La decisión de la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), dependiente del Ministerio de Transporte de la Nación, de trasladar el Centro de Control Aéreo Comodoro Rivadavia de la ciudad patagónica a Córdoba, en diciembre próximo, no sólo afectaría la continuidad laboral de las 35 personas que trabajan en ese organismo, sino que supone el riesgo de perder el control de la soberanía en el Atlántico Sur desde un punto de vista geopolítico y geoestratégico.
Y aunque fuentes oficiales aseguran que la decisión se debe al tipo de equipamiento empleado para contactarse con los vuelos que utilizan esas rutas del Atlántico Sur (en Comodoro las comunicaciones son mediante la utilización de equipos HF y en Córdoba podría ser con fibra óptica), la vigilancia del espacio aéreo de la zona antártica y las Islas Malvinas perdería efectividad.
Según consignó el portal web El Patagónico, cuya fuente pidió resguardar su identidad, el proyecto que pretende implementar la EANA tiene previsto que el control aéreo se haga de la misma manera que ahora, pero se sabe que esto no es posible, sobre todo por las comunicaciones. Luego, la fuente amplió: Lo problemático es cuando se cortan las comunicaciones: desde Comodoro se pueden restablecer más rápido mientras que en Córdoba sería más difícil porque allí tienen complicaciones permanentemente y todo depende de la comunicación que uno tenga con el piloto. No hay ninguna garantía de que se pueda realizar desde un lugar tan lejano. En Comodoro, cuando tenés problemas con las comunicaciones, se utiliza otro equipo HF que en Córdoba no usan porque tampoco pueden tener un alcance tan alejado.
En diálogo con Tiempo, el licenciado en ciencia política y especialista en geopolítica suramericana, Carlos Pereyra Mele, explicó algunas de las consecuencias que podría acarrear la efectivización de ese traslado. En Comodoro Rivadavia está el control de tránsito aéreo. Desde allí se monitorean los vuelos civiles de todo el Atlántico Sur hasta un punto intermedio entre Argentina y Sudáfrica, pero a la altura de la Patagonia. Ese control de tránsito aéreo se trasladaría a Córdoba, lo que demuestra que desde lo geopolítico no tenemos plan estratégico sobre qué hacer con el tema Malvinas, Atlántico Sur y Antártida.
Pereyra Mele también destacó que nada sobre la Patagonia debe analizarse desde lo económico porque no cierra ninguna ecuación en esa dirección, y en ese sentido expresó que es necesario ver esta situación como nuestra proyección continental hacia el mar, porque además es nuestra proyección sobre el nuevo continente a explotar. Y finalmente alertó: La Antártida será un lugar de conflicto por su explotación y aquí tenemos cero programas de qué hacer.
En consonancia con Pereyra Mele, la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA) se pronunció en rechazo a esta decisión a la que consideró inconsulta y arbitraria y emitió un comunicado en el que asegura que el traslado del Centro de Control Aéreo originará daños laborales y económicos irremediables para sus trabajadores y lesionará nuestra soberanía, como nuestro desarrollo geoestratégico en la Patagonia, Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur.
Dicho centro no solo supervisa y vigila el tránsito aéreo sino que, además, constituye una presencia que demuestra el ejercicio de nuestra soberanía en esta tan amplia y sensible zona del territorio aéreo, continental y marítimo argentino, agregó el comunicado.
Fuentes de trabajo en riesgo
El traslado de la base, que tiene jurisdicción desde Bahía Blanca a Islas Malvinas, afectaría de manera directa a 35 trabajadores y a sus familias, que deberán optar entre dejar su fuente laboral, ser transferidos a la Torre de Control o mudarse a Córdoba.
En esa línea también se expresó la APTA: En el plano profesional y laboral esta decisión ha generado una gran incertidumbre en los trabajadores del Centro Comodoro Rivadavia en particular, pero también a los integrantes de los Servicios de Navegación Aérea de la Argentina, dado el grave precedente que establecería el cierre del Centro. Los trabajadores estarán obligados para mantener su continuidad laboral y su carrera profesional a desarraigarse con toda su familia o a hacerlo ellos solos que es aún peor. Caso contrario, deberán realizar tareas que no han elegido y carecen de vocación, en la que no se han capacitado y en las que no poseen experiencia alguna.
Según se supo, la EANA les propuso a los trabajadores tres alternativas: trasladarse a Córdoba, donde deberán pagarse el alquiler (con una indemnización de 150 mil pesos); desvincularse de la empresa o ser trasladados a la Torre de Control del Aeropuerto Internacional General Enrique Mosconi, donde habría personal excedente. Todas estas propuestas fueron rechazadas por los empleados que sostienen que con el traslado se está violando el Convenio Colectivo de Trabajo que garantiza su estabilidad laboral. Además, la semana pasada, el senador nacional Alfredo Luenzo presentó un pedido de informe al Poder Ejecutivo Nacional y los trabajadores esperan la intervención del gobernador de Chubut, Mario Das Neves.