Viral es una película a mitad de camino de todo. De la ciencia ficción y el terror (los quiere mezclar o ser parte del género que los combina, pero le sale mal), del amor adolescente, de la moralina típica de las películas de terror en las que por querer divertirse mueren todos los pibes, de la redención y de unas cuantas cosas más. Hasta de ser una película.
El asunto se resume a un virus desconocido que se contagia por sangre y, en principio, vive como un parásito. Luego ya no, pero acá no se puede explicar, no por hacer alguna revelación indiscreta, sino porque la película no lo dice. Sólo sucede. Lo único bien explicado es la decisión de la hermana mayor, que hace lo que el padre le dice que no haga, y por eso un montón de gente sufre un montón, en especial la hermana, que como buena hermana menor trata de socorrer a la mayor que siempre se meta en problemas.
Así se suceden la cuarentena, el avance del virus, la pérdida de gente, las escenas algo escatológicas y una trama que pierde tensión a medida que avanza. No es que le falten sorpresas, sólo que, en apariencia, le sobran manos: como si la película hubiera estado hecha por varios, y no precisamente directores de cine. Tanto, que incluso en su crueldad con los protagonistas es inacabada, a mitad de camino.
Por el final, es de esperar que haya nueva entrega. En este caso, por suerte está la taquilla para dar el veredicto definitivo.
Viral (Estados Unidos, 2016). Dirección: Ariel Schulman. Guión: Barbara Marshall.
Con: Analeigh Tipton, Sofia Black-D’Elia, Michael Kelly, Travis Tope. 85 minutos.
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