Desde 2010, el 19 de febrero se celebra el Día Internacional contra la LGBTfobia en el deporte. Se eligió esa fecha en conmemoración de Justin Fashanu, un futbolista inglés y negro, el primero en salir del clóset y hablar abiertamente de su homosexualidad en 1990. Esto le valió ser centro de acoso, terminar su carrera prematuramente y terminar con su vida ocho años después.
Podemos tomar su caso de ejemplo para entender que el mundo del deporte siempre ha estado viciado por la homofobia, sobre todo en las categorías masculinas. Además de ser espacios plagados de machismo y que refuerzan estereotipos de masculinidad tóxica. A causa de esto, es complicado que los deportistas se sientan con la seguridad de hablar abiertamente sobre su sexualidad o su identidad de género. Ya que quienes lo hacen están expuestos a burlas, amenazas o rechazo por parte de aficionados o sus mismos compañeros de equipo.
Por esta razón no hay tantos hombres abiertamente gays en los deportes profesionales más populares como lo pueden ser el futbol. Ellos se salen del estereotipo de masculinidad hegemónica que por tanto tiempo ha querido imponer el deporte en los varones.
Más libertad para lesbianas y bisexuales
A diferencia de su contraparte masculina, en el deporte femenil podemos encontrar más referentes cuando hablamos de sexualidades diversas. Las deportistas y entrenadoras tienden a ser más abiertas al momento de hablar de su sexualidad o de mostrarse en público con sus parejas.
Una de las primeras grandes personalidades del deporte en hablar públicamente de su orientación sexual fue Billie Jean King, quien en 1981 fuera forzada a salir del clóset a causa de una demanda de una ex pareja. Pero a partir de ese momento ha sido una gran vocera a favor de las mujeres y de la comunidad LGBT en el deporte y fuera de él. Ayuda a recaudar fondos para la lucha contra el SIDA, el combate de la homofobia en las escuelas y ha apoyado a las asociaciones que buscan detener las tasas de suicidio de adolescentes gay y lesbianas.
Es en el fútbol en donde podemos ver una gran representación de deportistas lesbianas o bisexuales. En el Mundial de Francia 2019, había más de 30 futbolistas fuera del clóset e incluso algunas de sus parejas se encontraban en los estadios alentándolas. Ya que este Mundial ha sido el más grande y difundido en la categoría femenil, logró que estas imágenes se replicaran por todo el mundo ayudando a normalizar la presencia de personas LGBT en este deporte.
Aunque no todo es fácil para las atletas. Billie Jean King perdió sus patrocinios una vez que salió del clóset. En México, cuando las futbolistas Stephany Mayor y Bianca Sierra hicieron pública su relación recibieron varios ataques homofóbicos en redes sociales. Y esas son sólo algunas de las agresiones que las atletas han sufrido.
Cuerpo y binarismo
Con las personas trans, esta aceptación y apertura que pueden llegar a tener atletas gays o lesbianas no es la misma. Incluso en estos días se han replicando noticias falsas o sacadas de contexto por grupos transodiantes que buscan eliminar la participación de las personas trans en el deporte. Esto refuerza prejuicios que afectan la integración de las personas que salen de la cisnorma y desean practicar alguna disciplina de manera profesional. Es por eso que es necesario hablar de la transfobia en estos espacios ya que las personas trans han practicado el deporte desde hace muchos años, algunas sin ningún problema, hasta que sus historias fueron expuestas por personas externas sin su consentimiento.
El primer caso del que se supo a gran escala, fue la de la tenista Reneé Richards, quien en 1976 fue expuesta y sacada del clóset por un periodista. Después de eso se le prohibió participar en varias competencias y decidió demandar a la United States Tennis Association y el el 16 de agosto de 1977 la corte de Nueva York dió el fallo a favor de Renneé. Con esto, pudo participar en el US Open de 1977 en la categoría femenina.
Al igual que ella existen varias atletas que han tenido que luchar ante los obstáculos que se les ponen para competir con el género en el que se identifican, como tener que mantener sus niveles de testosterona a cierto nivel, el cambio legal de nombre y el rechazo de muchas personas. Ejemplos de ellas son Fallon Fox quien participaba en artes marciales mixtas y la futbolista argentina Mara Gómez que se convirtió el año pasado en la primera mujer trans en jugar en la Primera División Femenina de Argentina.
Por otro lado, a los hombres trans no se les ponen tantas trabas administrativas. Pueden competir en torneos sin tener que estar en una terapia de remplazo hormonal o alguna cirugía. Pero de igual manera tienen que sufrir con el rechazo de las personas y la poca visibilidad que se le da a los hombres trans. Y ni hablar de las personas no binarias, quienes son casi inexistentes sí se habla de un deporte de alto rendimiento.
Campañas de visibilización
Hay ciertos países en que sus ligas profesionales han hecho campañas para sensibilizar a quienes les siguen acerca de estos temas. La más conocida es Rainbow Laces en la Primer League en Inglaterra, en la que los equipos salen con las bandas de capitán y las agujetas de los botines con colores de la bandera arcoíris. En enero de este año, la Bundesliga en Alemania utilizó en las bandas de capitán y en algunos de sus uniformes arcoíris para conmemorar a las personas LGBT que fueron perseguidas durante el régimen nazi.
En México, la alcaldía Azcapotzalco en la Ciudad de México ha albergado dos veces la Copa LGBT. En el 2019 participaron en este evento más de 850 atletas de todo el país en distintas disciplinas como futbol, atletismo y natación. Este tipo de iniciativas hace que se empiece a hablar de este tema y comenta a tener una mayor inclusion de las personas LGBT en el deporte. Ya que, según la Carta Olímpica y los Principios Fundamentales del Olimpismo, «La práctica deportiva es un derecho humano. Toda persona debe tener la posibilidad de practicar deporte sin discriminación de ningún tipo”.
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