Se cumplió un año de la tragedia que se desató por la cocaína adulterada. Fue un terrible hecho que produjo 24 muertes y más de un centenar de personas quedaron internadas durante el 1 y el 2 de febrero del año pasado en los distritos de San Martín y Tres de Febrero. Este miércoles organizaciones sociales, culturales, religiosas, docentes, sindicatos se reunieron con las y los vecinos para debatir el plan de acción para seguir reforzando las redes de contención.
El caso de la cocaína adulterada
Este caso movilizó a las organizaciones sociales y crearon una red de contención. Formaron la Campaña Comunidad. Lo hicieron para visibilizar la situación e iniciar una discusión en la sociedad sobre los consumos problemáticos desde una perspectiva humanitaria. Sin estigmatizar a quienes padecen este problema de salud mental, un abordaje sin prejuicios.
«Necesitamos respuestas de la Justicia, no puede ser que haya pasado un año y todavía no vimos ningún tipo de avance”, reclamó Leonardo Grosso, diputado nacional del Frente de Todos y militante del Movimiento Evita, en diálogo con Tiempo. Continuó lamentando que “murieron 24 personas intoxicadas por el consumo de droga adulterada y todavía no se sabe de dónde salió, ni quién la adulteró”.
“Nos parece poco serio como se está llevando a cabo la investigación», denunció el legislador que este año va por la intendencia del partido de San Martín. «Seguramente un buen análisis en profundidad será la puerta de entrada para empezar a terminar con las muertes que genera el delito organizado en nuestro distrito», cerró.
Desde el Concejo Deliberante
“Quienes vivimos y militamos en San Martín sabemos que el consumo problemático de sustancias es una de las principales preocupaciones de nuestra población”, expresó en sus redes sociales Carolina Pedelacq, concejala del Frente de Todos y militante feminista. Continuó diciendo “sin embargo, no parece ser de igual importancia para la política”.
“Sabemos que 24 personas murieron -estiman que fueron más- producto del consumo de cocaína adulterada y más de un centenar fueron internadas en estado de gravedad”, recordó Carolina. “Se trata de una de las tragedias más graves vinculadas al consumo problemático en esta ciudad”.
“Ante la desgracia de las noches del 1 y 2 de febrero de 2022, la respuesta que ensayamos las organizaciones sociales, las iglesias, las familias de las víctimas y en articulación algunos organismos del Estado fue la Campaña Comunidad”, reconstruyó la concejala. “Nos propusimos crear una red de mayor cuidado porque es la única manera que entendemos posible para afrontar la complejidad del tema”, terminó.
Casa de la Mujer Kuña Guapa
“Pasó un año de la tragedia, sin embargo seguimos exigiendo atención digna y de calidad para les sobrevivientes que acompañamos ese día y hasta la fecha, son nuestras vecinas”, recordó Lucha Capra, coordinadora de la casa de acompañamiento comunitario Kuña Guapa, ubicada en el barrio Costa Esperanza. También indicó que “a muchas de estas mujeres las conocíamos previo a la tragedia y por eso se animaron a pedir ayuda”.
“Nos acercamos a sus casas para ver si estaban bien; otras llegaron a nuestra organización ese mismo día que ocurrió la tragedia, muchas personas nos llamaron por teléfono porque a través de amigas se fue pasando la voz de la solidaridad”, reconstruyó Lucha. Siguió relatando “preservamos sus identidades en todo momento, ellas no se animaban a contar lo que pasaba”.
“De todas las personas sobrevivientes que acompañamos ninguna recibió asistencia de parte del Estado hasta el momento”, aseguró Lucha a este diario. También señaló que sucedió así a pesar de haber solicitado “en reiteradas oportunidades turnos con psiquiatras y psicólogos para poder comenzar tratamientos que las fortalezcan para repensar sus proyectos de vida”.
“Estamos convencidas que después de lo sucedido no puede seguir todo igual como si no hubiera pasado nada”, se quejó la coordinadora. “Hay que multiplicar esfuerzos y recursos para garantizar el real acceso a la salud mental de todas las vecinas-vecinos de San Martín que lo necesiten”, concluyó.
Cintia Quetglas es trabajadora de la Casa de la Mujer Kuña Guapa, en diálogo con este diario dijo que “la tragedia de la cocaína adulterada causó mucho dolor a las familias que perdieron a sus seres queridos”. Resulta gravísimo que “hasta el momento nadie haya hecho nada”, se quejó.
Recordó que durante el 1 y 2 de febrero “mí teléfono no paraba de sonar, muchas chicas me llamaban porque habían consumido y no querían ir al hospital porque tenían miedo a quedar detenidas o escrachadas en los noticieros”. También explicó que las personas que tienen consumos problemáticos “la tienen terror al maltrato que existe hacia quienes consumen, nosotras ayudarnos a chicas que transitan esta situación, les brindamos apoyo las ayudamos en lo que podemos”
Casa Convivencial Comunitaria La Marabunta
“Observamos con mucha preocupación la falta de propuesta y de abordaje a la situación de los consumos problemáticos que afectan a nuestros barrios”, remarcó Manuela Orellano, miembro de la Casa Convivencial Comunitaria La Marabunta, ubicada en Villa Lynch. Es por eso que este miércoles distintas organizaciones sociales del territorio “nos reunimos con las vecinas-vecinos, representantes de las distintas iglesias, instituciones, la sociedad de fomento, el gremio docente y el gastronómico”, agregó.
“Nos juntamos en el marco de la Campaña Comunidad, para reflexionar -a un año de la tragedia- cómo podemos hacer para seguir fortaleciendo estas redes de contención”, subrayó Manuela. Durante todo el año pasado “fuimos articulando el trabajo entre nosotres como pudimos”.
También contó que hicieron campaña y brindaron charlas de prevención al consumo problemático de drogas en escuelas y en distintos espacios culturales:”Necesitamos seguir visibilizando esta situación, recordando a las personas que murieron, acompañando a sus familiares y a les sobrevivientes”.
“Consideramos que el Estado tiene que estar más involucrado en el asunto, que nos brinde recursos humanos y económicos para luchar contra los consumos problemáticos”, aseveró Manuela. Continuó reclamando “no puede ser que en San Martín tengamos tan pocos dispositivos para el abordaje de una problema tan grave y complejo después de la tragedia”.
“Somos nosotres quienes estamos llevando adelante esto sin la verdadera ayuda que realmente necesitamos para reforzar esta red de contención”, reclamó la militante. Finalizó remarcando que al trabajo lo hacen y lo sostienen en el tiempo “las compañeras que atienden los comedores, distintos espacios comunitarios, los docentes desde las escuelas, los centros culturales, los sindicatos que siempre nos acompañan”.