La ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña, a través de una resolución prohibió el uso del lenguaje inclusivo en las aulas. El fundamento del ministerio tuvo una excusa didáctica: los chicos no aprenden ni comprenden el idioma, “necesitamos que lo aprendan bien”, dijo el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Argentina tiene hace 15 años la Ley de Educación Integral (26.150) que, si bien tiene una baja adhesión a nivel federal, la Ciudad de Buenos Aires también existe desde 2006 a través de la ley 2.110. Allí, en el artículo 4, se establece el “el respeto a la diversidad”.
“Creí que en Argentina no teníamos este tipo de iniciativas que sí existen en otros lados, como en Brasil y Francia. Es una iniciativa que busca limitar los derechos”, expresa la doctora en Lingüística, Paula Salerno quien, además, se dedica a los estudios sobre las relaciones entre el discurso, la memoria colectiva y las identidades de género. “Desde una perspectiva glotopolítica, podemos pensar que estas iniciativas no son neutrales. Siempre hay alguna motivación de fondo, que puede ser económica o política, por ejemplo, ganar más votos En este caso, me parece que hay una cuestión de índole política-ideológica más que didáctica”, agrega.
-La resolución habla del respeto a las normas gramaticales, ¿la lengua cambia a través de las generaciones o es estática?
– Hay que pensar que la lengua está en uso y que en las escuelas se enseñan prácticas del lenguaje. Y esta palabra “prácticas” es muy importante porque el objetivo es enseñar el lenguaje en contextos y situaciones específicas. Por ejemplo, no se habla o se escribe de la misma forma en una entrevista laboral que en un chat de WhatsApp con un grupo familiar. Estas prácticas del lenguaje son algo que se enseña en las escuelas, para lo cual las reglas son importantes, pero también los contextos de uso. El lenguaje no es neutral, hay una ideología y una posición atravesada por ideas, estereotipos, representaciones legítimas de nuestra época, etc. Siempre se está transmitiendo una forma de pensar. No existe una lengua pura a la que hay que defender de posibles deformaciones. La lengua es constantemente moldeada por sus hablantes.
– ¿Por qué, como en este caso, se cita a la RAE para deslegitimar el uso inclusivo del lenguaje?
-Es problemático que se cite a la RAE como autoridad para hablar del uso de hablantes del español rioplatense. Hay un mapa que indica básicamente cinco formas de hablar español solamente en Argentina. Entonces, citar a la RAE es desconocer las realidades lingüísticas de las personas a las que se les está prohibiendo este uso. Por otro lado, también es llamativo que se prohíba solamente la “e” o la “x”. Si lo que quieren es defender el español de la RAE, tendrían que hacernos hablar español madrileño, e incluso tendrían que prohibir los anglicismos o los registros informales. La pregunta es por qué solamente se meten con la E como si ese fuera el problema de la educación del lenguaje. constantemente moldeada por sus hablantes.
– ¿Cuál es entonces el problema?
-Evidentemente tiene que ver con una posición en cuanto a la representación de personas de diferentes identidades de género. Se cita más la RAE que a la Academia Argentina de Letras. ¿Por qué no están citando estudios lingüísticos argentinos o regionales latinoamericanos que tienen más que ver con nuestra realidad? Hay una idea de que la RAE es la única autoridad y esto viene de muchísimos años de nuestra historia colonialista.
– ¿Es real que la incorporación del lenguaje inclusivo en las escuelas impide la comprensión de texto?
–Los argumentos sobre si la E o la X impide la comprensión de textos son completamente falsos. Me parece bastante al revés. Muchas docentes de escuelas cuentan que justamente a partir del lenguaje inclusivo y de la “E” se habilitan un montón de reflexiones y debates en clase acerca de la gramática. Esos debates hacen que les estudiantes se interesen en una discusión gramatical. Echarle la culpa a la “E” es lavarse las manos del empeoramiento de la educación y desconocer otras causas. Los problemas se vienen arrastrando hace muchísimos años y con la pandemia, lamentablemente se profundizó.
– ¿Cuáles son las distintas posiciones sobre el uso inclusivo del lenguaje en las investigaciones académicas?
-Hay algunas posturas que sostienen que la gramática es algo arbitrario, que el género es inherente a los sustantivos y que esto no puede cambiarse. Hay otras posiciones que entienden que la gramática no es arbitraria, sino que es algo motivado, y que las opciones gramaticales, por ejemplo, las de género se van negociando a partir de las intenciones comunicativas del punto de vista de cada hablante. Desde este enfoque teórico, la gramática emerge del discurso, de la interacción y cambia. Otro punto de vista, la sociolingüística, entiende que las intervenciones sobre el lenguaje tienen una posición política y muestran relaciones o valoraciones entre hablantes. También tenemos la teoría performativa, donde el lenguaje no sólo representa la realidad, sino que también nos permite cambiarla e incidir. Es decir, que el lenguaje también construye relaciones sociales y de poder. Permite la discriminación de personas o el respeto, Desde los movimientos feministas actuales se habla de la visibilidad. En ese sentido, al pensar en la existencia de estas personas que estaban invisibilizadas, podemos construir una realidad donde esta medida lingüística se acompaña de otras, como el cupo laboral, travesti, trans y otras leyes pioneras de la región que tenemos en Argentina.