Este jueves la ciencia nacional sumó un nuevo logro: la profesora Celeste Saulo, titular del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), fue elegida en Ginebra como Secretaria General de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), para el trienio 2024-2027, «con un amplio apoyo de la comunidad internacional», según destacó Cancillería. Es la primera mujer y representante de Latinoamérica en ocupar la mayor posición en el organismo de la ONU dedicado al tiempo, al clima y al agua.
La candidatura fue impulsada por el gobierno argentino en junio de 2022. El canciller Santiago Cafiero destacó que “para la Argentina, la candidatura es estratégica, importante y relevante en la historia de nuestro país; así lo determina la inversión que se ha hecho, y la persona de Celeste, que nos inspira toda la confianza”.
Y agregó que la candidata posee “el profesionalismo adecuado y una visión con respecto a la temática, una visión general e integral, que también viene de una mujer: la única candidata mujer y latinoamericana con una mirada del sur global”.
Saulo y la modernización del Servicio Meteorológico
Saulo es Doctora en Ciencias de la Atmósfera y desde 2014 dirige el SMN. Hace apenas semanas, a principios de mayo, recibió el Premio Konex en el área de Ciencias de la Tierra y la Atmósfera. “Este premio me llena de orgullo y me siento profundamente agradecida. Además, sabiendo que evaluaron los últimos 10 años de mi carrera, de los cuales 8 estuve al frente del Servicio Meteorológico Nacional, siento que la labor en este rol fue reconocida por el Gran Jurado –apuntó en ese momento–. Quiere decir que el SMN está tomando protagonismo en el área científica, algo que yo en lo personal me propuse cuando acepté conducir el organismo, vincularlo más fuertemente con su raíz científico tecnológica, para lo cual fue fundado”.
Al frente del SMN viene liderando una modernización institucional que incluye una nueva sede central, la incorporación de supercomputadoras para el cálculo de modelos numéricos, un nuevo sistema de pronóstico, un nuevo sistema de alerta temprana, y nuevas plataformas digitales, tanto en web como en aplicaciones.
Además, colabora en diversos programas científicos de la Organización Meteorológica Mundial desde hace más de 15 años. En 2014 se convirtió en representante permanente de Argentina ante la OMM. En abril de 2018 fue electa vicepresidenta segunda de la OMM y en junio de 2019 se convirtió en vicepresidenta primera. Desde ese rol, presidió la Junta de Investigación de la OMM.
A mitad de diciembre del año pasado el organismo nacional que preside anunció la adquisición de una supercomputadora que vale 885 millones de pesos y que funcionará en el Servicio Meteorológico Nacional. La confeccionó la empresa Lenovo y será la 82° más potente del mundo, supera por 40 veces a la computadora más poderosa instalada hoy en el país. Servirá para cómputos, entre otras operaciones.
Saulo destacó que «en principio esta supercomputadora va a estar al servicio de todo el sector científico-tecnológico, y lo importante de esto es que va a permitir aumentar las capacidades que tiene el país en general, y del SMN en particular, para hacer ciencia, para hacer experimentos numéricos que en nuestro caso son muy costosos computacionalmente y que no podemos realizarlos hoy con el sistema de cómputos que poseemos porque el nuestro está dedicado con exclusividad a la ejecución del sistema de pronóstico del tiempo. A su vez nos va a dar un sistema de contingencia en el caso de que tuviéramos un problema con el sistema operativo”.
La meteorología y el cambio climático
El ministro de Defensa, Jorge Taiana, también valoró la designación de Saulo, sobre todo “en estos tiempos en los que la meteorología cobra una relevancia trascendental, los temas de gestión, investigación y política vinculada al cambio climático y sus impactos en el ambiente».
La Organización Meteorológica Mundial es una organización de liderazgo mundial que está conformada por 193 Estados y territorios Miembros y actúa en el desarrollo de conocimientos técnicos y en la cooperación internacional en los ámbitos del tiempo, el clima, y el agua, «así como en otras cuestiones medioambientales, contribuyendo de ese modo a la seguridad y al bienestar de todos los pueblos del mundo y a la prosperidad económica de las naciones», según relató Cancillería.
Saulo, licenciada en Ciencias Meteorológicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que en 1996 obtuvo el Doctorado de la UBA en el área de Ciencias de la Atmósfera, habló con Tiempo meses atrás sobre la meteorología, el área que la desvela desde joven, cuando eligió esa carrera un tanto desconocida para encontrar esa «magia» de combinar la ciencia física con esos fenómenos, con «lo que se podía ver».
En su oficina sobresale un mapa. La Argentina invertida. La Antártida arriba. En su gestión, Saulo busca «unir más» al SMN con las universidades, tejer alianzas estratégicas, y acercarlo a la comunidad, intentando cortar el aislamiento que arrastra de los años en que funcionaba en la órbita de las Fuerzas Armadas (fue trasladado al ámbito civil en 2007). «Hacerlo más abierto», también, a los sectores productivos que en parte dependen de obtener buenas predicciones climáticas. Respecto de las políticas de género, también cambió con su asunción: tres de las cinco gerencias son ocupadas por mujeres.
Contó que la OMM es la organización de las Naciones Unidas que tiene como misión ocuparse del clima y de las problemáticas del agua a nivel global: «Es un trabajo que se viene haciendo hace muchísimos años, de hecho es la entidad más antigua de la ONU, precisamente porque en meteorología lo básico es compartir: información, herramientas, pronósticos y buenas prácticas. Esta es una organización que tiene un espíritu de construcción colectiva de conocimiento, que busca compartir los recursos y achicar la brecha entre los países más y menos desarrollados».
También se refirió a otra problemática de la meteorología en la Argentina: la baja cantidad de egresados. «En la calidad estamos muy bien. La cantidad siempre es escasa: hay unos 15 graduados por año. Son carreras muy duras: básicamente, matemáticas y física aplicadas a un sistema particular que es la atmósfera. No son elegidas mayoritariamente, por eso existen programas para alentar la formación en el área. Por supuesto, el país necesita muchos más meteorólogos que los que tiene», acotó.
Consultada por el cambio climático y los efectos extremos, en ese momento respondió: «está demostrado que el cambio climático es resultado de la actividad industrial, de la acción del hombre y, fundamentalmente, de la emisión de gases de efecto invernadero que han tendido a incrementar la temperatura global. Hay un riesgo de que se incremente la temperatura media global por encima de un grado y medio, y eso es muy peligroso para muchos ecosistemas, para un montón de variables que hacen a la calidad de vida en nuestro planeta. Como meteoróloga y científica, lo que me preocupa es que no veo acciones concretas hacia la disminución de la emisión de gases de efecto invernadero. Todos los indicadores muestran que esto sigue incrementándose. Y son gases de muy larga vida, algunos de más de cien años, así que evidentemente lo que estamos haciendo ahora nos va a impactar más tarde. Y creo que todavía la ciencia no termina de entender cuánto nos va a impactar. Lo evidente es que ya está sucediendo».
Y completó: «En todo el mundo se manifiesta con una ocurrencia mayor de fenómenos extremos, para los cuales no estamos preparados, lo que denominamos «amenazas naturales». Nos preocupa mucho la vulnerabilidad de las poblaciones. Por eso hay que trabajar con los países menos desarrollados, para tratar de atenuar de alguna manera el impacto que generan estos fenómenos. Ahí está el verdadero desafío: qué vamos a hacer para que esas comunidades estén mejor preparadas, y que estos fenómenos no las tomen totalmente desarmadas, y puedan proteger sus vidas, sus bienes y la infraestructura de esos países, que es en definitiva lo que podemos hacer en tanto servicio meteorológico: ayudar a las comunidades a anticiparse a todo eso».