El 22 de julio se conmemora el Día Internacional del Trabajo Doméstico. Con esto nos referimos a aquellas actividades vinculadas al sostén del hogar, y que son realizadas mayoritariamente por mujeres.
Eso que llaman amor es trabajo no pago
El trabajo doméstico suele ser invisibilizado, pese a tratarse de tareas fundamentales para el desarrollo de todas las demás actividades. Según Carolina Villanueva, directora y co-fundadora de Grow-género y trabajo, “la posibilidad de que todas las demás personas puedan salir a trabajar y hacer su labor en el ámbito productivo depende -necesariamente- de este trabajo que está detrás”.
Según las encuestas nacionales sobre el uso del tiempo, el 92% de las mujeres realizan tareas de trabajo no remunerado versus el 74% de los hombres. Específicamente profundizando en el trabajo doméstico (ordenar, limpiar y/o lavar los platos, lavar y planchar ropa y cuidar mascotas), la actividad de las mujeres alcanza casi el 90%, mientras que entre los varones se ubica en el 68,3% (ENUT, 2021).
Es decir que, en Argentina, 8 de cada 10 mujeres realizan este tipo de trabajos, frente a 6 de cada 10 varones (EPH, INDEC, 2022). Cuando analizamos el total de tiempo destinado, las mujeres dedican -en promedio- algo más de 4 horas diarias, y los varones algo más que 2 horas y media (ENUT 2021). Esta desigual distribución se sostiene a partir de estereotipos de género que desde edades tempranas asocian a las mujeres con las tareas domésticas.
La contracara de estos números son los vinculados al mercado de trabajo. Las mujeres son -en mayor medida- las que no se incorporan, o lo hacen de forma parcial, o deciden suspender sus carreras en determinados momentos de la vida.
Esto lleva a que los índices laborales sean más favorables para los varones: su participación en el mercado de trabajo es del 70%, frente al 51% de las mujeres (Indec 2022). Además, solamente 1 de cada 4 puestos de jefatura son ocupados por mujeres (Indec 2021) y la brecha salarial alcanza el 28% (Ministerio de Economía 2023).
Es decir que son las mujeres las que relegan su inserción y desarrollo en trabajos remunerados para hacerse cargo del trabajo doméstico.
Un marco legal que garantice el cuidado
Mucho de este escenario lo explica el factor cultural, y la división sexual del trabajo que históricamente asignó a las mujeres el espacio doméstico y a los varones el espacio público. Pero, además, o en sintonía con esto, en nuestro país no contamos con un marco legal que garantice las tareas de cuidado
En 2022 se presentó en el país el proyecto de ley Cuidar en igualdad, que se propone -entre otras cosas- la creación de un sistema integral de cuidados y una expansión de las licencias, que contempla la diversidad de situaciones en las que se necesita cuidar a otras personas. En todo este tiempo el proyecto no fue discutido en el Congreso. Garantizar el cuidado como un derecho puede ser un primer paso en el camino hacia la revisión de algunos estereotipos.
Si bien en las últimas décadas ha habido avances en la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo y en la visibilización de lo que significa el trabajo doméstico, si analizamos con mayor detenimiento los datos, vemos que la desigualdad se sostiene.
Desde Grow- género y trabajo creemos que es necesario como sociedad impulsar transformaciones culturales, políticas y económicas para avanzar hacia la corresponsabilidad en estas tareas claves.