Hace cuatro años #FeministasEnLasListas fue viral. En este cierre de listas, el movimiento no organizó la demanda. Es la tercera disputa electoral con la paridad en marcha y aunque las organizaciones que monitorean su cumplimiento todavía no tuvieron que impugnar listas por su incumplimiento, las candidatas que encabezan son minoría.
Hablamos con Victoria Tesoriero, subsecretaria de Asuntos Políticos del Ministerio del Interior, para reflexionar sobre el estado de situación de la participación de mujeres, lesbianas, no binaries y trans en la política tradicional, la contraofensiva conservadora, la institucionalización de los feminismos, la violencia política y cómo volver a barajar y dar de nuevo para volver a enamorar desde el feminismo.
-¿Cómo analizaron el cierre de listas y la participación política de las feministas?
-Desde la Subsecretaría de Asuntos Políticos del Ministerio del Interior venimos monitoreando los cierres de las elecciones en 2019, en 2021 y el de la semana pasada. Tuvimos un retroceso de las mujeres en el encabezado de las listas, en las candidaturas a los ejecutivos, en los municipios, en las provincias. Creemos que tiene que ver con un cierre de ciclo de la movilización con la obtención de la ley de aborto, un cambio de etapa y una suerte de contraofensiva conservadora contra nosotras que ha pasado en otros países también. Tenemos una situación de menos mujeres encabezando listas y disputando y tiene que ver con que no llegan a la instancia de disputar porque quedan en el camino.
La aproximación de las mujeres a la política, a la construcción política, es distinta. Tenemos una participación más movimientista que se da en espacios mucho más horizontales y tiene otras lógicas si se la compara con la política partidaria. El tránsito de las mujeres y de los varones en la política partidaria es absolutamente distinto. Para nosotras es mucho peor por las cuestiones de cuidados, por la exigencia que requiere la carrera política en un partido.
– ¿La paridad es un techo? ¿Qué se puede pensar desde las políticas públicas? ¿O tiene que ver con una transformación cultural más profunda?
-La paridad es limitada porque solo refiere a las listas legislativas. Nosotras tenemos mucha dificultad, la mayor dificultad, en los ejecutivos. Necesitamos una legislación que abarque la paridad en el Ejecutivo y en el Poder Judicial. Es decir, una legislación que piense la democracia paritaria y abarque todos los poderes. Y después necesitamos medidas que tienen que ver con desarmar los obstáculos anteriores: medidas relacionadas a la violencia política. La violencia política ahuyenta a las mujeres de la participación. También las amenazas, el acoso y todas las situaciones que viven en la política.
Además, son necesarias herramientas para poder conciliar la vida privada y la vida pública. Sobre todo, con el cuidado. Y tiene que haber herramientas de fortalecimiento al liderazgo de las mujeres y también de financiamiento.
– Algunas eligen correrse o no renovar por todo lo que mencionás, pero también están las que se retiran cuando la política tradicional no da respuestas, no propicia transformaciones. Pienso en el caso de Ofelia Fernández que hizo público que no renovará su banca en la legislatura. Contó en una entrevista la frustración de no poder avanzar con proyectos propios ahí pero sí abrir conversaciones sobre su agenda en otros ámbitos.
-Ofelia tuvo muchas situaciones de violencia a través de las redes. Su cualidad es ser un cuadro increíble, ser joven y ser feminista. Todo eso le jugó en contra en la política partidaria. Creo que un poco tiene que haber tenido que ver con eso su declinación a una candidatura y es una lástima. Es una pérdida para la política superestructural. Aunque creo que se puede hacer política desde otros lugares ya veces los cargos son un corset.
– Cuando se leen las crónicas de las roscas electorales, más allá de Cristina Fernández de Kirchner se repiten nombres de varones. ¿Quién maneja la rosca en el cierre de listas?
-Las mujeres nos sentimos más cómodas en espacios más movimientistas y horizontales. Abundamos en unidades básicas, clubes, comedores, bases sindicales, pero luego la rosca de la superestructura todavía está en manos de los varones. Se ve en los apoderados de los partidos: son todos varones en su abrumadora mayoría. Son lugares a los que todavía no llegamos. Son un desafío para nosotras.
Hay un desafío que tenemos como movimiento que es iniciar un nuevo ciclo y empezar de nuevo en otro piso, con la trayectoria de estos años. Tenemos que repensar la participación política, construir un proyecto político, expandir, salir de la agenda específica y hablar de todos los temas. Necesitamos referentas en todos los temas de la política pública.
Hay que repensar el tema de la participación partidaria. No tenemos, casi, mujeres formadas en temas electorales. Tenemos que repensar la cuestión de construcción de partidos, la inserción en los partidos existentes y la creación de nuevos partidos que sean plataformas que nos impulsen.
– Para quienes no vienen del feminismo, pensando en un público más amplio: ¿Cómo cambia la política cuando hay feministas?
-Cuando llega una mujer, con visión popular y feminista, la política pública y la realidad cambia. Siempre pongo de ejemplo a Fernanda Raverta, fue la primera mujer que tuvimos en ANSES y la política de reconocimiento del tiempo de cuidado de los hijos que se computa para obtener la jubilación es una medida absolutamente feminista que le cambió la vida a muchas mujeres y no se hubiera dado si no la teníamos a Raverta ahí. Es muy importante fortalecer a más compañeras para que hagamos un impacto como lo supimos hacer. El movimiento feminista en nuestro país es un gran concientizador social, un gran generador de cambios.
-En el país pionero en legislaciones sobre diversidad, ¿Qué pasa con las candidatas lesbianas, travestis y trans?
-Hay colectivos que la tienen peor que las mujeres en general. Es decir, hay diferencias sustanciales dentro del colectivo de las mujeres: no es lo mismo ser una villera, una trans, una migrante. Hay identidades dentro del colectivo que la pasan peor y la pasan peor. A nivel personal fue una celebración cuando Natalia Zaracho llegó al Congreso: una compañera, una cartonera. Es un logro generacional y esperamos que podamos profundizar ese tipo de cambios. Aunque es muy difícil para nosotras, hay pequeños avances que tenemos que fortalecer.
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