El Archivo Nacional de la Memoria (ANM) inició el armado de una colección documental vinculada a la masacre de Cromañón ocurrida hace 17 años en un boliche de Once, donde murieron 194 personas, para preservar materiales aportados por sobrevivientes y familiares de las víctimas como remeras de la banda Callejeros, entradas para el recital y fotos, además de testimonios sonoros y crónicas periodísticas del hecho.
La iniciativa fue adoptada por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, a través del ANM, por pedido de un grupo de sobrevivientes y familiares de las víctimas de Cromañón, que reclaman que la tragedia debe tener un abordaje integral ante las «respuestas escasas» del Gobierno porteño, que solamente se limitan a la entrega de subsidios económicos.
La colección recopila información en diversos soportes vinculada a los acontecimientos del 30 de diciembre de 2004 y también al contexto en el que se dieron, para lo cual se abrió una convocatoria para la recepción de las donaciones de los documentos, los que serán digitalizados y estarán disponibles para la consulta pública, con algunas excepciones que obedecen a la protección de datos personales y sensibles.
En dialogo con Télam, Andrea Copani, directora de Gestión de Fondos Documentales del ANM, afirmó que la masacre de Cromañón «interpela a la Secretaría de Derechos Humanos nacional», por lo cual se generó «este espacio donde recibir y albergar” la documentación “para preservar la memoria y trabajar en conjunto con los actores y las actrices que tienen distintos grados de involucramiento y distintas miradas”.
«Creemos que Cromañón es un hecho frente al cual hay que actuar y decir algo, y queremos construir memoria al respecto», sostuvo, y precisó que la idea surgió ante «el interés y la inquietud» que recibieron de parte de los integrantes de la Coordinadora Cromañón, unas de las asociaciones que agrupa a sobrevivientes y familiares.
Fue así que durante el 2020 comenzaron una labor entre los trabajadores del ANM y la Coordinadora -que incluyó reuniones por Zoom por la pandemia del coronavirus- para definir los alcances de la colección.
Además, en el intercambio se buscó la construcción de una relación de confianza ya que la creación del archivo implicaba que los sobrevivientes se desprendieran de objetos y recuerdos que permanecían guardados desde 2004.
«Ya tuvimos donaciones de objetos como remeras, entradas para el recital del 30 de diciembre, imágenes de los pibes y las pibas previas y posteriores a ese día y también de un material fotográfico», precisó Copani, quien agregó que en la actualidad ese material está bajo un «proceso archivístico», no obstante, remarcó que «la colección está en construcción permanente”.
El ANM fue creado en 2003 y funciona desde el 2008 el Espacio Para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos para reunir, preservar y difundir la documentación vinculada al quebrantamiento de derechos humanos por parte del Estado argentino y a las respuestas sociales ante esas violaciones.
Si bien la mayor parte del acervo se vincula al período de la última dictadura cívico-militar, también reúne materiales sobre etapas anteriores y posteriores de la historia argentina, entre los cuales se encuentra la masacre de Cromañón.
El 30 de diciembre del 2004, en lo que fue considerada una de las más grandes catástrofes no naturales de la Argentina, 194 personas murieron y más de 1.500 resultaron heridas al quedar atrapadas en el boliche República Cromañón, cuyo gerenciador -Omar Chabán- permitió el ingreso de concurrentes muy por encima de lo habilitado para el recital de la banda Callejeros.
A poco de comenzado el concierto, el accionar de una bengala prendió fuego una mediasombra situada en el techo del local y generó un humo tóxico que fue aspirado por los miles de jóvenes que estaban dentro y que no pudieron salir a tiempo ya que las salidas de emergencias del local estaban cerradas con candados.
Osvaldo Balossi, integrante de la Coordinadora y uno de los que aquella noche con 19 años fue a «ver una banda de rock», tal como lo relató a Télam, sostuvo que «el Estado porteño nos descuidó como juventud» en 2004, y en la actualidad «solo tiene respuestas escasas» a los reclamos que están vigentes para lograr una «reparación integral» tanto de los sobrevivientes y como de las familias de las víctimas.
En ese sentido, apuntó sobre la administración de la Ciudad de Buenos Aires por la ley de atención integral que rige desde 2013 y cuya validez fue prorrogada en varias ocasiones por la Legislatura.
Según evaluó, la norma queda restringida a la entrega de un subsidio económico, dejando fuera de cumplimiento lo que respecta a las prestaciones médicas para los sobrevivientes que, en muchos casos, requieren de tratamientos prolongados dado que padecen enfermedades crónicas, muchas de ellas, vinculadas a problemas respiratorios, pero también a cuestiones psicológicas o psiquiátricas.
«Nos acercamos al Estado nacional porque a Cromañón hay que enmarcarlo como una política de derechos humanos sobre la cual hay que empezar a trabajar para la construcción de un relato histórico de lo que pasó esa noche y también de lo que sucedía con la juventud por entonces», explicó Balossi, quien integra la Junta Comunal 6 como representante del Frente de Todos.
Según contó, «fue muy difícil» desprenderse de los objetos que formaron parte de la primera donación que recibió el ANM, pero destacó que «lo que nos llevó a entregarlos fue que tenemos la tranquilidad y la seguridad que van a estar bien cuidados y por la confianza que nos fueron dando los trabajadores durante todo este tiempo para que puedan estar en un lugar donde se puedan consultar y que nos trascienda».
«No son nuestros solamente, sino que pasan a ser del Estado argentino», enfatizó.