Lo que recorre estos días el barrio porteño de Almagro no tiene nada de fantasmal. Cuatro centros culturales –pertenecientes a organizaciones sociales y políticas– fueron atacados por grupos organizados que repitieron el mismo patrón de amenazas. Pintadas con aerosol que decían, entre otras cosas, “Fuera feminazis” o “Chorros K”. Desde mayo de 2020, la Comuna 5 acumula al menos doce ataques a centros culturales, a unidades básicas y a varios colegios que, en algunos casos, incluyeron explosiones de bombas molotov, intentos de incendio y rotura de instalaciones. A pesar de las cámaras de seguridad y del patrulleo constante de la Policía de la Ciudad, todavía no hay ningún detenido por los casos de vandalismo. En tanto, el último miércoles la misma policía detuvo a un grupo de militantes que realizaban pintadas sobre la avenida Díaz Vélez por el 45° aniversario de La Noche de los Lápices.
Las paredes del Centro Cultural La Casa de Teresa, en Francisco Acuña de Figueroa y Humahuaca, convocan a la unidad latinoamericana. Evocan la revolución cubana. Al Che Guevara. Al Partido Comunista. A Teresa Israel, detenida desaparecida por la última dictadura militar. Teresa tenía 25 años y militaba en la FED cuando la secuestró una patota. En el mural que la recuerda sobre Acuña de Figueroa, un aerosol rojo dice: “Para todes el pan, para todes la belleza, para todes todo”.
El sábado 11 de septiembre, alguien, –o algunos, eso todavía no está claro– tapó la frase con un aerosol en negro para escribir “genocidas”. Fue la última agresión de una historia recurrente pero que se aceleró a partir del 8 de mayo de 2020, en plena cuarentena, cuando sintetizaron la amenaza con una pintada: “Videla”. Comenzaba una escalada de violencia por toda la comuna en la que intervino –sin resultados– la Fiscalía 20 a cargo de Juan Ernesto Rozas (ver aparte).
“Estamos preocupados porque no suceden solo en un contexto electoral sino que vienen del año pasado. Y no son sectores marginales, nostálgicos de la dictadura, sino que empiezan a tener representación electoral y están calando en los jóvenes con un discurso de odio. Por eso es importante que sigamos dando la disputa sobre qué fue lo que pasó en la dictadura pero también sobre la sociedad que queremos construir”, dice a Tiempo Roberto, militante de la Casa de Teresa.
El viernes 27 de agosto de este año, el Centro Cultural Esquina Rebelde, ubicado en Tucumán y Gallo y vinculado a la organización Marabunta, sufrió un ataque similar. Cuando una militante llegó al local para comenzar una jornada de actividades se encontró con un mensaje en la vereda que decía: “Fuera feminazis”.
Florencia, militante de Esquina Rebelde, cuenta a este diario: “Estamos muy shockeades porque estamos en el barrio desde 2016 y nunca habíamos recibido una agresión fascista de estas características”. Como en el caso del Teresa, las cámaras de la zona tampoco funcionaban o justo no daban con el ángulo de alcance. Al sábado siguiente, la organización realizó una jornada de repudio. Convocaron a los vecinos, hicieron una radio abierta e intervinieron la pintada para transformar la frase de la amenaza en “Fuerza feminista”. El lunes se encontraron con una nueva agresión. Habían vuelto a pintar la misma amenaza, exactamente debajo de la anterior.
“Nos hace pensar que son personas organizadas que siguen nuestra actividad; y por el tipo de agresiones son grupos ligados a la ultraderecha, los que hoy representa (Javier) Milei y que tienen una cuestión exacerbada de odio”, dice Florencia.
En ambos casos, los militantes coinciden en la inutilidad de realizar las denuncias en las comisarías de la zona. De todas maneras, los comisarios están al tanto de la situación. Así lo explica Hernán Gorreta, comunero del Frente de Todos: “Expresamos nuestras preocupaciones durante las reuniones de junta cuando sucedieron los hechos del año pasado. Y con los comisarios tenemos reuniones todos los meses y les planteamos las preocupaciones por los ataques y por el hecho de que no haya ningún detenido”.
A cuatro cuadras de Esquina Rebelde y en la misma fecha –entre el 29 de agosto y el 3 de septiembre–, el Espacio Mayo y la Casa del Frente Movemos también recibieron amenazas con pintadas que decían “chorros K” y “chorros” a secas. En ambos casos se cursaron denuncias por vandalismo al Ministerio Público Fiscal de la Ciudad.
Un local de Nueva Mayoría, ubicado en México y Quintino Bocayuva, había sufrido un ataque más violento el 23 de abril pasado, cuando una patota de desconocidos le rompió los vidrios.
Hoy, los espacios políticos y culturales agrupados en la Red Almagro se encuentran en estado de alerta. Y los militantes de Movemos que el miércoles pintaron recordatorios de la Noche de los Lápices fueron liberados luego de la intervención de los comuneros del Frente de Todos.
Antecedentes oscuros en el barrio
En mayo de 2020, destruyeron las baldosas de la Memoria en las puertas del
Comercial 25, el Comercial 8 y el Normal 7, donde tacharon el mural que recuerda
a los estudiantes desaparecidos del colegio, entre ellos Teresa Israel. En la pared del
Polideportivo escribieron “zurdos”; y pintaron “Videla” en la pared de la Casa de Teresa.
La familia de Teresa Israel elevó una denuncia a la Fiscalía 20: la causa se cerró, no se identificaron sospechosos.
También intentaron incendiar el local del Partido Obrero sobre la avenida Díaz Vélez, y arrojaron una bomba molotov al local de FORJA.
A fines de 2020, la Unidad Básica CFK del vecino barrio de Boedo sufrió la rotura de vidrios.