«Hoy no hay sol, pero estamos iluminados en este día para dar una nueva buena noticia,» así arrancó la conferencia de prensa Estela de Carlotto, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, para anunciar formalmente la restitución del nieto 122, hijo de desaparecidos durante la dictadura.
Se trata del hijo de Enrique Bustamante, alias el Lobito, y de Iris Nélida García Soler, conocida como Tita o la Lobita, nacido en el centro clandestino de detención Escuela Mecánica de la Armada (Esma) en 1977.
Bustamante y García Soler estuvieron detenidos en el centro clandestino «El Atlético», ubicado en Avenida San Juan 1, esquina Avenida Ingeniero Huergo.
Bustamante y García Soler militaban en «Montoneros» y fueron detenidos en una pensión del barrio porteño de San Telmo, entre enero y febrero de 1977, desde donde fueron llevados detenidos a «El Atlético».
García Soler, que estaba embarazada de cuatro o cinco meses al momento de ser secuestrada, habría sido trasladada a la Esma cerca de julio de 1977 para que diera a luz.
Además de Carlotto estuvieron presentes en la rueda de prensa Taty Almeyda y Lita Boitano, y la hija restituida Viviana Montenegro, entre otros, la representante de la Abuelas de Plaza de Mayo de la provincia de Córdoba, la directora del Banco Nacional de Datos Genéticos Mariana Herrera Piñero y tíos de la familia paterna del nieto 122.
Carlotto explicó hoy que «el tiempo en que se haga pública su identidad lo va a determinar él, debe internalizar esta gran noticia que nos conmueve a todos».
Acerca de su búsqueda se informó que la filial Córdoba de Abuelas de Plaza de Mayo decidió contactar «a un joven que presumiblemente era hijo de desaparecidos. El hombre accedió a realizarse los exámenes de ADN en forma voluntaria y el 18 de abril último el Banco Nacional de Datos Genéticos informó a la Conadi que se trata del hijo de Iris García y Enrique Bustamante».
«Esta nueva restitución es la demostración de que la verdad y la justicia siempre vencen al olvido y al silencio,» planteó Carlotto, quien aseguró que «este caso es la muestra de que los juicios han sido y siguen siendo una herramienta fundamental y que el Estado debe acompañar con políticas públicas el proceso de Memoria, Verdad y Justicia».
«Este año cumplimos 40 años de búsqueda y son cientos las familias que anhelan el abrazo con su ser querido. Por favor, rompamos el silencio y nos los dejemos con la duda a los más de trescientos hombres y mujeres que todavía no saben quiénes son,» destacó por último.