementerio, la plaza central o un viejo matadero a escasos kilómetros de Ruta 3. Todas con un mismo autor: el arquitecto ítalo–argentino Francisco Salamone. Constructor de 70 edificios en veinticinco municipios del interior de la provincia hace casi 90 años. Al verlos las preguntas salen solas: ¿cómo los pensó? ¿cómo los habrá dibujado? ¿qué tuvo en cuenta al crearlos? Algunos de estos interrogantes podrán empezar a saldarse tras haberse encontrado en las últimas horas los 25 planos originales de esas tres obras. Lo curioso es cómo ocurrió.
Expurgo. La palabra ya suena fea y anticuada, pero existe una Comisión en Azul que lleva ese término y que se encarga de «desechar» material «inservible» del Archivo Municipal. Se reúne cada cierto tiempo, sin embargo esta vez –ante un Archivo descuidado y con antecedentes de poco control de lo que se tiraba–, la oposición pidió ser partícipe activa del proceso. Durante esa depuración del archivo municipal fue que uno de los representantes del Concejo Deliberante, el edil Juan Louge (del partido vecinalista Podemos Azul) dio con una caja que contenía en su interior 25 planos originales del arquitecto Francisco Salamone.
Se trata de documentación histórica sobre tres sitios que construyó para el Municipio de Azul en la década del ’30 por pedido del entonces gobernador Manuel Fresco: la Plaza San Martín con sus baldosas zigzagueantes y sus farolas art decó, el Matadero municipal con sus 18 metros de largo y la torre en forma de cuchilla, y el Cementerio Municipal con su ángel exterminador gigante.
«La Comisión de Expurgo somos dos concejales nombrados por la presidenta del Concejo para constatar cuando hay que vaciar el archivo de cosas que tienen muchos años que en teoría ya no vale la pena cuidarlas –cuenta Louge a Tiempo–. A raíz de eso dijimos: ‘aparten las cajas con lo que consideren que está para purgar o tirar’. Se llevaron a un cuarto aparte y abrimos caja por caja. Había licitaciones, encontrás habilitaciones de comercios de los años ’40 hasta el 2000, que es la fecha hasta donde teníamos que evaluar».
Y continúa: «vamos apartando lo que nos parece que puede tener valor para la ciudad como puede ser la habilitación de un comercio histórico; y en eso veo una carpeta atada con un hilo, cuando la miro veo la carátula y decía que eran las cosas de Salamone. La abro y me doy cuenta que eran los planos. Automáticamente le digo a otra chica, trabajadora municipal, que estaba revisando otra caja y que había trabajado en el patrimonio: prácticamente se le llenaron los ojos de lágrimas al leerlo. Ahí fui tomando conciencia de lo que habíamos encontrado. Y dijimos: ‘Esto tratemos de tocarlo lo menos posible'».
Descubrieron que cada plano tenía su número. Del 1 al 7 están dedicados a cuestiones arquitectónicas de la plaza (vista aérea, electricidad y riego, base monumento, columnas y bancos, columnas de alumbrado, pérgola y jarrones); del 8 al 14 son los del cementerio (frente y cortes, entrada, nichos, fachada, galería, plano de obras sanitarias, carpintería y herrería); y luego hasta el 25 son del Matadero, que incluyen modelo horno e incinerador de basura. Joyas patrimoniales, ideales para fanáticos y estudiosos de la arquitectura.
«Fue un hecho fortuito porque ha estado 86 años una carpeta en un archivo que nadie sabía, que nadie había visto, podría haberse mojado o comido por las ratas, y están conservados en perfecto estado. Por suerte se hizo trabajo a conciencia», destaca Louge.
Rápidamente el intendente Hernán Bertellys (Juntos por el Cambio) salió a vanagloriarse del hallazgo que en realidad no lo deja muy bien parado, teniendo en cuenta que si en la última reunión de la Comisión no se percataban de la presencia de esa caja, iba a tirarse: “he recibido y pondremos a resguardo material original del arquitecto Francisco Salamone, patrimonio muy importante que dan cuenta del valor histórico y patrimonial para el partido de Azul y la provincia de Buenos Aires”, sostuvo.
Según informaron, por ahora la custodia queda bajo responsabilidad del Intendente Municipal y según el acta firmada durante el hallazgo será tarea de la Comisión de Expurgo, en conjunto con el jefe comunal, resolver donde se preservarán de manera definitiva.
“Paso siguiente al resguardo correspondiente de este material tan importante, vamos a proceder a la digitalización para que esté a disposición de turistas y profesionales que deseen obtener más información al respecto”, acotó el mandatario comunal.
La obra monumental de Salamone
El arquitecto nacido en Sicilia construyó en tiempo récord más de 70 obras monumentales entre 1936 y 1940.
Mataderos, municipios, entradas de cementerios. producción, administración y muerte. Allí se centraría la mayor parte del trabajo del ingeniero y arquitecto Francisco Salamone que, en plena «Década Infame», bajo la gestión del conservador filo-fascista Manuel Fresco, le dio vida a una serie de edificaciones propias del film Metrópolis de Fritz Lang, de un estilo híbrido único (una cruza entre art déco , futurismo italiano, constructivismo ruso, funcionalismo, expresionismo alemán, neo colonial y la arquitectura fascista, algunos hasta encuentran elementos del arte egipcio o la Bauhaus) y rodeadas de enigmas y datos llamativos.
En la geografía rural que rodea a distritos como Azul, Laprida, Pringles, Carhué, Guaminí, Gonzáles Chavez o Saldungaray, sobresalen moles grises elefantiásicas que rebanan la serenidad horizontal de la pampa como un cuchillo. «Esta arquitectura monumental rompe con los cánones establecidos de belleza y cultura de la época –afirmó a este diario tiempo atrás Carlos Fortunato, arquitecto estudioso de la obra del italiano–. Generando una nueva identidad urbana, coherente con el pensamiento imperante en los ’30 y ’40, de la grandilocuencia con que se quería revestir la arquitectura oficial».
Desde el Centro de Investigaciones Territoriales y Ambientales Bonaerenses (CITAB) sostuvieron en su momento que Francisco Salamone fue creador de un «estilo», difícil de encuadrar en otro estilo: “el interés y singularidad de su obra, imposible de describirla estilísticamente, reside en la combinación de art decó, futurismo, funcionalismo con escala monumental materializado en hormigón armado, material innovador para la época que le permitió concretar sus formas y conquistar alturas con sus torres. Usaba revoques lisos y blancos, utilizaba granito de canteras de la zona para los pisos, aberturas metálicas, metales cromados y opalinas para las luminarias”.
La escritora y periodista Mariana Enríquez describe la fachada del Cementerio de Azul —custodiada por un inmenso ángel exterminador de hormigón armado macizo abrigado por las letras RIP en imponente mayúscula de más de veinte metros de altura— en su libro Alguien camina sobre tu tumba: «El Ángel no da ninguna idea tranquilizadora sobre la muerte, no es una imagen de alivio ni de pasaje, sino un juez severo, como una deidad egipcia dispuesta a arrancar y pesar un corazón. Es una aparición inesperada que no tiene nada que ver con el barrio, que no se anuncia, que parece depositada ahí, abandonada, como un artefacto de otro mundo».
Alberto de Florida
13 April 2023 - 20:15
Maravillosa obra, tuve oportunidad hace pocos años de estar de pie frente al ángel guardián del cementerio y es imponente. Noté que la punta de la espada estaba rota y se apreciaba la estructura de metal interna. Sería una pena no repararla y evitar así que el centenario de la obra la encuentre en todo su esplendor. Un abrazo