Los discursos discriminatorios que circulan a través de los medios de comunicación, las redes sociales y otros espacios se están convirtiendo en un problema a escala global. Los mensajes incendiarios, que estigmatizan o promueven el racismo, la xenofobia, la intolerancia religiosa avanzan en todo el mundo y con patrones en común. Sabemos que encuentran en las personas LGBTIQ+ uno de sus blancos, pero no el único.
En Argentina, sólo en los últimos días la Defensoría del Público recibió más de 600 denuncias sobre discursos discriminatorios difundidos en diferentes segmentos y días de la semana por la conductora de televisión Viviana Canosa. La mayoría de las denuncias recibidas por este organismo se vinculan a temas orientación de género y orientación sexual. Ya en marzo, la Defensoría había recibido un récord de más de 750 denuncias en una semana por opiniones discriminatorias vertidas en programas de televisión sobre temáticas transfeministas, de géneros y colectivos de la diversidad sexual.
¿Cómo y qué se puede denunciar en la Defensoría del Público?
“En la Defensoría del Público se pueden denunciar discursos discriminatorios. Estamos viendo que por un lado la gente está denunciando más. Hay muchos discursos vulneratorios de derechos, pero además que las audiencias están más activas y atentas a que no se reproduzcan. Y creemos que también influye que se ha visibilizado más a la Defensoría”, dice Alejandra Iriarte, directora de Protección de derechos y asuntos jurídicos de dicho organismo.
Desde la Defensoría existe preocupación por la cantidad de denuncias récord que recibieron a principios de año sobre violencia de género y discurso discriminatorios. La Defensoría no tiene la potestad de sancionar a quienes emitan mensajes discriminatorios, ya que esto es una facultad del ENACOM (Ente Nacional de Comunicaciones). Pero da otro tipo de respuestas: “Impulsamos medidas reparatorias que pueden ser capacitaciones, pedidos de disculpas o garantizar un espacio a las personas que vieron vulnerados sus derechos”, explica Iriarte. Y agrega: “Desde este organismo también podemos propiciar el diálogo con el medio denunciado. Hemos tenido encuentros fructíferos, por ejemplo, con América”.
Cómo denunciar en un clic
¿Qué es un discurso de odio?
Aunque no existe aún una definición terminante y consensuada, los discursos de odio se definen como “cualquier tipo de discurso pronunciado en la esfera pública que procure promover, incitar o legitimar la discriminación, la deshumanización y/o la violencia hacia una persona o un grupo de personas en función de la pertenencia de las mismas a un grupo religioso, étnico, nacional, político, racial, de género o cualquier otra identidad social”. Así lo definen les investigadores en el informe “Discursos de odio en Argentina”, que vienen trabajando el tema desde la Universidad Nacional de San Martín, bajo la dirección del investigador del CONICET Ezequiel Ipar.
Los organismos internacionales ya los pusieron en agenda. Naciones Unidas aclara que no existe una definición jurídica internacional. Y hablar de odio es por lo menos polémico y bastante contradictorio. Aun así, Naciones Unidas los describe como “cualquier forma de comunicación de palabra, por escrito o a través del comportamiento, que sea un ataque o utilice lenguaje peyorativo o discriminatorio en relación con una persona o un grupo sobre la base de quiénes son. En otras palabras, en razón de su religión, origen étnico, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otro factor de identidad. En muchos casos, el discurso de odio tiene raíces en la intolerancia y el odio, o los genera y, en ciertos contextos, puede ser degradante y divisivo”.
Mesa de trabajo contra los discursos de odio
En este momento avanzan distintas medidas para intentar frenar los discursos que vulneran derechos. Una de ellas es una mesa de trabajo impulsada por la legisladora porteña Victoria Montenegro. Convocada desde la Comisión de Derechos Humanos, Garantías y Antidiscriminación que preside, la primera mesa se realizó en marzo en la Legislatura y de ella participaron diferentes organizaciones sociales, políticas, culturales, y también funcionarixs de Justicia y del Estado, que buscan coordinar nuevas estrategias de visibilización y abordaje.
“El odio existe y se lo combate. Los derechos humanos no son una cuestión del pasado. Es importante identificar algunos patrones que comparten estos discursos (que pueden dirigirse a distintos grupos) y trabajar en mecanismos efectivos para combatirlos”, señaló la legisladora Montenegro.
Libertad de expresión y discriminación
Muchas de las personas que difunden mensajes de odio dicen ampararse bajo el derecho a la libertad de expresión. Varios organismos ya se han pronunciado al respecto. “El derecho a la libertad de expresión no es un derecho absoluto y está sujeto a limitaciones. De una parte, la Convención Americana establece que la libertad de expresión puede ser limitada hasta donde sea necesario para garantizar ciertos intereses públicos o los derechos de otras personas”, dice la Relatoría para la Libertad de Expresion
Por eso, cualquier “apología del odio” dirigida contra las personas a partir de su identidad de género, orientación sexual, diversidad corporal, que implique una incitación a la violencia o a “cualquier otra acción ilegal similar” se encuadra para los organismos en esta disposición.
¿Qué relación existe entre discursos discriminatorios y violencias?
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos afirma que ha recibido información que señala que la violencia contra las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex (LGBTI) se ve reforzada por la diseminación de “discurso de odio” dirigido a esta comunidad en distintos contextos.
Esto incluyendo debates públicos, rechazo de eventos organizados por personas LGBTI (por ejemplo, Marchas del Orgullo). También a través de medios de comunicación y en Internet. “Si bien es necesario estudiar este fenómeno con mayor profundidad, la evidencia demuestra que cuando ocurren crímenes contra las personas LGBTI, con frecuencia están precedidos de un contexto de elevada deshumanización y discriminación”, dice la CIDH en lo que se considera el informe más exhaustivo hasta el momento de situación de personas LGBT* en América Latina: Violencia contra personas LGBT.
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