El último informe sobre el Estado Mundial de la Partería permitió estimar que faltan 900.000 obstétricas y que su atención de la salud sexual y reproductiva permitiría salvar 4,3 millones de vidas cada año hacia 2035 a escala global. En la Argentina, los datos disponibles indican que en 2020 se registraron 41 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos (las provincias del norte duplican el promedio).Y se notificaron 37 muertes maternas relacionadas con la pandemia de Covid-19.
Los datos fueron difundidos por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), que encabezó un encuentro en el Congreso de la Nación para plantear la necesidad de una nueva ley que jerarquice y regule la labor de las obstétricas. Ellas “tienen la formación para prestar cerca del 90% de la atención de la salud sexual y reproductiva (SSR) que se necesita en el mundo. Sin embargo, representan menos del 10% del personal de SSR”, plantearon para dar cuenta de una situación global, que también se refleja a nivel local.
La ley nacional vigente que regula su ejercicio data de 1967. Se refiere a las obstétricas como quienes realizan “actividades de colaboración de la medicina”. Es decir, no hay reconocimiento de su tarea profesional. Ni se contemplan sus competencias en materia al acceso a métodos anticonceptivos, la consejería en SSR, la asistencia pre, durante o pos eventos obstétricos.
“Desde 2017, UNFPA ha impulsado el fortalecimiento del rol de las obstétricas. En 2019, acompañamos el proyecto de ley nacional que obtuvo media sanción en la Cámara de Diputados de la Nación, y luego perdió estado parlamentario. El país tiene un marco normativo fuerte respecto de los derechos sexuales y reproductivos, pero la regulación sobre el ejercicio profesional de las obstétricas se ha mantenido intacta desde hace más de 50 años”, explicó Mariana Isasi, Jefa de Oficina de UNFPA Argentina. El evento “El rol fundamental de las obstétricas desde una perspectiva de género y salud sexual y reproductiva” se realizó este martes en el Congreso, junto con la Fundación Johnson & Johnson.
“Es prioritario contar con una nueva ley desde un enfoque de género y derechos humanos que reconozca y visibilice el papel de las licenciadas en obstetricia, y sea acorde a sus competencias. Es necesario fortalecer el cuidado integral de la salud y la vida de las mujeres y personas con capacidad de gestar, garantizando un modelo de atención y cuidado integral de la salud para todas las etapas reproductivas y eventos obstétricos”, agregó Isasi.
Desde la Dirección de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud de la Nación, su titular Valeria Isla remarcó que “esta es una ley muy soñada, muy querida y muy deseada en el ámbito del Ministerio de Salud de la Nación. Hemos venido trabajando hace bastante tiempo para poder hacerla realidad. Contamos con la experiencia de lo que fue la lucha por el derecho a la interrupción voluntaria y legal del embarazo que, entre muchas lecciones, nos dejó una que es muy importante: la posibilidad de trabajar en un objetivo común los distintos partidos políticos, los distintos ámbitos del Ejecutivo, las distintas provincias, las distintas colectivas y, especialmente en este caso, las obstétricas que desde hace mucho tiempo bregan y luchan por una ley que ponga en valor lo que ya vienen desarrollando”.
“¿Cómo vamos a seguir llamando a las obstétricas, a las Licenciadas en Obstetricia, ‘auxiliares de los médicos’, si son una profesión autónoma, que tiene que tener reconocimiento en esa autonomía?”, se preguntó Silvia Lospennato, diputada de la Nación. Y siguió: “Merecen ese reconocimiento legal. Las mujeres se lo damos, pero no alcanza. Ese reconocimiento legal tiene que ser la base también de ese reconocimiento salarial, en esta profesión y en todas las profesiones mayoritariamente ocupadas por mujeres”.
Por su parte Virginia Camacho, Asesora Regional en Salud Sexual y Reproductiva de UNFPA LACRO, advirtió que la evidencia disponible “demuestra que, en los lugares donde existe la presencia de una obstétrica competente, desciende la mortalidad materna”, porque entre otras cosas “detecta complicaciones y refiere e incide en que la mujer la tenga como referente, se empodere con la información adecuada que le permita el autocuidado y tome decisiones informadas sobre su salud sexual y reproductiva”.