Un primer disco muchas veces es una búsqueda, el inicio de un camino donde expresar una visión del mundo y de la existencia; en este caso, uniendo música y literatura. Eso es lo que logra Dease, el alter Ego de Francisco Baccega, con el lanzamiento de su primera tanda de temas propios, unas trece canciones, que son parte de su álbum debut llamado Anfis Bena. Allí, con un lenguaje propio que él mismo describe como pop alternativo, se perciben influencias de artistas y agrupaciones como Depeche Mode, Kate Bush, Björk y hasta David Bowie, tanto en lo estético como en el uso de los recursos sonoros para crear atmósferas diferentes, con cadencia y también buscando la profundidad en cada estrofa. En las letras se nota una lectura profusa, como un cóctel que pueden tener la potencia de las palabras de Alejandra Pizarnik mezcladas con las imágenes del cine de Stanley Kubrick.
“Éste es un disco que surge desde un sentimiento de extranjería para el mundo externo. Que busca mostrar cómo es sentirse un turista, o separado de lo que se legitima como común, en el terreno de lo fáctico y de lo cotidiano. Para mí, el disco es hacer el amor con algo que me asignó un lugar en el mundo”, comenta el artista que empezó a los 14 años a actuar como integrante de Polen, banda de rock alternativo, para luego ir haciendo un camino creativo propio.
Con 22 años, Dease crece en las plataformas digitales de música por su mensaje y concepto artístico que podría ser definido como la punta de un iceberg contracultural, o lo que puede ser expuesto como un camino al costado del mainstream. Luego de compartir escenario con Sergio Rotman y Benito Cerati durante el verano, Dease está mostrando su trabajo y en ese marco se presentará el 13 de Mayo en el Emergente.
– ¿Cómo definirías tus canciones?
– Creo que tienen dos planos: uno desde el lado imaginativo y otro desde lo terrenal. Para mí son amor, pero no desde una idea simplista: sino como un gran simposio de todo tipo de sentimientos. El amor también tiene tragedia y me gusta relacionarme con la idea del vacío, de las carencias que esconden un deseo. Todos signos vitales, que nos hacen sentir vivos. Me gusta pensar sobre esto y eso se refleja en lo que dicen mis cancionesm creo.
-¿Por qué Anfis Bena?
– Es la serpiente de dos cabezas de la mitología griega y se me ocurrió cuando leí el cuento de Borges, “There are more things”, de El libro de arena. Cuando descubrí esa palabra, más allá del significado concreto y la simbología, me impactó, porque el personaje descubre esa palabra y tiene una especie de revelación, y es lo que me pasó a mi cuando la leí. Descubrí que era la serpiente que según la alegoría se alimentaba de los cuerpos muertos que quedaban atrás en los campos de batalla. Entonces yo le di mi interpretación como de alimentarme de los recuerdos, y de alguna manera así fui vertebrando mi disco, desde la perspectiva nostálgica. Pero con algo de fantasía. Más allá de eso, me gustaba eso de tener dos cabezas, que representan una unidad, pero a su vez una va por un lado y la otra para otro lado. Entonces por eso creo que es un disco con dos mundos, dos relatos. Un lado A y una cara B.
-¿Hay un eje temático que une esas partes? ¿Hubo una motivación común que las unió? Son letras bien diversas desde la lírica…
-Hablan de la alienación, es un tema presente en todas mis letras, a veces más escondida, a veces más explícita, aunque no me gusta lo concreto. No soy partidario de que todo sea claro, sino que hay un leitmotiv que vaya por debajo de la superficie. Hay algo de erotismo, no ligado a lo hetero, sino mas apuntando a lo homosexual y a la bisexualidad. Sí, cada una de mis canciones postula una mirada diferente que la distingue, pero todas tienen un deseo de trascender espiritualmente y despojarse de todo concepto para ser algo prístino con lo absoluto, en esta idea de la fantasía poética que las domina.
-Tiene que ver con la inocencia de la infancia también, ¿Puede ser?
-Si, es otro tópico recurrente. La recuperación de esa inocencia es clave en lo que escribo. Eso se nota, pero en los lados del disco están presentados con improntas sonoras distintas. No son ajenas, ni los temas ni los ritmos de cada canción, ya que como en la serpiente y sus cabezas, confluyen en sus diferencias y se necesitan una a la otra para existir. Hay algunas con sonidos más electrónicos y una más frenéticos, y otras no tanto, con más influencias de la música clásica. Siempre está lo electrónico, pero me gustan mucho los bajos y elementos de la ópera, ya que soy muy adepto a ella. Eso se siente. Creo que el disco tiene que ver con mi crianza.
-¿En qué sentido?
– Porque yo nací en Ituzaingó, y jugaba en una zona donde había casas abandonadas para meterse, algunos baldíos por explorar y correr, con cierto espíritu predispuesto para crear mundos, jugando en la calle, con más libertad que mis primos que vivían en la capital. Cuando venía a visitarlos notaba esa diferencia de comportamiento en los modos y era como otra orilla de mi realidad. Todo era más caótico y frenético en la gran ciudad. Eso es un poco lo que traspolé a mi modo de hacer canciones. Uno no es uno solo, sino que está fragmentado dependiendo del entorno. Me gusta leer, escribir y mirar cine, y eso lo incorporé de chico. Así formé mi método de trabajo, buscando la musicalidad a todo relato que me surja o lea o vea. Cree una intuición propia y se dejarme llevar por ella.
-¿La vida actual permite crear poesía y fantasía?
-Hay una crisis discursiva, por la celeridad con la que se vive. Entonces creo que hay que proponer narraciones o búsquedas de comunicar otras miradas. Hoy hay mucha información dispersa y parece sólo importar la tendencia. Es una vorágine donde todo parece lo mismo, pero hay una variedad de mensajes que puede ser interesante. El arte no tiene la función de predicar, sólo tiene que llegar a otro, pero sin pensar en el éxito como fin. Porque el éxito no es nada concreto, depende. Lo importante es la sensibilidad, lograr sentir algo con lo que hacés, sin importar si impacta. Es una idea capitalista pensar que sólo importa acaparar una audiencia grande para validar tu material, porque si no lográs no significa que lo que hacés es malo. No es sano definirse a partir del otro. Hay que hacer lo que sentís, buscando una experiencia sensible, crear sin esperar nada a cambio. Si lo que haces es auténtico no hay que preocuparse, sino disfrutar.
Dease
Presenta Anfis Bena, su disco debut, junto a Berfeye, Tshine y Sueño inmortal como artistas invitados. Sábado 13 de mayo a las 21 en El Emergente, Gallo 333.