El sábado se conmemoró en la Argentina, como en muchos países del mundo, el Día de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. La fecha tiene como origen el día en que el dictador Rafael Leónidas Trujillo asesinó, en 1960, a las hermanas Mirabal, Minerva, María Teresa y Patricia, quienes desde la agrupación 14 de junio resistían y luchaban contra la feroz dictadura en República Dominicana.

Recordar esta fecha se volvió fundamental para la lucha de los feminismos contra el sistema patriarcal opresor. En la Argentina, las manifestaciones que se extendieron a lo largo de todo el país se dividieron entre el viernes 24 y el sábado 25. Si bien la fecha toma como eje los femicidios, la agenda de género se amplía cada vez más, y el viernes, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde se realizaron las actividades principales, también se reclamó contra el abuso sexual infantil y en defensa del derecho al aborto legal, seguro y gratuito.

Estas manifestaciones fueron las segundas que se realizan post elecciones. La primera fue la gran marcha de Plaza de Mayo a Congreso en el Día Internacional de la Memoria Trans. Contundente en términos políticos y de participación, se realizó 24 horas después del triunfo electoral del candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei. Un futuro presidente que se manifestó contra la agenda feminista, que desprecia la Educación Sexual Integral y tiene entre sus filas referentes libertarios que dieron muestra de homofobia, intolerancia y machismo.

“¡Empieza la resistencia!”, dijo la activista trans María Belén Correa durante el acto ese lunes. El encuentro en las calles encabezado por las diversidades fue un punto de partida necesario para enfrentar a un proyecto político que busca un ajuste feroz combinado con una violencia represiva y social.

Discursos de odio y fake news

El odio a los feminismos y a las diversidades que se construye hace años desde espacios antiderechos logró instalarse en un sentido común que plantea que la adquisición de derechos de un colectivo es en pos de la pérdida económica de la sociedad. Ese concepto tiene en sí mismo un sesgo clasista, machista y racial pero también una concepción de la economía que tiene como eje vital el mercado. Allí donde los pobres, las mujeres y las diversidades no tienen lugar.

Por eso, esta semana se profundizó el odio dirigido al garante de políticas públicas destinadas a ese sector, el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad. Durante toda la semana lxs trabajadores de la cartera recibieron amenazas y hostigamientos telefónicos. Incluso el viernes evacuaron el edificio por una amenaza de bomba.

Se vienen tiempos duros para las mujeres y diversidades porque la violencia busca legitimarse desde el Estado. En estos cuatro años de gestión, el ministerio alcanzó a 1.800.000 mujeres y población LGBTQ+ en todo el país. Mientras que la línea 144 (cuyos trabajadorxs también fueron amenazados) recibió más de 1.200.000 comunicaciones y realizó más de 93 mil intervenciones ante situaciones de violencia de género. Todas estas acciones se tomaron dentro del inédito Plan Nacional de Acción contra las Violencias de Género que tuvo dos etapas, la segunda finaliza en 2024.

«¿Donde está el Ministerio de las Mujeres?», repitieron durante cuatro años los odiadores patriarcales ante cada noticia de femicidio. Hoy, ya no parece importar. ¿A quién vamos a exigirle por la vida de las mujeres y las diversidades?