Según los reportes diarios de la cartera sanitaria porteña, al 29 de marzo había en la Ciudad de Buenos Aires 142 personas internadas en Unidades de Terapia Intensiva (UTI) con diagnóstico o sospecha de Covid-19 sobre 450 camas disponibles, mientras que en el parte de hoy los casos graves ascendían a 179.
En los partidos bonaerenses que conforman el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), los internados con coronavirus o sospechosos que requerían cuidados intensivos al 30 de marzo eran 671 sobre 2.912 camas disponibles, mientras que al 3 de abril llegaban a 788.
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Según el último reporte nacional, el nivel de ocupación por toda patología (con o sin Covid-19) en AMBA se encuentra en el 62%; en tanto que en un relevamiento informal que realizó Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), en algunos centros de salud la ocupación promedio es del 80%.
“Este porcentaje es mayor en el sector privado que público y contempla a todas las patologías”, describió a Télam Guillermo Chiappero, vicepresidente de la SATI y enfatizó que esta encuesta «no incluye todos los centros de salud, por lo que es apenas un muestreo de lo que pasa en algunos lugares”.
Chiappero sostuvo que “en estos porcentajes, el número de ‘pacientes Covid’ todavía es bajo; si las UTI están llenas es porque se están atendiendo otras patologías que quedaron postergadas durante la primera ola de la pandemia”.
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El intensivista señaló que “frente a esta segunda ola, se están evaluando dos estrategias: por un lado, postergar las cirugías que son programadas y por el otro recuperar las camas de contingencia de UTI que se habían instalado el año pasado y después de la primera ola se desarmaron”.
En el Hospital de Clínicas, por ejemplo, antes de la pandemia había 25 camas de terapia intensiva; durante el año pasado llegaron a 82 camas y finalizada la primera ola quedaron en 50, las cuales hoy tienen casi todas ocupadas, aunque sólo 8 de personas con coronavirus.
“Tenemos un alto nivel de ocupación que no es por pacientes con Covid-19, pero las terapias están llenas por la atención de las otras patologías que durante la primera ola de la pandemia estuvieron un poco desatendidas; entonces una vez que los casos bajaron, tuvimos un flujo alto de atención a otras enfermedades», sostuvo por su parte Marcelo Melo, director del Clínicas.
Y continuó: “Esta semana nos vamos a reunir con el Comité de Crisis y, de cara al aumento de contagios reportados, seguramente vamos a cortar las cirugías programadas que requieren cuidados intensivos para comenzar a vaciar las terapias”.
Sobre la posibilidad de aumentar nuevamente a 82 las camas, Melo recordó que “el problema que se presenta con esta pandemia es que el recurso humano es limitado; el año pasado lo que hicimos en el Clínicas fue formar a otras especialidades en cuidados intensivos, por ejemplo, a los cirujanos, o bien a los intensivistas de niños capacitarlos en atención de adultos para poder cubrir esas camas adicionales”.
En el mismo sentido, Chiappero recordó que “si bien la posibilidad de aumentar el número de camas existe, tal como explicamos todo el año pasado, los intensivistas son pocos de por sí, se enfermaron, y todo el personal de UTI está agotado porque no ha tenido descanso entre ola y ola”.
“Esto hace que el margen de error involuntario aumente; por eso no sólo se deben pensar en la cantidad de camas o respiradores, hay que pensar quiénes las podrán atender”, indicó.
Sobre las características de quienes están ingresando en terapia intensiva, Chiappero observó “estamos viendo pacientes más jóvenes, el año pasado teníamos pacientes arriba de 60 años con comorbilidades; hoy tenemos menores de 50 y sin comorbilidades con mala evolución”.
“Esto lo relacionamos con el aumento de casos en esa franja etaria, es decir, tenemos muchos casos en población joven y sabemos que un 5% puede evolucionar mal y un 2% necesitar respirador; entonces aunque el porcentaje es bajo, si los casos son muchos terminan siendo un número importante el que llega a UTI”, señaló.
Para el bioinformático e investigador del Conicet Rodrigo Quiroga “es esperable un aumento de pacientes con coronavirus en las terapias intensivas que se dan como mínimo entre una y dos semanas después de que aumentan los casos por dos factores: el primero porque es el tiempo en que tarda en agravarse el cuadro”.
“Y el segundo -continuó- porque los primeros en contagiarse son los más expuestos, es decir, la población joven que circula. Hoy esa franja va de las 12 a los 59 años, que son quienes tienen mayor interacción social. Después van contagiando a convivientes o familiares que son los más vulnerables”.
En relación a cómo se enfrenta desde las UTI esta segunda ola, Melo sostuvo que “el año pasado no sabíamos cómo tratar a los pacientes; hoy tenemos mucha más información y experiencia y, aunque tampoco surgieron muchos tratamientos más que los corticoides y el plasma para etapas tempranas, el personal está mucho más entrenado”.
“Otra diferencia notable -continuó- es que todo el personal está vacunado, esto hace que se trabaje mucho más tranquilo”.
En la misma línea Chiappero describió que “médicos, enfermeros, kinesiólogos, bioquímicos, es decir, todo el personal de terapia intensiva de alguna manera hemos aprendido el manejo de la enfermedad”.
“Por otra parte -sostuvo- la vacunación es un alivio porque el personal de salud sabe que si se contagia, no va a tener una enfermedad mortal”.
No obstante, a nivel de la población, Chiappero observó que “el advenimiento de la vacuna, sumado a la apertura de actividades, produjo una relajación muy fuerte de los cuidados individuales”.
“Las personas se juntan, se sacan el barbijo, no mantienen la distancia, y esto es esencial que se recupere, porque si los casos siguen creciendo a este nivel explosivo no habrá sistema de salud que aguante”, indicó el vicepresidente de la SATI.
Finalmente, Melo señaló que “otra cosa que hemos aprendido en la pandemia es que hay que ir día a día; no obstante, sí sabemos que si los casos siguen aumentando vamos a tener más internaciones y de esto depende que resista o no el sistema de salud, por eso es tan importante que cada persona haga su parte y sostenga los cuidados”, concluyó.