Hace un año, los senadores de la Nación le daban la espalda a las mujeres negándose a aprobar la ley por la interrupción voluntaria del embarazo, luego de dos meses de debates por los que pasaron 500 expositores profesionales y un intenso debate en Diputados donde se había aprobado la media sanción de la ley.
Lejos de esos debates, los senadores con algunas pocas excepciones, mostraron un nivel de discusión pobrísimo, sin aportes políticos ni legales, y pleno de especulaciones políticas.
Sin embargo, y a pesar, de esta negativa, el movimiento feminista tuvo un crecimiento gigante y esta lucha sacó a la luz miles de historias de mujeres que tuvieron que abortar en la clandestinidad y además, se rompió la barrera del tabú social.
A dos años, la Campaña por el Derecho al aborto legal, seguro y gratuito emitió un comunicado destacando la lucha y poniendo el acento en la necesidad urgente de salir de la clandestinidad.
«El apoyo al reclamo histórico por el reconocimiento del derecho al aborto conmovió a toda la sociedad. Fuimos protagonistas de que un proyecto de ley ciudadano llevara al Congreso nuestras postergadas voces y argumentos que, irreversibles, contagiaron a las y los diputados y senadores de una lucha que pertenece al movimiento de mujeres, lesbianas, gays, travestis, trans y feminista».
El documento también destaca la importancia de las jornadas de debate legislativo. «Nos permitió interpelar de frente a quienes nos representan y participar, con la irrupción de liderazgos colectivos, de la democratización de las instituciones y los mecanismos de sanción de las leyes de nuestro país. A nuestro paso, generamos alianzas que lograron romper con los pactos conservadores de la política. O con los pactos que constituyen la política conservadora».
A su vez, destaca, «hoy, quienes habitamos este territorio y quienes integramos la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, nos encontramos frente a nuevos desafíos. Logramos la despenalización social e impulsar el debate, multiplicando nuestra potencia en cada espacio donde quienes pretenden hablar por nosotres pusieron en juego nuestros derechos y autonomía».
Por otro lado, el documento hace referencia a las elecciones generales de octubre. «La evocación del 8A como suceso de trascendencia nacional no podía ser más oportuna. A tres días de las PASO, advertimos que tras las elecciones generales de octubre se renovarán parcialmente las dos Cámaras del Congreso de la Nación; conformaciones que tendrán por delante la responsabilidad institucional de debatir el Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo presentado por la Campaña el pasado 28 de mayo, en el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres. Por eso, en año electoral el poder de les millones que nos movilizamos por el derecho al aborto está en nuestros votos».
Y cuestiona, «¿o acaso vamos a votar a candidatos/as que se negaron a reconocer un derecho y sancionar una política pública que salvará vidas desde el momento de su implementación? ¿Vamos a votar para que el Congreso se transforme en un antro para la restauración conservadora? ¿Vamos a votar a quienes nos dicen ‘asesinas’ mientras mujeres, lesbianas, bisexuales y varones trans siguen abortando en clandestinidad? ¿Vamos a votar a quienes se oponen a la implementación de la Ley de Educación Sexual Integral en las escuelas? ¿O a quienes se oponen a garantizar el acceso a la Interrupción Legal del Embarazo para quienes fueron violadas? Ese es el verdadero rechazo. Por otro lado, votar un Congreso para la ampliación de derechos será el verdadero festejo.
El documento expresa que desde aquel 8 de agosto, la campaña sigue en pie y que se conformaron la Red Interuniversitaria de Cátedras por el Aborto Legal; y además de la Red de Socorristas, la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir, con más de 1.ooo integrantes en todo el país, lo que consideran una articulación clave para formación y consultas.
«Aborto legal es encuentro y acompañamiento; una mano extendida hacia otra como resultado de una genealogía de respeto por nuestras autonomías, libertades y derecho a decidir. Es martes verdes y vigilias con temperaturas hostiles; la organización de recitales libres de violencias machistas; de pañuelazos y puentazos; de clases públicas, tomas de colegios secundarios y asambleas espontáneas en los trabajos por nuestro derecho a decidir; el acto de tomar la voz; luchar con la compañera y no guardar los pañuelos porque no nos callamos nunca más», finaliza el documento.