Desde que en 2010 se definió a Qatar como sede del mundial 2022 se viene hablando de la vulneración de derechos en el país anfitrión. Y acercándonos a la fecha y a la fiebre mundialista, desde Grow- género y trabajo nos hacemos algunas preguntas, centrándonos en el rol de las organizaciones para desarrollar políticas inclusivas en el deporte.
¿De qué se está hablando?
En los últimos meses ciertos temas se profundizaron y pasaron a un lugar central de la agenda. A comienzos de mayo, periodistas suecos denunciaron que algunos hoteles no recibirían parejas del mismo sexo, mientras que otros pedían a sus clientes “no lucir como gays”. También circularon distintas versiones acerca de la posibilidad del público de utilizar banderas y símbolos LGBTIQ+. Aunque desmentidas por el presidente del comité organizador, esto sucede en un país en el que la disidencia sexual está penalizada. Como medida de protesta, hace unas semanas, algunos seleccionados de Europa anunciaron que sus equipos utilizarán brazaletes con los colores del orgullo. Si bien es una iniciativa interesante, valdría preguntarse cuál es el nivel de aceptación de la diversidad sexual en el mundo del fútbol en cada uno de esos países.
¿Cuál es la situación en el país organizador?
No hay dudas de que Qatar es un país en el que no todas las personas tienen los mismos derechos. Para las mujeres existe lo que se denomina régimen de tutela: para poder realizar muchas actividades deben contar con el permiso de sus tutores masculinos (HRW). Mientras que para la comunidad LGBTIQ+ la situación es muy delicada: el código penal establece penas de hasta 7 años de prisión para las relaciones de personas del mismo sexo.
Pero, ¿por qué en Qatar?
Desde Grow, género y trabajo, creemos que más que poner el foco en el país anfitrión (que es denunciado por los organismos correspondientes), es importante reflexionar acerca de la responsabilidad de la FIFA como organización, y en las distintas confederaciones que eligieron a Qatar como país anfitrión, en medio de denuncias de corrupción. Para garantizar la realización se debió modificar el calendario para hacer frente al clima local, se preparó la sede en el marco de denuncias de explotación laboral (AI), y se desatendieron las denuncias por motivos de género.
¿Qué dice la FIFA?
La guía de la FIFA de buenas prácticas en materia de diversidad y lucha contra la discriminación, plantea que “está prohibida la discriminación de cualquier país, individuo o grupo de personas por cuestiones de raza, color de piel, origen étnico, nacional o social, sexo, (…), orientación sexual o por cualquier otra razón, y será sancionable con suspensión o expulsión”. Confederaciones como la UEFA, la Conmebol, y la CONCACAF también tienen iniciativas vinculadas a la agenda de género.
¿Cómo se sostiene esta postura junto con la elección de una sede que mantiene un régimen de dominación masculina, con las mujeres en un lugar de clara subordinación y sin que haya lugar para ningún tipo de disidencia? ¿Las políticas de género llegan hasta -y se tropiezan con- la necesidad de sostener algunos negocios?
Desde Grow- género y trabajo, consideramos que estos debates tienen que servir para poner en primer plano la agenda de género y diversidad en el mundo del deporte. Que las organizaciones tienen la responsabilidad de desarrollar las políticas necesarias para promover deportes con igualdad de oportunidades y libres de violencia.