Gran Bur, obra escrita y protagonizada por Patricia Castro y Susana Tale, cuenta con una puesta en escena simple pero directa, que permite desarrollar el vínculo entre una dueña de casa y la empleada que realiza las tareas del hogar. Pero la relación que se crea entre ellas intenta alejarse de aquellos parámetros abusivos que suelen marcar la relación empleadora-empleada. El humor –a su vez– marca el ritmo del relato y favorece que el espectador se reconozca.
Se trata de una obra en la que dos mujeres, que a priori parecen muy distintas, demuestran que aún en las diferencias la sororidad es un factor clave para enfrentar la realidad. “La obra nació de una improvisación que hicimos con Susana en un taller que compartimos. Que una patrona busque compañía de su empleada nos pareció una situación que permitía muchas aristas de exploración. Desde lo ideológico hasta lo vincular. Fue un laburo que lo fuimos armando de a poco. Creo que le encontramos el tono que buscábamos”, destaca Patricia Castro.
Además de actriz y dramaturga, Castro es terapista ocupacional, y su compañera Susana Tale es abogada. “Nuestras profesiones suman a la hora de crear. Porque tenemos modalidades de trabajo diferentes y experiencias distintas. Yo busco el humor en todo y Susana es más formal. Desde esas dos miradas fuimos armando este vínculo que se ve en escena”, revela Castro.
La obra es corta y va al hueso. La “señora de la casa” busca compañía en “la señora que trabaja en su casa”, pero esta se quiere apurar para volver con su familia. “Todo el tiempo se habla de la soledad, de las diferencias, de las preocupaciones, que aunque una tenga más plata que otra, las puede llegar a unir”, destaca Castro.
La obra también muestra a una empleadora que tiene un rol pedagógico para con quien trabaja para ella: “Todo el tiempo se trata de reivindicar derechos. La patrona le explica que es lo que tiene que hacer a su trabajadora para que no se aprovechen de ella. Lo hace de corazón, para también tener la compañía de ella, a pesar que muchas veces quien está trabajando lo único que quiere hacer es volver a su mundo, su familia y su barrio. Pero a medida que va corriendo la obra se van acercando y allí es donde se notan las diferencias. Cuando se achica esa brecha entre las dos partes, se nota de donde es una y de dónde es otra. Pero a la vez se nota que se necesitan mutuamente”, puntualiza Castro.
La situación de tener a alguien trabajando en la casa propia muestra, para las autoras, la postura ideológica de quien paga por ese trabajo. “Porque hay una desigualdad en esa relación que a muchos incomoda, y que los que no son buena gente aprovechan para sacar ventaja, dejando salir el racismo o la cuestión de clase. Pero en este caso creamos a una señora que no ejerce maltrato sino que por su situación personal necesita hablar con alguien y a la única que encuentra es a la empleada. Muestra que el dinero no es lo importante, sino que la realidad cotidiana es lo que te pone los pies en la tierra. Nos gustó la idea de que en una relación de índole laboral, exista el intento de una parte, la que menos se espera, de crear una amistad. Quizá por aburrimiento o por simple curiosidad. Lo bueno es que es una mirada social y que nos interpela a todos”, cuenta la autora.
¿Cuándo?
“Gran Bur”. Con actuaciones y dramaturgia de Patricia Castro y Susana Tale. Todos los sábados septiembre a las 18 en el Teatro La Máscara, Piedras 736.