En los últimos días de febrero, la activa militante por los derechos humanos, Greta Pena fue convocada para la subsecretaría de Políticas de la Diversidad dentro del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación.
El espacio antes ocupado por Alba Rueda (quien asumió un cargo en el Ministerio de Relaciones Exteriores) es vital para abordar las necesidades de la comunidad LGBT. Violencias, accesos a los derechos y discriminación son algunos de los ejes que Pena se propone para trabajar durante su gestión. Su trabajo de gestión no es nuevo, y antes de llegar al ministerio, fue subdirectora ejecutiva de la Agencia Nacional de Discapacidad
“Para mí, llegar al Ministerio de las Mujeres, significa la cristalización de mi trabajo en la gestión pública que hago desde 1997 en los tres poderes del Estado, junto a mi identidad política, como lesbiana, y a mi lucha por los derechos humanos de las personas LGBTI”, dice Pena a Tiempo Argentino. “Para mí es un honor que hayan depositado la confianza en mí. Es mucha responsabilidad porque siento que hay mucho por hacer, mucho por fortalecer y me siento con muchas energías, fuerzas y ganas para hacerlo”, agregó.
Mientras trabaja en el acompañamiento a Higui, la funcionaria habló con este medio.
– ¿Cuáles son las demandas de la población LGBT sobre las que urge trabajar?
-En primer lugar, garantizar con políticas públicas el acceso real que consignaron las grandes leyes que se lograron en la Argentina. Tenemos que generar ambientes libres de violencia en lo educativo, en lo social, en lo comunicacional. Trabajar en un cambio cultural, fortalecer a la sociedad civil porque es la masa crítica que defiende los derechos de la población LGBTI en los peores momentos políticos. Lo que se necesita es institucionalizar el área, que queden institucionalizadas las líneas de trabajo para que no dependa de quién esté, sino que se transforme en política de Estado. Las personas LGBTI al igual que cualquier otra ciudadana de este país, lo que quiere es que el Estado les garantice que puede desarrollar su vida libremente y con el acceso pleno a todos los derechos que necesita. Entonces pienso que este ministerio es un lugar fundamental y el área de Políticas de la Diversidad doblemente fundamental.
-Como militante y a pesar de los avances que hubo, ¿qué ves de lo que pasa con respecto a la sociedad y la población LGBTI: ataques homofóbicos por ejemplo?
-Los avances en materia de derechos no entran en contradicción cuando son actos de violencia, orientación sexual e identidad de género, porque es una violencia específica, histórica, estructural y mundial. Pasa aquí, pasa en Canadá, pasa en China y pasa en Rusia. Esa violencia se traduce en algo concreto: Tehuel está desaparecido en ocasión de haber ido a buscar un empleo. Un hecho habitual para cualquier persona si sos una persona trans se transforma en un hecho de inseguridad para tu vida o para tu integridad o para tu dignidad. Lo mismo ir por la calle y expresar manifestaciones públicas de afecto. O desarrollar tu vida libremente en los colegios, la violencia que hay en los ambientes escolares de todo nuestro país va a ser uno de los ejes principales que vamos a trabajar.
– ¿Qué hay que hacer al respecto?
-Primero que no queden impunes. Este tipo de casos, que estamos hablando con un medio de comunicación, años antes ni siquiera llegaban a los tribunales. Hoy llegan. Lo que necesitamos es que las investigaciones judiciales incorporen esta perspectiva y que no haya impunidad porque estos crímenes tienen un efecto simbólico y disciplinador y dan un mensaje de terror a toda la comunidad LGBTI. La sociedad no puede tolerar estos hechos, y la justicia tiene que actuar. Lo segundo, el fortalecimiento de las políticas públicas y la institucionalización real, concreta, con dinero, con presupuesto. No alcanza sólo con la capacitación o la formación, necesitamos crear programas, necesitamos acompañar económicamente, necesitamos estar acompañando todas las situaciones de vulneración social, tenemos que transversalizar el tema en todo el Estado y tercero el cambio cultural. Trabajar en la educación, pero en la educación en todos los niveles.
-¿Cómo impactan los avances de los derechos LGBTI?
-Cada avance de los derechos LBGTI impactan en toda la sociedad, así como los retrocesos también impactan negativamente en toda la sociedad. Los discursos por prejuicios que vemos no sólo contra las personas LGBTI sino contra las personas migrantes o afrodescendientes, o de baja condición social, o con discapacidad tienen un hilo conductor y tienen que ver con que necesitamos trabajar para que eso se vaya erradicando para vivir en una sociedad más democrática. No es puntual de lo LGBTI, lo que sí creo es que el movimiento LGBT, esta identidad en la que hemos transitado y con la que hemos logrado tantas cosas, tiene mucho para aportar a esa sociedad más democrática, no sólo los derechos concretos.
– ¿Qué significó la desaparición de Tehuel?
-Lo de Tehuel no es un caso aislado. Tiene que ver con las violencias a las que se enfrentan las personas trans en diversos ámbitos, por ejemplo, a la hora de ir a buscar un trabajo. Queremos que la causa judicial, -y el Ministerio de las Mujeres lo exigió- tenga más celeridad y se agoten todas las medidas para buscar a Tehuel y para encontrar a Tehuel. También reflexiono que los grandes medios masivos de comunicación no se han hecho eco de este caso, y eso me parece preocupante porque me parece necesario visibilizar estas violencias que son específicas. Como contracara me parece muy importante la gran movilización del movimiento LGBTI.
“Higui reaccionó, se defendió”
El Ministerio de las Mujeres acompaña el pedido de absolución para Higui. Hace un tiempo presentó un amicus curiae y, además, están trabajando con la familia.
El sábado 4 de marzo fue ella una de las funcionarias que le entregó a Higui (y a otras militantes) un reconocimiento por su lucha y aporte dentro del movimiento LGBTI, durante la megaexposición, Nosotras movemos el mundo.
El caso de Higui, para Pena no es aislado. “No tiene la repercusión necesaria porque como cualquier cuestión de la vida de las lesbianas existe un ocultamiento de todo lo que es el sistema mediático, educativo, social”, afirma. “Tenemos Tehuel, tenemos Higui, tenemos a Joe Lemonge (el varón trans condenado inicialmente por tentativa de homicidio), a Luz Aimé, (la chica trans que llegó a juicio por tentativa de homicidio), a Diana Sacayán, Mariana Gómez (la joven lesbiana sentenciada a un año de prisión por resistencia a la autoridad), y especialmente todos estos casos en donde luego de la violencia específica vemos un poder judicial que no respeta los estándares de realizar investigaciones exhaustivas”, enfatiza Greta Pena.
– ¿Hubo cambios en la justicia con respecto a estos temas?
-Hay operadores en la justicia que sí están incorporando esta perspectiva y eso es vital. Como hace algunos años las mujeres teníamos que enfrentarnos a ver en los medios de comunicación que tildaban de crimen pasional a los femicidios. O frases como “la mató porque la amaba mucho” y esto no fue hace mucho. Si aún hoy cuesta instalar el concepto de la violencia específica de femicidio, más aún nos cuesta instalar el crimen por prejuicio, ya sea en su última instancia como también en violencias más leves. En este caso, Higui es acusada por defenderse de una situación de violencia sexual a la que se enfrentan muchísimas mujeres y muchísimas lesbianas. Higui reaccionó, se defendió. No es muy distinto al caso de muchas mujeres heterosexuales que también han ido presas o están presas por defenderse de un ataque de violencia sexual. La respuesta a una identidad como Higui: lesbiana, con una identidad diversa, de un barrio humilde, futbolista, con una expresión de género que no es la lesbiana hegemónica, sabemos que, si no fuera por el movimiento LGBTI y parte del Estado que la está acompañando, no la hubiéramos llegado a este nivel. Entonces creo que hay avances pero que falta muchísimo.