En marzo de 2020, a medida que avanzaban las disposiciones de aislamiento por el avance del covid, Claudia Repetto era buscada desesperadamente por su familia. Semanas después la encontraron asesinada. El principal acusado fue su expareja, quien, según los testimonios que se escucharon este martes en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC)1, la perseguía y la hostigaba continuamente.
Mónica Zarategui era amiga de Claudia. Compartía con ella clases de folklore y en la segunda jornada del juicio que tiene como imputado a Ricardo Alberto Rodríguez, de 57 años, le tocó comparecer como testigo.
De acuerdo al testimonio de Mónica, el acusado “resultó ser una persona absorbente, que la hostigaba, la perseguía y la acosaba continuamente”. Algo similar relataron los hijos de Claudia en la primera jornada del debate.
Esta testigo, que además era vecina de la víctima y del imputado en el barrio Termas Huinco de Mar del Plata, dijo que el hombre espiaba las conversaciones de su expareja a través de un caño conectado a la campana de la cocina, desde la casa lindera en la que él vivía.
A su vez Zarategui indicó que, tras el fin de la relación de cerca de un año y medio que había tenido con Repetto, Rodríguez “se presentaba en las clases de baile” a las que iban juntas, “se aceraba a la ventana” y “espiaba hacia adentro, pero cuando salíamos él se había ido”.
“Claudia estaba buscando casa para irse, para que no la siguiera acosando más”, relató la mujer y agregó que “él entraba sin permiso” en su casa “cuando ella no estaba”, por lo que le sugirió “mil veces que lo denunciara” y que él dejó de saludarla cuando lo supo.
Otro de los testigos en el juicio que se lleva a cabo en el séptimo piso de los tribunales marplatenses fue Hugo Rodríguez, amigo de los hijos de la víctima y quien capturó al imputado 26 días después de su desaparición y de la de Repetto.
El hombre explicó que siguió al acusado con su camioneta en la zona de Punta Mogotes cuando advirtió que podía tratarse de él y que “él decía que estaba equivocado, que no era la persona buscada”. Sin embargo, cuando reconoció finalmente que lo era “dijo que no sabía nada” de la mujer, y que “se había ido solo de su casa”.
Por su parte, María Constancio, vecina del PH del que forman parte tanto la vivienda de Repetto y como la de Rodríguez, declaró que lo vio al acusado “espiando hacia adentro de lo de Claudia”.
La testigo relató que, en una ocasión, cuando pidió al hombre que la ayudara porque se le había roto el calefón, “él empezó a contar todo el tiempo que habían sido pareja, no paraba de hablar de ella de forma obsesiva”.
En la audiencia ante los jueces Mariana Iriani, Juan Galarreta y Raúl Perdichizzi, declararon, además, un hijo menor de edad de Zarategui, y otro vecino que dijo que la madrugada posterior al crimen vio al imputado salir en bicicleta y con unas bolsas.
Por último, declaró otra vecina del barrio que solía encargarle tareas de jardinería a Rodríguez y que sostuvo que varios días después de su desaparición, cuando ya era buscado por la Policía, pasó presuntamente a cobrar un trabajo pendiente y ella corrió hacia el interior de la vivienda “asustada” mientras él escapó.
En tanto, el acusado no estuvo presente en la audiencia luego de que su defensor, Christian Rajuan, adelantara que por el momento no tiene pensado brindar declaración, ante lo cual, la jueza Iriani precisó que en caso de cambiar de postura deberá ser trasladado al TOC para hacerlo de manera presencial.
E debate continuará mañana con la declaración de cinco testigos, entre ellos, tres profesionales médicos.
Rodríguez llegó al juicio imputado por el delito de “homicidio agravado por el vínculo y por haber mediado violencia de género”, delito que prevé la pena de prisión perpetua, y cumple prisión preventiva en la Unidad Penal 44.
De acuerdo a la investigación del crimen, Repetto fue asesinada en el interior de su casa, ubicada detrás de la del acusado, y tras el femicidio, el hombre enterró el cuerpo a un costado de la ruta 11, camino a Miramar.
La desaparición había sido denunciada el 2 de marzo 2020, luego de ella que se ausentó en su trabajo en un hotel del macrocentro marplatense donde realizaba tareas de limpieza.
Inicialmente, la causa fue caratulada “averiguación de paradero”, y pese a un fuerte despliegue de fuerzas provinciales y federales, que incluyó rastrillajes con perros y análisis de cámaras de seguridad, durante 26 días no hubo rastros de la víctima ni del acusado.
Finalmente, Rodríguez fue detenido el 27 de marzo de 2020, en el inicio de la cuarentena por el coronavirus, interceptado en la vía pública por el amigo de los hijos de Repetto.
Horas después de su captura, confesó el femicidio y dijo que había enterrado el cuerpo 15 kilómetros al sur del centro marplatense, muy cerca del sitio en el que efectivos policiales habían hallado una pala en los primeros días de la investigación.
También confesó que la noche del crimen atacó a Repetto cuando ella salía para encontrarse con un amigo que debía pasarla a buscar por su vivienda, en la calle Don Orione al 1.500.
Según la hipótesis planteada en el inicio del juicio por el fiscal Leandro Arévalo, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 7 marplatense, “cerca de las 21.30 del 1 de marzo 2020, Rodríguez, previo ingresar de manera imprevista al lugar donde vivía” Repetto “la sorprendió acometiendo contra ella y con el inequívoco objeto de causarle la muerte comenzó a agredirla”.