Basada en los relatos de su propia autoría, Samuel Benchetrit consigue transmitir ese espíritu de irónica alegría que despierta descubrir que lo absurdo de todo. En esa comunidad de un edificio de pobres condiciones de mantenimiento que no por eso hace descender a sus habitantes niveles de pobreza, todas son vidas truncas, pero todas aún conservan la esperanza de que lo que viene estará más cerca de lo que alguna vez soñaron.
Allí está un hombre en silla de ruedas (Gustave Kervern) porque se quedó dormido sobre una bicicleta fija y eso le produjo una lesión muscular de importancia, que en una visita informal al hospital donde estuvo internado se encuentra con una enfermera (Valeria Bruni Tedeschi) a la que le miente que es fotógrafo. Luego hay una relación que se entabla entre un adolescente al que sólo salva la curiosidad por una persona mayor, que a la sazón es una actriz al que el correr de los años le quitó el ímpetu profesional de otros tiempos, por no decir que está en decadencia (Isabelle Huppert). Por último, un insólito encuentro entre un astronauta norteamericano (Michael Pitt) cuya cápsula espacial en la terraza del edificio y una inmigrante argelina de la región de Cabilia.
En esa descripción más que en las situaciones que suscita, se encuentra el núcleo fuerte del relato. No hay, como en el cine norteamericano, la relación torpeza situación absurda. Aquí lo absurdo es la relación misma. De ahí su riqueza. Que también es el límite para la risa, ya que ninguna relación desemboca en situaciones desopilantes. Lo mismo que para la profundidad: nada avanza más allá de lo imaginario de un encuentro que tiene tanto de circunstancial como de necesario, por más que se suponga lo contrario. En el reconocimiento de una soledad insoportable que lleva a sentir emoción donde hay desesperación y ver belleza donde sólo hay necesidad, el film encuentra su tono y su pulso para acariciar un poco el alma.
La comunidad de los corazones rotos (Asphalte. Francia, 2015). Dirección: Samuel Benchetrit. Guión: Samuel Benchetrit y Gábor Rassov. Con: Isabelle Huppert, Gustave Kervern, Michael Pitt, Valeria Bruni Tedeschi, Jules Benchetrit y Tassadit Mandi. 100 minutos. Apta para mayores de 13 años.