Al menos 4.473 mujeres fueron víctimas de femicidio en 29 países y territorios de la región en 2021, según los últimos datos oficiales informados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). La cifra representa una media de 12 muertes violentas de mujeres por razón de género a diario.
“Desde hace una década y media, los Estados de América Latina y el Caribe han reconocido la gravedad de la violencia feminicida y las muertes violentas de mujeres por razón de género (…) A pesar de estos avances, el femicidio persiste como una realidad y no se observan señales claras de que el fenómeno vaya en disminución”, dijo el organismo de la ONU en un nuevo reporte del Observatorio de Igualdad de Género regional.
En concreto, 4.445 femicidios ocurrieron en 18 países y territorios de América Latina y 28 en 11 del Caribe, según el informe.
Las mayores tasas de femicidio se registraron en Honduras (4,6 casos por cada 100.000 mujeres), Belice (3,5), Guyana (2), República Dominicana (2,7), El Salvador (2,4), Bolivia (1,8) y Brasil (1,7).
Además, en 10 países latinoamericanos las tasas de femicidio se mantuvieron iguales o superiores a 1 caso por cada 100.000 mujeres entre 2019 y 2021: Argentina, Bolivia, Brasil, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Paraguay, República Dominicana y Uruguay.
“Las cifras que presentamos sobre femicidios en América Latina y el Caribe son inaceptables. Nuestra obligación es redoblar esfuerzos para que las mujeres y niñas de nuestra región puedan ejercer verdaderamente su derecho a vivir una vida libre de violencia y discriminación”, dijo José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la Cepal en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Las adolescentes y jóvenes de entre 15 y 29 años componen el tramo etario que se concentra la mayor proporción de casos de femicidio, de acuerdo con datos de 16 países y territorios de la región entre 2019 y 2021.
Por otra parte, al menos 781 niñas, niños y adolescentes y otros dependientes perdieron en 2021 a su madre o cuidadora por femicidio en solo 10 países de la región que cuentan con datos al respecto.
“Este número revela el gran impacto que tiene la violencia de género no solo en las mujeres víctimas, sino también en sus familias, la comunidad y la sociedad en su conjunto”, subrayó la Cepal en un comunicado.
Hace dos semanas, en la XV Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, los Estados miembros de la Cepal se comprometieron a lograr una recuperación transformadora con igualdad de género orientada a la sostenibilidad de la vida y transitar hacia la sociedad del cuidado.
En la cita, se acordó “impulsar la adopción e implementación de leyes, políticas, planes de acción integrales y multisectoriales, y programas educativos de sensibilización, para prevenir, atender, sancionar y erradicar todas las formas de violencia y discriminación por razón de género contra las mujeres, las adolescentes y las niñas en toda su diversidad, en sus diferentes ámbitos y manifestaciones, incluidas las prácticas nocivas como la mutilación genital femenina, el matrimonio infantil y las uniones tempranas”.
El femicidio es solo la expresión extrema de la desigualdad, la discriminación y las múltiples formas de violencia contra las mujeres y las niñas.
Según encuestas nacionales especializadas de la región, entre el 60% y el 76% de las mujeres han sido víctimas de violencia por razones de género en distintos ámbitos de su vida, mientras que un promedio de una de cada cuatro mujeres fue víctima o vive violencia física y/o sexual por un perpetrador que era o es su pareja.
También los matrimonios y uniones infantiles, tempranos y forzados son una práctica nociva y una manifestación de violencia de género persistente y extendida en la región, donde afectan a una de cada cinco niñas, según la Cepal.
“Construir una sociedad del cuidado y un nuevo modelo de desarrollo que ponga la sostenibilidad de la vida en el centro solo será posible si se cumplen los Objetivos de Desarrollo Sostenible y se garantiza el derecho de todas las mujeres y niñas a vivir una vida libre de todas las formas de violencia”, concluyó Salazar-Xirinachs.