La Marcha del Orgullo Plurinacional Trans Villera irrumpe a la hora de la siesta en el barrio 31en la ciudad de Buenos Aires, la más rica del país. El sol la estalla, los brillos acompañan, la música para travestis suena a todo ritmo con Santa Gilda.Vecinos y vecinas aplauden los cuerpos travestis y trans desde las ventanas y las escaleras de caracol. Los motocarros se amontonan al igual que los abrazos en mi corazón.
Las travas de la villa esperan (¡esperamos!) este día todo el año, porque saben que ese día el barrio las abraza y les da un beso en la boca. No sólo a ellas, también a las tortas, las marikas, las trans, les no binaries. Les recuerda que también pertenecen a la agenda emocional del barrio, sólo por un día.
Desde que se hizo la primera marcha del Orgullo Villero allá por 2019, pasaron cosas en este territorio. Por citar apenas dos ejemplos: la urbanización para pocxs y la pandemia para todxs. La marcha villera se fue volviendo una costumbre más del barrio y ese es mi orgullo. Esto no sería posible sin las redes de organización y acompañamiento que se dan a modo de teje por estos lados, gracias a las compañeras de la diversidad trans villera y las que forman parte de la Asamblea Feminista Villa 31.
Orgullo trans villero
¿Cuál es tu orgullo villero?, preguntamos el 29 de octubre mientras la marcha avanzaba por las calles de la 31 en su tercera edición.
Martina Pelinco es una de las organizadoras de esta actividad que se anticipa una semana a la convocatoria “oficial” de la Ciudad de Buenos Aires.
“Para mí el orgullo trans villero es el amor de muchas compañeras argentinas, migrantas, indígenas y de las que están en situación de calle. Todo eso. Y organizar por tercera vez la marcha del Orgullo, porque le faltaba al barrio. Reivindicamos a las villeras que hace años vivimos en la villa. Y hoy queremos que todas estemos acá celebrando la diversidad trans villera, plurinacional, indígena para todas”, -dice Martina-. “Queremos reparación e indemnización, queremos un cupo laboral travesti trans que sea popular. Que no haya burocracia y que se cumpla lo que la ley dice: que el cupo laboral sea para todas”.
Resistir a la pandemia: “Organización, amor y lucha”
Martina dice que la pandemia “nos enseñó mucho a dar. A dar todo porque eso era lo que teníamos que hacer porque la gente se moría, más allá de las travestis, se moría la villa 31. Nos pusimos a hacer ollas populares, buscando alimentos por todos lados cuando el Gobierno de la Ciudad estaba ausente. Fuimos nosotras las que nos pusimos al hombro esa mochila para sostener la realidad de todas y de todos en este lugar. Y lo hicimos con organización, amor y lucha”.
Las travas y trans que luchan por la reparación histórica gritan “Nuestra venganza es llegar a viejas”. Con esa impronta marchan también las más grandes por las calles de la villa, con alegría y con mucha furia travesti.
“Orgullo villero: gritar, amar, ser libres”
Para María Luisa Domínguez, el orgullo significa “la felicidad, el amor, gritar, amar, ser libres. Mostrar que nos podemos amar sin ser señalades. Que no porque vivamos en una villa no podemos ser amados. El amor tiene que ser universal para todo el mundo. Eso es al amor para mí”.
“Resistencia transfeminista, popular, disidente”
La marcha del Orgullo Villero congrega y amontona a todas las hermanas de todos los lugares. Entre ellas camina Geraldine Lezcano, referente de Marea Feminismo Popular de Merlo. Y dice:“El orgullo es estar hoy acá. Vengo desde el Oeste a resistir, acompañar y compartir. Al igual que lo hacen mis compañeres de la villa 31, porque la resistencia transfeminista, popular, disidente también existe aquí en la villa. No hay que invisibilizar, porque no existe solamente el movimiento travesti trans, de lesbianas, bisexuales, asexuales, intersexuales, solamente en CABA o en el área metropolitana de Buenos Aires, sino también en las villas. Este es un movimiento plurinacional, antirracista, sudaka. Hay que empezar a estar acá compartiendo, apoyando y luchando junto a esta resistencia transfeminista desde los movimientos populares y sociales seguiremos apoyando siempre la lucha”.
Otra que estuvo presente marchando con las travas fue la legisladora porteña Laura Velazco. “El orgullo trans villero significa para mí la realidad de nuestros barrios populares, atravesada por la perspectiva de género y el derecho a la identidad. Queremos un transfeminismo popular y realmente interseccional, donde se cruzan muchos derechos desigualados por género, clase, etnia. Y ahí tenemos que poner la prioridad para las políticas públicas y la organización popular”. La legisladora cree que una enorme fortaleza se está construyendo desde los barrios populares: “Desde que empezó esta marcha la acompaño, me voy de acá llena de fuerza y con ganas de trabajar más por la diversidad”.
“Es un orgullo ser una chica trans”
La marcha villera tiene una reina. Se llama Sofía Serrano y es Mis Trans Start Argentina. Dice: “Estar hoy aquí presente en el mes del Orgullo me parece súper importante. Para mi ser una chica trans es orgullo. Me siento orgullosa y elegiría mil veces esto, porque es poner el pecho todos los días. Y lo hago con amor y alegría.
Las tortas y lesbianas del barrio como cada año también marchan y cantan sus consignas en la cara de los vecinos y vecinas. Para Lucia Alemán (LaChato) el orgullo en el barrio es visibilizar las disidencias que lo habitan. “Estoy muy agradecida por estar aquí y que esto pase en el barrio. Deseo que sigamos así tan unidas luchando por los derechos de todas nosotras”.
“Orgullo de las niñeces trans villeras para transformar el mundo”
Araceli es la mamá de Jessica, una niña trans de 9 años, y militante de La Garganta Poderosa. Dice “Las niñeces trans villeras también están aquí para transformar el mundo al pasar. El orgullo es todo: son las tías travas, las mamás de esas travitas que luchamos todos los días en los barrios. Las abuelas, las tías, las familias que están detrás de esas travas y familia que a veces no la tienen en el barrio. Sépanlo, la familia la tienen aquí.
Orgullo es homenajear a Ramona
La marcha del OrgulloTransVillero sigue pasando por los lugares históricos de la comunidad para seguir construyendo la mística travesti trans villera LGBTTTIQ+. Y lo hace también desde la memoria colectiva y las luchas. Como cuando pasa por la casa de Ramona Medina, a modo de seguir ejercitando nuestra memoria colectiva y villera. Allí el homenaje a esta leona villera que nos arrebató el Covid-19 fue parar en donde Ramona vivía y cantar allí nuestras consignas. Cantar bien fuerte, para que se siga ejercitando la memoria y no pase nunca más.
Si nos abrazamos el frío no entra y lo sabemos. Esta fiesta es para todxs y las hermanas trans de otros barrios también están acá. Florencia Micaela es una hermana trava de la villa 21/24 y militante de La Poderosa. “El orgullo trans villero significa mucho para mi, estoy muy orgullosa de formar parte de mi comunidad y desde los barrios populares. La pandemia fue muy dura para las travas en las villas. No había para comer. Siendo travas villeras todo fue más difícil. Necesitamos formar parte de todo y de todas las discusiones en los barrios”.
En las calles del barrio suenan las bocinas. Las doñitas del barrio saludan y aplauden los cuerpos disidentes a modo de aprobación. Con mucho amor, entre la multitud aparece Victoria Freire, coordinadora del Observatorio de Géneros y Políticas públicas, referente de Mala Junta y Patria Grande, gran aliada desde el minuto uno de la marcha. “Para mí el Orgullo trans villero es la reivindicación de ser lo que cada uno quiera ser y romper con la criminalización y la persecución, es romper con los estigmas que caen sobre quienes viven en los barrios populares y quienes rompen con la norma hegemónica heterocis. El orgullo trans villero es el espacio desde el cual tenemos que construir otra ciudad y otra manera de habitar nuestra sexualidad, nuestra identidad y nuestro proyecto de una vida digna”, concluye Victoria.
Cuando la marcha va llegando a su final nos espera el escenario donde se va a leer el documento. Bailar y transpirar con Sudor Marika y Karen Pastrana. La gente que se empieza a amontonar y llega vestida de chola la gran Quirquiña Montero, hermana boliviana transformista.
“Llegué en el 2011 a la Argentina, ya son diez años que estoy aquí. Es un país maravilloso, me liberé acá. Salí del clóset para ser una chica transformista. Invitada en esta Marcha del OrgulloTrans villero me siento contenta, me identifica. Creo yo que las personas algunas tienen el honor o la gracia de Dios o del momento de la vida de poder estudiar y a algunas no se nos dio por equis motivos. No tuvimos alguien que nos dio ese impulso”, dice. “Entonces yo creo que la ley de derechos ´para las trans no tiene que venir de aquel que tiene profesión, no tiene que venir solamente de aquel que sabe hablar. Tenemos que construir una sociedad donde se entienda, vos SOS trans y tenés que estar. No solamente aquel que es enfermero, sociólogo, médico o abogado: todes formamos parte de esta sociedad”. Y ejemplifica “un edificio también está construido por ladrillos. En una casa que no tiene ladrillos, entra el frío. Y hay muchos agujeros en este edificio de la construcción de las leyes argentinas. Las trans villeras son esos ladrillos que te van a tapar y que a veces van a ser de paredón para que otras se refugien. Quiero ser un ladrillo que le tape el frío a una compañera”, concluye.
Llega la noche, se acercan los mas jóvenes y también los curiosos, tímidamente, a bailar y formar parte de la fiesta villera. Que también les pertenece, quizás sin saber que la Marcha del Orgullo Plurinacionacional TransVillero es la primera marcha de la diversidad en las villas de esta ciudad y de este país.
Cada año me vuelvo con el corazón lleno de emoción después de la marcha de las travas de la villa, como buscando crayoncitos de colores para seguir dibujando el paso al andar de mi comunidad. Y cuando lamarcha de este año termina, reinas y peones vuelven a la caja de la misma forma que los pastores religiosos y los mirones a sus casas. “Nos vemos el año que viene. Furia travesti!