Internet es una espesa jungla en la que acechan amenazas diversas y donde no todo es lo que parece. Y en breve podría sumar un nuevo y polémico protagonista, para algunos muy necesario, para otros ciertamente peligroso. Los usuarios de redes sociales no sólo van a interactuar con otras personas y con los ejércitos de bots y trolls que tanto abundan en Facebook o Twitter al servicio de modalidades poco transparentes de hacer política e incidir en la opinión pública. También podrán toparse, quizás, con un agente encubierto de la Bonaerense en búsqueda de ciberdelincuentes, sobre todo perversos que intentan captar menores de edad con fines sexuales a través de la web.
Entrevistado por Tiempo, el titular de Cibercrimen de la policía de la provincia de Buenos Aires, el comisario mayor Daniel Errasquín reconoce que se estudia la posibilidad de infiltrar efectivos en foros y en las redes más usadas. La idea sería crear perfiles falsos para detectar y cazar pedófilos.
El 2 de noviembre pasado, el Senado convirtió en ley las polémicas figuras del agente encubierto, el agente revelador, el informante y la entrega vigilada, como herramientas para la investigación de delitos complejos como el narcotráfico y de aquellos hechos que afecten la integridad sexual de las personas. Estas maniobras serán desde ahora legales y estarán bajo un paraguas normativo, aunque paradójicamente, por lo bajo, fuentes judiciales y policiales consultadas reconocen que este ya es el modo habitual de trabajar ciertas causas en las que se busca dar con criminales organizados y que estas intervenciones «de alguna manera se blanquean» a posteriori en el expediente.
Errasquín, a cargo del área de Cibercrimen desde el año 2014, comanda un equipo de 28 policías y un perito, todos ellos especializados en informática. «Hoy tenemos normativas que antes no existían. Logramos encuadrar delitos como el grooming (cuando un adulto gana la confianza de un niño y lo obliga a mantener relaciones o sacarse fotografías), pishing (robo de claves personales a través de falsas páginas), sexting (cuando un menor le envía a alguien de su entorno una imagen y luego se viraliza) y el llamado ciberbullying (ejercer violencia psicológica o física sobre un menor), por citar sólo algunos ejemplos», explica el comisario, quien recalca «la necesidad de poder contar con la figura del agente encubierto en internet».
¿Usted sostiene que ese mecanismo de indagación policial podría aplicarse en la Web?
Sí, siempre y cuando la normativa deje claro en qué medios y para qué tipo de delitos. Acaba de aprobarse en el Congreso algo similar luego de meses de análisis. Esta figura tiene que estar acompañada de un proceso de capacitación. Muchas veces nos encontramos con que los padres de una víctima menor de edad tienen que desarrollar toda una estrategia para engañar al sospechoso que intenta pervertir a sus hijos, para luego lograr su detención. Hoy nosotros no podemos llevar adelante esa tarea.
Es una figura que puede resultar riesgosa.
Sería muy importante tener una persona con esas capacidades, todo dentro de un protocolo que indique cómo se debe operar. El policía que lo haga tiene que ser idóneo y actuar bajo supervisión judicial. Generar la figura es parte del proceso. Después, hay que dotar a ese agente de instrumentos: qué decir, cómo, en qué circunstancias. Esos detalles pueden resultar clave para el éxito de una investigación.
¿Cómo se trabajan las causas de pornografía infantil?
Puede venir una persona a hacer una denuncia respecto de un hecho vinculado, por ejemplo, a un abuso que se realiza a través de las redes sociales. Se da inmediato conocimiento a las autoridades judiciales y empezamos a trabajar. También sustanciamos requerimientos en investigaciones ya en curso (ver recuadro).
Además de perseguir pedófilos en Internet, ¿podría este «agente encubierto» utilizarse para prevenir otros delitos? En septiembre un joven fue asesinado en una fiesta clandestina en Moreno que se había convocado en las redes sociales.
Voy a utilizar unas palabras que no son mías: no existen imposibles. El tema es qué resultado querés, con qué inversión y qué velocidad de respuesta se pretende. Para eso se necesitan servidores carísimos. Hoy si quisiéramos hacerlo, tenemos que buscar recursos afuera. «
Imágenes y alertas
En la Argentina se investiga el tráfico de imágenes de pedofilia a partir de alertas que se originan en EE UU, cuyo Congreso autorizó a la ONG National Center For Missing & Exploited Children a recibir todas las fotos que tengan a niños desnudos y hayan sido compartidas en cualquier página accesible desde Facebook, Yahoo! o Google, entre otras empresas. Las imágenes surgen automáticamente, de acuerdo a valores preestablecidos. Esta ONG tiene un convenio con la justicia porteña, que recibe esas fotos y distribuye los casos a las fiscalías de los departamentos judiciales en donde se detectó la subida o el tráfico de esas imágenes. Luego, cada fiscal determina si hay o no un delito.
El grooming, en alza
El 87,2% de los casos que recibe la fiscalía de Delitos Informáticos de la Ciudad de Buenos Aires está vinculado con el delito de grooming y la distribución de pornografía infantil en Internet, según reveló la fiscal Daniela Dupuy, a cargo de esa dependencia.