El 2021 podría pensarse como el año de la transición. Después de un 2020 en donde la gran mayoría de los trabajos se vieron afectados por las restricciones impuestas a partir de la pandemia de COVID-19, el año pasado de a poco, aunque con avances y retrocesos, muchas restricciones se fueron levantando. En algunos casos se volvió a la vieja normalidad, en otros se adoptaron algunos cambios que habían sido obligatorios, pero que permanecieron más allá de la cuestión sanitaria. Desde Grow analizamos desde una perspectiva de género la encuesta que realizó Bumeran sobre los balances de los y las trabajadoras.
Conseguir trabajo en pandemia
En primer lugar, las mujeres manifestaron que el contexto actual hace más difícil la búsqueda de empleo: frente a 60% de varones, lo hicieron el 67% de las mujeres. Esto no hace más que ratificar una realidad no solo de Argentina sino de toda la región, y que viene de hace muchos años: el desempleo afecta más a las mujeres que a los varones. Durante el 2020, fue de 12% y 9,7% respectivamente (CEPAL).
Otros datos que dan cuenta de las desigualdades es que entre quienes sí tienen trabajo –aunque con una leve diferencia– las mujeres están más disconformes que los varones. Ahora bien, al momento de pretender un aumento de sueldo, ellos pedirían más que ellas. Esto se relaciona con la brecha de género en materia de ingresos, que en Argentina es de 30% en trabajos formales, y de 36% en trabajos no formales (SIGEN).
Esta situación afecta aún más a las personas de otras identidades de género, históricamente excluidas del mercado laboral. De quienes respondieron la encuesta, el 70% afirmó que el contexto actual es más difícil para conseguir trabajo. En este sentido, durante el 2021 se sancionó la ley de cupo laboral travesti trans, que insta al Estado a incorporar personas de la comunidad a sus organismos y garantizar su capacitación.
Desarrollo profesional
Otra diferencia se observa en el desarrollo profesional: son los varones quienes en mayor medida sienten haber cumplido sus objetivos (64% frente al 56% de las mujeres). Respecto de las personas de otras identidades de género, de 5 respuestas, 3 afirmaron haberlos alcanzado y 2 no. Las menores oportunidades de desarrollo que tienen las mujeres es lo que se conoce como techo de cristal: la dificultad de acceder a cargos de liderazgo en las organizaciones, en donde predominan los varones.
La contracara de estas desigualdades se observa en las intenciones de capacitación. Pensando en el año que está comenzando, el 83% de los varones tiene pensado realizar alguna formación. En las mujeres este número es de 87%, y en las personas de otras identidades de género, se eleva al 97%.
Mayor desempleo, menores ingresos, escasas oportunidades de desarrollo para las mujeres, y una enorme exclusión del mercado laboral formal para las personas de otras identidades de género. Durante la pandemia sino se profundizaron, al menos se consolidaron las enormes desigualdades en el mundo del trabajo.
Desde Grow trabajamos para que mujeres, varones y personas de otras identidades de género, cuenten con las mismas oportunidades en su desarrollo profesional. Con ese objetivo, acompañamos a las instituciones en sus procesos de transformación cultural para que puedan lograr espacios de trabajo inclusivos.