El domingo pasado se publicó una serie de chats entre funcionarios judiciales, políticos y empresarios que confirmaron lo que hace años se denuncia: el Poder Judicial no parece ser en la actualidad un poder independiente.
En los chats los hombres (entre los que estaban un juez y el secretario de jueces, un fiscal y el ministro de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires) hablaban de cómo esconder las pruebas de que la empresa Grupo Clarín les pagó viaje y estadía. Dos días después de esa publicación, la Justicia condenó a la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, y la inhabilitó para la vida política.
Ambos hechos de extrema gravedad dejaron al descubierto las irregularidades que existen hoy en el Poder Judicial y que desde hace años denuncian los feminismos.
“Hay una sociedad que no termina de tomar conciencia sobre la gravedad institucional que tiene el funcionamiento del Poder Judicial hoy”, expresa Victoria Tesoriero socióloga y compiladora del libro El poder judicial. La última trampa del patriarcado. “Hace mucho tiempo venimos viendo situaciones absolutamente irregulares en torno al accionar de sectores del Poder Judicial en lo que respecta a nuestra agenda de mujeres: desestimación de pruebas, desestimación de testimonios. O sea, un funcionamiento de sectores del Poder Judicial que no respeta la legislación vigente, incluso no respeta la Constitución”.
Tesoriero afirmó que después de conseguir el aborto legal, los feminismos advirtieron que ningún derecho podía estar a salvo con un poder judicial que no respetara la ley. “A medida que fuimos adentrando en la temática confluimos desde distintos sectores de activistas y ciudadanas en el convencimiento de que había que concientizar sobre lo que significa tener una justicia como la que tenemos hoy. Confluimos en un diagnóstico terrible de irregularidades del Poder Judicial a lo largo y ancho del país”, agrega.
Estas irregularidades, cuenta Tesoriero, se compartieron en el último Encuentro Plurinacional de Mujeres y Diversidades.
“Nuestro país está por cumplir 40 años de democracia ininterrumpida y esto es una situación gravísima de un poder estatal que tiene un funcionamiento muy irregular y que se ha convertido en una herramienta de persecución política. Y también se ha convertido en un actor económico, tratando de poner trabas a medidas que terminan agravando la situación de crisis económica que estamos viviendo, y el Poder Judicial actúa aliado a los sectores más concentrados”, manifiesta la socióloga.
En ese sentido, la abogada riojana Marianela Flores Díaz, también compiladora del libro, expresa: “es de una gravedad institucional que en nuestro país tiene precedentes en esa parte del Poder Judicial, que se instaló durante la dictadura. Ese Poder Judicial no surgió hace cinco minutos ni hace tres años. Lo tenemos hace 30 o 40 años. Lo que pasa es que, con las redes sociales, con los movimientos de Derechos Humanos, con el movimiento feminista que denuncia arbitrariedades, ilegalidades, abuso y violencia institucional por parte del Poder Judicial en los últimos años tomó una dimensión y trascendencia pública”.
“Hay un entramado ilegal que se volvió parte del sistema que todos tenemos naturalizado. Una trabajadora denuncia el incumplimiento de las normas laborales y en un juzgado se demora diez años para darme una sentencia. Un poco porque no les importa y otro poco porque muchas veces los jueces laborales tienen un vínculo con las grandes empresas y las grandes corporaciones para no reconocer derechos laborales. Ese entramado corrupto hoy tiene tanta la impunidad que osa proscribir a nada más y nada menos que la vicepresidenta Fernández de Kirchner”, enfatiza Díaz Flores.
“A esa proscripción se llega con un poder judicial corrupto y con un desprecio del sistema normativo de Argentina. Ellos están para garantizar el sistema normativo, para reconocer derechos, para legitimar los derechos a través de una sentencia. No para despreciarlo ”.
Respecto a la idea del golpe judicial, la abogada manifiesta: “Decimos que es un de golpe, porque la derecha está actuó de esta manera en otros países. La derecha utiliza el sistema de justicia para avanzar sobre derechos fundamentales. En Estados Unidos se dejó sin efecto el derecho del aborto a través de un fallo judicial. No estamos tranquilas en el movimiento feminista, si quienes tienen que garantizar esos derechos están en un entramado no solo corrupto, sino que un entramado patriarcal, clasista, deshumanizado. Un poder judicial que tiene conductas de violencia institucional, revictimiza a las mujeres, a las diversidades y a las niñeces cuando se presentan a reclamar justicia”, concluyeron las mujeres. «
Que el acceso sea para todes
La demanda por una reforma judicial feminista es desde hace unos años una de las consignas más importantes del movimiento de mujeres y diversidades. ¿Qué significa?
«El feminismo es la lucha por los derechos humanos de las mujeres, pero también por la igualdad. Enfocado hacia el sistema de justicia, la reforma judicial feminista es la demanda de mujeres, niñeces y diversidades por el acceso. Necesitamos un sistema de justicia que tenga perspectiva de género a la hora no sólo de resolver las causas, sino también del desarrollo de esas causas, de la atención a las personas con un enfoque de Derechos Humanos. La reforma judicial feminista es la demanda del movimiento feminista de acceder al sistema de justicia, de ser escuchadas por ese sistema y de obtener resoluciones que acompañen y garanticen nuestros derechos».
El libro
Poder Judicial, la última trampa del patriarcado es el libro prologado por Nelly Minyersky y editado por Cienflores. Reúne voces de activistas, abogadas y periodistas. Es una iniciativa del proyecto Generar compilado por Sofía Belén Amarillo, Marianela Flores Díaz, Florencia Grimolizzi y Victoria Tesoriero.