Mientras en la Argentina el transporte público de pasajeros aumentará este año un 68%, el gobierno alemán anunció que estudia la forma de subsidiar ese servicio para que sea gratuito, y en la ciudad de París se acaba de proponer una reforma que va por el mismo camino. Las políticas de libre acceso de los pasajeros se multiplican en el mundo y hay más de cuatro millones de habitantes que viven en comunas en las ya que no se paga boleto.
En febrero, el gobierno alemán envió a la Comisión Europea un documento en el que explicaba que para reducir los niveles de contaminación de los grandes centros urbanos analiza, entre otras medidas, la gratuidad del transporte público. Comenzarían con una prueba piloto en cinco ciudades, para luego extender la iniciativa al resto del país.
Para Alemania es una necesidad, porque ha superado el plazo impuesto por la Unión Europea para reducir los niveles de dióxido de nitrógeno, contaminación que ocasiona un gasto a los estados del continente de 20 billones de euros, y por la que, los que incumplan la ley ambiental comunitaria, recibirán fuertes multas.
Francia tiene un panorama similar, y no es casual que la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, haya anunciado este martes que también planea reducir gradualmente la tarifa del transporte urbano de pasajeros hasta que sea de libre acceso.
El «bondi gratis» es una tendencia que crece en los últimos años, pero sus antecedentes se remontan a más de medio siglo. En 1971, Roma trató de solucionar el caos de tránsito liberando del pago a los usuarios de autobuses. La medida duró unos meses.
En Estados Unidos, las ciudades de Denver, Austin y Trenton pusieron en práctica medidas similares entre 1998 y 2003, pero comprobaron que quienes se sumaban al transporte de pasajeros eran personas que antes caminaban o usaban bicicleta; los dueños de vehículos particulares preferían seguir usándolos. No obstante, la gratuidad del sistema público se mantiene en otras 40 ciudades estadounidenses.
La estrella del transporte libre actual es Tallin, la capital de Estonia. Sus 430 mil habitantes sólo deben pagar una tarjeta de 2 euros por única vez para acceder a un número ilimitado de viajes gratuitos. La idea se implementó en 2013 y desde entonces aumentó un 14% el número de pasajeros. La repercusión internacional llevó a Tallin a promocionarse como «la capital mundial del transporte gratuito».
Otras ciudades han adoptado esquemas con segmentos horarios gratuitos para descomprimir la afluencia de usuarios en horas pico. En Nueva Zelanda idearon una tarjeta para viajar libremente en las horas menos congestionadas, los fines de semana y los feriados. Con un método parecido, Singapur logró desde 2013 descomprimir el número de pasajeros en los horarios centrales tentándolos con viajar más tarde para aprovechar la gratuidad.
En Suecia, el movimiento Planka.nu (cuya traducción aproximada es «esquivar la tarifa ya») organizó una campaña para eludir los controles de pasajes y reclamar la gratuidad. El grupo tiene socios que pagan una cuota mensual que cubre las multas que les cobran a quienes se niegan a pagar el boleto.
¿Es posible el transporte público gratuito en la Argentina? La variedad de ejemplos demuestra que sí. Habría que orientar las políticas públicas a las necesidades sociales y analizar cómo atender esas demandas por fuera del lucrativo beneficio empresario de subsidios y exenciones, que un título de La Nación de agosto de 2013 definía como «el mejor negocio de la Argentina».
La experiencia brasileña
En el ámbito latinoamericano, la experiencia más exitosa de transporte público urbano gratuito se concretó a partir de la lucha popular. En el año 2005, en el marco del Foro Social Mundial, se creó en Brasil el Movimiento Passe Livre (MPL), a manera de reacción contra el aumento de tarifas que dificultaba el acceso de los trabajadores al transporte urbano. La reivindicación generó que varios municipios brasileños adoptaran políticas de boleto libre. Actualmente, existe una decena de ciudades del país vecino que mantienen su política de transporte gratuito. La más importante es Maricá, un municipio del estado de Río de Janeiro que tiene 146 mil habitantes. «
*Instituto para la Producción Popular (IPP)