Si bien las lluvias trajeron cierto alivio temporal a zonas como Santo Tomé y Santa Lucía, en Corrientes los fuegos se mantienen implacables y los daños se multiplican cada hora. El Inta confirmó que 934.238 hectáreas fueron afectadas: el 11% de la superficie de la provincia. En los últimos 40 días se incrementaron un 1061% las llamas. El viernes, el presidente Alberto Fernández sobrevoló la zona junto con el gobernador Gustavo Valdés, y se anunció más ayuda nacional. Mientras tanto, la provincia piensa lentamente cómo será el día después del desastre que ya quemó 275 mil hectáreas de los esteros.

Están las consecuencias económicas: la Sociedad Rural correntina habla de $ 70 mil millones de pérdidas. Desde el gobierno provincial anunciaron una asistencia por $ 2800 millones para los productores. Pero lo que sobresale es lo ambiental. Hasta hoy, dos tercios de la reserva del Iberá quedó bajo fuego. La directora de la Fundación Rewilding Argentina, Sofía Heinonen, había confirmado que los animales reintroducidos se encontraban a salvo. Pero el alivio duró poco. El jueves, un incendio avanzó sobre el portal de acceso a los esteros San Alonso, y debieron asistir a los animales, entre ellos la nutria gigante, el pecarí de collar, el oso hormiguero gigante, el aguará guazú, el venado de las pampas y yaguaretés, que se encuentran en peligro de extinción. Desde la Fundación apuntaron que los incendios redujeron además la disponibilidad de alimento para la fauna que sobreviva: «Esto supone un doble desafío para los animales silvestres, pues deberán competir por comida y hábitat con el ganado doméstico que, sin alambrados de por medio porque fueron quemados, ingresará a los últimos relictos de biodiversidad del Parque en busca de pasturas y agua».

Esta semana, Valdés presentó el proyecto «Renacer Iberá», a fin de conseguir financiación nacional e internacional para levantar la infraestructura dañada en la zona. «Es el golpe más grande que pudimos haber tenido, nos tocó esta increíble seca jamás esperada, nuestra flora y fauna estaban creciendo», expresó el mandatario. Sin embargo, su administración sigue rechazando tratar la Ley de Humedales. Emilio Spataro, licenciado en Gestión Ambiental y activista socioambiental de Corrientes, remarcó a Tiempo que no debe sorprender la sequía, ya que responde a fenómenos que duplicaron su velocidad debido al cambio climático. Y grafica la falta de responsabilidad del sector político: “¿Por qué un estero como el Santa Lucía, que se caracteriza por tener agua de forma natural, se encuentra seco? Estamos hablando del segundo estero de mayor importancia de la provincia y la naciente de uno de los ríos interiores de mayor longitud. Nos tenemos que retrotraer a unos años atrás cuando el Instituto Correntino del Agua y del Ambiente realizó una obra millonaria para ‘sanearlo’, como si fuera algo malo, y así sacar el ‘exceso hídrico’, que no es otra cosa más que la acumulación de aguas de lluvias en períodos de altas precipitaciones”.

Explica que los esteros «funcionan como esponjas que chupan mucho cuando hay precipitaciones, retienen esa agua y luego la filtran en periodos de sequía. Es un gran servicio ecosistémico, los pobladores rurales conocen esto y se han adaptado a los humedales, pero los grandes establecimientos ganaderos y empresas internacionales no están interesados y lograron, a través del lobby, que el Estado provincial financie esa obra. ¿Qué pasó? El estero está seco, como la vegetación; y con temperaturas elevadas, todo se prendió fuego. Con una Ley de Humedales se hubiese puesto de relieve cuáles son sus beneficios y esto se podría haber remediado”.

Una de las soluciones posibles la ubica en un cambio de políticas públicas ambientales: «Limitar, si hay que hacerlo; fortalecer a los bomberos voluntarios, crear un plan de manejo participativo del fuego, evitar los incendios de forma eficiente y con recursos. El dinero debe destinarse a los pobladores afectados, a los bomberos, a recuperar las reservas afectadas, no a las empresas”. Y concluye que esto no es una falla: «Es una decisión de la provincia, de otorgarles todo el poder de lo que ocurre en su territorio a los sectores rurales concentrados. No se tomó ni se toma en cuenta la adaptación al cambio climático, el gobierno no lo quiere hacer y acá están las consecuencias”.  «