Ya pasaron dos meses. Pero a la familia de Franco Cardozo, asesinado en el marco de una detención policial violenta en Tigre, aún no les entregaron los resultados de la autopsia. Sus abogados tampoco recibieron respuesta sobre el pedido de cambio de carátula: plantearon que no se trata de un caso de “apremios y vejaciones”, como estableció la justicia hasta ahora, sino de “tormento seguido de muerte”. Un delito que contempla la pena de prisión perpetua. A 60 días, familiares y organizaciones sociales cortan Panamericana y 202 –a las 17- para exigir justicia y respuestas.
“Todavía no entregaron los resultados de la autopsia. La causa ahora está en Cámara porque apelaron para que larguen a Cevasco (el único agente detenido hasta ahora) cuando están todas las pruebas para que estén detenidos los 11 que intervinieron. El reclamo es por todo eso. Dos meses y no entregan la autopsia ni el escrito con la indagatoria a los policías ni respondieron el pedido de cambio de carátula. Están haciendo todo al revés”, reclamó Gabriel Cardozo, hermano de Franco.
El 28 de mayo último, en Don Torcuato, Franco “salía de la casa de la novia, había tomado algo pero cinco minutos antes fui a buscarlo y estaba bien, me dijo que se volvía caminando a casa”. Una vecina llegó a filmar parte de la golpiza que recibió cuando lo interceptó la policía. “¿Por qué me pegás? ¿Porque no tengo barbijo?”, se escuchan los gritos en el video. El joven de 25 años, padre de un nene de 8, fue subido a los golpes a un móvil, en un mega operativo del que participaron tres móviles del Centro de Operaciones Tigre (COT) y uno del Comando Patrullas Tigre (CPT), de la Policía Bonaerense.
“Ellos se lo querían llevar a la fuerza. Según los testigos Franco no quería subirse al patrullero. Le ponen las esposas y le empiezan a pegar. Cachetadas, patadas en la cabeza. En la causa no estaba la declaración de la testigo que contó esto y el testimonio se lo contó a Gendarmería. Estamos esperando respuesta por ese escrito. La policía no está capacitada para una persona que dice ‘no quiero ir’. Con Chano se vio cómo trabaja la policía”, dijo Gabriel al comparar el caso de su hermano con el del cantante baleado por la policía durante un brote psiquiátrico.
Los golpes a Franco siguieron al llegar a la puerta de la seccional, donde lo vieron tan herido que lo derivaron directamente a un hospital. En el primero no lo atendieron. Al segundo llegó muerto. Hasta el momento sólo hay un detenido, aunque intervinieron por lo menos una decena de efectivos. A la familia le avisaron recién al día siguiente, cuando llamaron a la mamá para decirle que lo fuera a buscar y ahí le dieron la noticia. Le dijeron que había muerto de un paro. Pero los golpes eran evidentes. “Lo velé a mi hermano desfigurado. La boca hinchada, la frente, la cabeza, lleno de patadas en la cabeza. No sé por qué le pegaron tanto”, dijo su hermano Gabriel. La causa tramita en el Juzgado de Garantías 5 de Tigre y en la Fiscalía Descentralizada de Don Torcuato.
“Hay implicancias muy evidentes entre uno y otro caso”, dijo la abogada María del Carmen Verdú, referente de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), en relación al episodio con Chano. Desde ese espacio, a partir del caso del cantante, relevaron la gran cantidad de casos semejantes en los últimos años. Por ejemplo el de Fernando ‘Pata’ Díaz, en Moreno: en estado de ebriedad, generó una situación en la casa que hizo que su suegra pidiera ayuda al 911. Cuando la policía llegó, el subteniente Pablo Apecechea le disparó tres veces con su escopeta al abdomen. El Pata tenía una botella de vino en la mano. Ese agente fue condenado a prisión perpetua.
“Como mínimo, se impone reflexionar sobre cómo aborda el aparato estatal temas como la salud mental o el consumo problemático. Lejos de dar las respuestas asistenciales necesarias, la víctima es tratada como peligroso delincuente, enemiga de la sociedad, y ‘neutralizada’, lo que implica herirla o matarla”, advirtió Correpi.