Falta menos de una hora para el inicio del programa y los invitados, que ya llegaron, miran el reloj desde un costado del decorado, algo sorprendidos por la templanza de la producción.
En el Estudio 2 de América ya está todo listo para Intratables, ciclo que todas las noches conduce Santiago del Moro, acompañado por un staff de periodistas fijos e invitados donde debaten las noticias políticas del día. El programa, que promedia entre seis y siete puntos de rating, se convirtió en un escenario casi ineludible para la mayoría de los políticos que participan a diario de los debates. Este miércoles la tienen difícil con el partido entre Chile y Colombia por la Copa América y la presencia de Diego Maradona en el programa de Víctor Hugo Morales, pero el rating igual se mantendrá sobre los seis puntos.
La producción, integrada por 35 personas aproximadamente, comenzó a trabajar temprano. «Desde las 10 arrancamos viendo los temas, armando sumarios, pensado invitados», cuenta José Núñez, productor ejecutivo del programa. «Los temas siempre son cuatro o cinco y están a la vista de todos porque es la agenda. Con Liliana Parodi, cabeza general del programa, se decide por dónde va el día y luego, junto a Paula Horman, productora periodística, lo llevamos adelante con todo el equipo. Tipo 17 se define todo pero puede estallar un último momento», agrega. Ese día se hablará de José López y el Parlasur, de Venezuela, de Moyano y, aunque era un tema de la jornada no se menciona el litigio del presidente del Banco Nación, Carlos Melconian, contra la Argentina, ante el juez Griesa.
Son las 19:45 y en media hora comenzará Intratables. Los periodistas van llegando de a poco. A la tarde, la producción les pasó los temas que se tratarán en la emisión. «Se les da tiempo a informarse e investigar, pero ellos también tienen sus primicias y sus sus ‘bombazos’ como se dice en la jerga», dice Nuñez sobre la mecánica que establecen cada día y explica que con Del Moro es similar: «Estamos conectados desde temprano. Él propone temas e ideas también, luego recibe la misma información que el resto. Se informa y arma sus entrevistas. Lo hace en el aire, no tiene guion previo».
Pasan los minutos y el clima no es de nerviosismo. O tienen todo bajo control o la procesión va por dentro. La neurosis que se traduce muchas veces en pantalla, con unos gritándose a otros, interrumpiéndose, chicaneándose, aquí no se ve.
Con la cuenta regresiva a 15 minutos de aire, Nuñez baja al piso para una mini reunión con los periodistas.
Santiago Del Moro es el único que ingresa al piso por otro lado, unos diez minutos antes del vivo y también intercambia algunas palabras con Nuñez. Gracias por estar, les dice a los invitados: el secretario de Seguridad Interior, Gerardo Milman, el abogado constitucionalista Daniel Sabsay, la senadora Laura Rodríguez Machado, el abogado de Pérez Corradi, Juan José Ribelli, y el diputado Waldo Wolff.
En estos últimos minutos de previa hay dos nombres que se escuchan en el piso, José y Vivi (Viviana Décima, productora). Ambos todos lo resuelven. Uno habla de Moyano, la otra acomoda una corbata. La mayoría ya tiene puesta su «cucaracha» en línea directa con el control.
Jonatan Viale revisa su tablet. Él será la pata informativa del programa, el que presente las noticias y el que en pocas palabras les explique a sus compañeros los alcances de la amenaza de paro de Pablo Moyano.
Dada la voz de «aura», cada uno sabrá lo que tiene que hacer. Al más informado se le sumará el picante, el que se defiende, el que se queja de que no puede hablar, el que confronta, etc.
La política sigue dando día a día temas y debates calientes. Los políticos siguen viniendo porque les sirve estar presentes, exponer su voz y sus ideas. Además, sea cual sea la fecha o la proximidad de las elecciones siempre están en campaña, dirá Nuñéz sobre el presente de Intratables tras las elecciones.
Y, claro que hay tela para cortar. Dos minutos para el vivo y el productor anticipa el título: En guerra: Moyano vs. Macri y se dirige hacia el primer piso.
En el control hay siete pantallas con canales de noticias que dominan la escena, sobre los monitores de las tres puestas de cámara. Durante el programa habrá diez personas en sus puestos de trabajo. Una sola es mujer y será quien maneje las redes sociales.
Treinta segundos para el aire, alerta el director. Débora Pláger acomoda rápido su campera detrás de la silla y Campolongo bromea: A triunfar.
El jefe de piso pide orden y arranca el show. Del Moro da la bienvenida y anuncia que La Argentina se debate en este programa gigante que es Intratables.
El primer informe es sobre el caso López que tiene en vilo al país, en palabras de Del Moro, en un rol de moderador pero que desde sus intervenciones suelta su línea. Así hablará de la obscenidad que todos vivimos, en este caso. Dirá: «La justicia después verá lo que dice pero yo digo chorro porque lo vimos revoleando bolsas. Y calificará la situación de Venezuela como la de una realidad que duele y un país que duele.
En el control, Nuñez repetirá varias veces tirá el ‘Ultimo momento’ la famosa placa que se alterna con los zócalos rojos de títulos.
El productor chequea desde un monitor el minuto a minuto en tiempo real y advierte: Falta bomba de graphy rápido aparece un título explosivo.
Intratables, que en enero de 2013 arrancó como un programa de Espectáculos con Ángel de Brito, Valeria Gastaldi y Connie Ansaldi, entre otros panelistas, mantiene la impronta de títulos catástrofe pero fue mutando, con el correr de los meses, en este formato que no tiene igual en la televisión para un programa político.
«Es un día a día. Es un camino que se hace al andarlo. Hay fórmulas sobre cómo producir un programa pero en el caso de Intratables la fórmula se fue gestando al aire, con el correr de los programas, aporta Nuñez quien trabajá en el ciclo desde el minuto cero.
Así, midiendo el pulso del rating y la respuesta del público, el ciclo consiguió preservar esa primera audiencia no acostumbrada al programa político y captar nuevos televidentes. Para Nuñez la clave está en que el ciclo «es entretenido, ágil y los temas son interesantes. Del Moro es el mejor conductor de la TV y lo hace aún más entretenido a todo el público. El éxito del programa hizo que los políticos vengan cada vez más, les repercute mucho cuando vienen. La gente los ve en Intratables y se lo comentan.
Desde el control la adrenalina se siente más que en el piso. El productor ejecutivo es un pulpo: chequea mail, Twitter, sitios de noticias y no pierde la calma. ¿Hay algún invitado que no haya hablado?, pregunta en tiempo de descuento. Está claro que su efectividad y su aparente templanza se traducen al resto del equipo para que el programa, entre preguntas, chicanas y datos duros no pierda el timing.
Hora y media después, sin pausa, termina Intratables. Nos quedó corto, dice Del Moro y se despide. Las luces se apagan en segundos y el conductor se va raudo del set, que los técnicos empiezan a desarmar con premura. Mañana los protagonistas de este escenario circular en medio de una ciudad ficticia, tendrán por delante una nueva función del mediático y efectivo show de la noticia.
Bombardeo de «chivos»
El del miércoles es un programa corto, de una hora y media, por la gala de Gran Hermano. No estuvo Diego Brancatelli, por ejemplo, la pata kirchnerista del ciclo y el que, de alguna manera, le aporta sentido al promocionado slogan de todas las voces. Es que, con constantes cambios de panelistas, los fijos parecen cada vez menos representativos de las distintas posturas que se dirimieron en las últimas elecciones y la ausencia del periodista resulta clave para generar un contrapunto. El resto de la semana las emisiones son de casi tres horas en continuado. Hablarán menos, dejarán las discusiones para otro día, pero lo que no se puede postergar es la publicidad. Por eso, ni bien se encienda la cámara y luego de la presentación de rigor, el pulso lo marcarán «los consejitos». Alimento para perros, bolsas de basura, así pasan los «chivos» uno tras otro. Este formato de bombardeo de publicidad antes y después del contenido de rigor del programa, se repite a diario. El ciclo suele emitirse sin cortes y, sobre la última media hora, arrancan cinco minutos de publicidad en piso con Del Moro repitiendo como loro, un corte de casi 15 minutos, vuelta al piso y otros cinco minutos más de de publicidad.