El 25 de julio se conmemora el Día internacional de las mujeres Afrolatinoamericanas, afrocaribeñas y de la diáspora. A diferencia de otros países de la región, la Argentina contemporánea se construyó a partir del mito de una nación blanca: la población de nuestro país descendería de los barcos provenientes de la inmigración europea.
En Grow- género y trabajo nos preguntamos: ¿Qué violencias genera este mito? ¿Cómo impacta esta invisibilización en las oportunidades de desarrollo profesional de las mujeres afrodescendientes?
Invisibilización histórica
Desde el Estado no se producen datos estadísticos sobre esta población. Después de haber consultado sobre este tema en 1887, recién en el censo de 2010 se volvió a realizar una pregunta sobre la afrodescendencia. Pero en ese momento la comunidad afro alertó sobre errores en la implementación de dicha encuesta, lo que había producido una subrepresentación del número real (un 0,4% del total de la población, mientras que estudios previos estimaban un 4%) (Informe Certificar nuestra existencia). Esta falta de información también se observa en el mundo del trabajo: no existen estadísticas oficiales sobre la inserción laboral de las personas afro, y por lo tanto tampoco de las mujeres.
En el último censo se incorporó la pregunta por la afrodescendencia. Habrá que aguardar los resultados para tener una idea clara de la dimensión de la comunidad afro en nuestro país.
Sin embargo, la invisibilización puede seguir teniendo efecto. La poca familiarización con el término afrodescendiente, o la falta de información sobre el origen familiar pueden seguir generando una subrepresentación. Por eso la importancia de poner este tema en agenda, y abandonar el mito de la Argentina blanca.
Inserción laboral y abordaje de la violencia
La investigación Certificar nuestra existencia, elaborada en 2016 por la Asociación de Mujeres Afrodescendientes en la Argentina, tuvo el objetivo de llenar el vacío estadístico. “Quisimos realizar una investigación sobre la vida social y laboral de las mujeres afrodescendientes, en un contexto en el que eran escasos los trabajos estadísticos sobre la población afro femenina”, cuenta Alejandra Egido, impulsora del proyecto.
A partir de esa investigación queda claro que, en su gran mayoría, las mujeres afrodescendientes se insertan en áreas vinculadas a las tareas de cuidado: ya sea en el trabajo doméstico o en el área de salud (enfermeras, cuidado de personas adultas). Trabajos mal remunerados, y en muchos casos en condiciones de precariedad e informalidad. Y al mismo tiempo, conviven con prácticas discriminatorias que restringen la posibilidad de acceder a trabajos calificados. «La dimensión institucional del racismo está constituida por el conjunto de políticas, prácticas y procedimientos que nos invisibiliza como grupo étnico impidiendo que podamos alcanzar una posición de igualdad social”, sostiene Alejandra Egido.
En 2021, Grow- género y trabajo acompañó a Teatro en Sepia, una compañía teatral que trabaja problemáticas de la comunidad afro en nuestro país, en la co-construcción de un protocolo contra la violencia de género para implementarse en APDEA (Asociación de Profesionales de la Dirección Escénica Argentina).
El objetivo de ese proceso era visibilizar la multiplicidad de violencias que en esos espacios se producen. Para comprender estas violencias es imprescindible la mirada interseccional. Esto significa un enfoque que contemple las distintas dimensiones que, además del género, atraviesan a las personas y a los sectores sociales -en este caso el grupo étnico- generando nuevas problemáticas y mayores obstáculos. Partir de esa mirada es fundamental para promover las transformaciones necesarias.