La cantante Victoria Di Raimondo y la pianista Paula Gandino se conocieron en 2015 y rápidamente se dieron cuenta que querían compartir un proyecto musical. Con un grupo de canciones que ya estaban casi armadas, empezaron a darle forma a la idea de un disco, uno que pudiera demostrar la fortaleza que se puede lograr con la intimidad que da el registro de piano y voz. Con tiempo y paciencia, y con muchos escollos circunstanciales que lo atrasaron, armaron Pretérito imperfecto, el flamante disco de ocho canciones que deja testimonio del universo estético que Di Raimondo y Gandino supieron conquistar.
“Fue largo pero hermoso. Fueron años de ensayar, de probar distintos arreglos, de trabajar cada detalle. Aprovechamos este tiempo loco que nos tocó y grabamos en agosto, con los protocolos que la cuarentena exigía”, dice Di Raimondo, una de las cantoras, autoras y compositoras más originales de la escena de tango contemporáneo.
Di Raimondo es una cantora potente y sensible, que transmite cierto aire trágico. Como letrista se lanza en textos que van al hueso y pintan imágenes que son un eco de un universo muy personal: “Todas las letras tienen un hilo conductor, que tienen que ver con mi llegada a Buenos Aires y las sensaciones que me provocaba la ciudad. Quería algo sin vueltas, sin rodeos, un universo e imaginario que se lo debo a la literatura que leí y a la música que escuché. El discurso trágico me gusta”, destaca. Esa naturaleza se percibe claramente en composiciones como «Desbarro», «Manifiesto», «Nocturno», «Vals desesperado» y «Ausencia», entre otras.
“También hay cosas autorreferenciales, con experiencias cercanas a muertes de seres queridos y demás. Pero también me di cuenta que hablo de la expulsión: de los que están afuera del sistema, de los que están fuera de sí mismos por estar en esa rueda que los hace ser parte de ese mismo sistema. La locura y los problemas mentales es otra forma de expulsión. Por ahí va”, agrega.
Di Raimondo fue una de las fundadoras en su Mendoza natal de Altertango, banda referente del nuevo tango, que marcó su carrera y la ayudo a reconfirmar que no sólo los porteños pueden indagar los márgenes del género sin caer en las trampas de la nostalgia. Junto Gandino, la cantante logra una expresividad distinta, producto de una química que permite que afloren otros matices. Se trata, también, de un encuentro que expresa un compromiso sostenido con la renovación del tango que busca dejar su sello en la rica tradición de la música popular argentina.
“Trabajamos muy bien y logramos sacar algo que nos muestra por dentro, son sentimientos en forma de palabras –confiesa–. Fue una satisfacción encontrar a alguien como Paula, de una nueva generación de músicos de tango. Amé hacer un puente con ese nuevo sentir. Siempre digo que el tango se transforma en una manera de estar en el mundo y me alegra ver qué le pasa a gente más joven: ellos son el futuro. Porque todo lo que pienso tiene que ver con el tango, de una u otra manera. Por eso me salen solas las canciones, porque todo tiene ese filtro para mí, y ver que también le pasa a otros es genial”.
Di Raimondo destaca que Gandino es una aplicada del piano, y que su forma de tocar casi mágica permitió que grabaran el disco en solo tres horas de estudio: “Lo pudimos hacer así porque estaba todo muy ensayado y porque ella tiene muchos recursos. Fue una experiencia inolvidable”.
El único tema que no es de su autoría se llama «La misión». Es de Julián Peralta y el letrista Miguel Suárez. “Me encantan los dos, esa dupla compositiva es tremenda. Ese tema tiene algo sobre lo que siempre estoy dando vueltas: es una canción sobre la despedida, ronda la muerte y encajó perfecto con los extremos que logramos en este disco”, puntualiza. Para Di Raimondo ese imaginario circula entre la locura y la profundidad de la noche.
“Canto desde que me acuerdo y siempre canté igual. Con un nivel de dramatismo y dulzura que me marcaron y formaron mi estilo. Nunca dije voy a ser cantante, nunca estudié. Me formé escuchando música, a Janis Joplin y Gardel, horas y horas. Y a muchos más, claro. Me fui largándome sin racionalizar. Me gustaría ser más sutil, a lo Ellis Regina, por nombrar otra cantante que me encanta, pero no puedo. No sería yo. La verdad que tengo una cosa salvaje que no puedo evitar”, dice Di Raimondo sobre su estilo de interpretar.
La cantante y compositora logró transformar la pandemia en tiempo productivo. Además de Pretérito imperfecto, ultimó los detalles del repertorio del nuevo álbum que grabarán junto al Cuarteto La Púa. Además, desempolvo un puñado de canciones que había hecho junto a Hernán Reinaudo –en un formato atípico para ella: cuarteto de cuerdas, bandoneón y guitarra- hace algún tiempo: “Es un amigo de muchos años. Tenemos seis canciones en un formato extraño, con arreglos ya escritos y todo. Así que nos animamos y las grabamos. Espero poder sacarlo este año. También quiero ver si puedo grabar unas cosas que estuve escribiendo con una orquesta típica, con pibes sub 30 que demuestran que el panorama tanguero está más vigente que nunca. El 2020 fue un año raro, pero me dejó cosas lindas. Veremos qué pasa con el 2021”, concluye.
Victoria Di Raimondo (voz) y Paula Gandino (piano). Disponible en plataformas.