Contar una historia que también exhiba una problemática social en la pantalla grande para generar conciencia. Ese es uno de los motores del documental Los que no quieren ver, la ópera prima de la directora Graciela De Luca que pone en primer plano la siempre difícil situación de las personas con discapacidad visual.
La película de De Luca da cuenta de las vidas de Natalia y Daniel, de las dificultades e inconvenientes que les ocasiona su ceguera, pero también de sus anhelos y sus fortalezas para –más allá de sus condicionamientos– desarrollar una vida lo más plena. Del otro lado de la balanza aparece una sociedad muchas veces indiferente e incluso hostil.
«Tuve la idea de hacer este documental en 2017. Un año antes había conocido a Daniel. Fue jugando al fútbol, algo que me pareció increíble, una maravilla como jugaba a ese deporte. Después ya lo traté en lo cotidiano y me impresionó, pero lo mismo me pasó cuando conocí a Natalia. En ese momento comencé a pensar que cuando tenés todos los sentidos te quejás de cosas de las que no deberías quejarte, y mucho más al toparse con historias como las que cuenta la película. Verlos a ellos me pareció maravilloso, porque rompieron con mis ideas y preconceptos sobre el mundo y la vida de los ciegos. A eso habría que sumarle que venía leyendo un libro de Saramago que trata sobre la ceguera, entonces sentí la necesidad de contar lo que me pasaba, porque en realidad nosotros somos los ciegos que no podemos ver lo que ellos pueden ver», destaca De Luca.
La directora agrega sobre su primer largometraje: «Esta película es un registro observacional muy respetuoso de la cotidianeidad de una pareja de ciegos como la que encarnan Daniel y Natalia, pero que encuentran un reflejo en unos cuantos más que tienen su misma condición. Ellos pertenecen a una institución deportiva, algo muy importante porque el deporte es vital en sus vidas en términos recreativos y sociales. Esa actividad los ayuda a pararse de otra manera, a posicionarse con mayor seguridad y confianza frente a la vida misma. Lo que aparece en pantalla tiene que ver con cuestiones cotidianas y al mismo tiempo se conocerán algunos trabajos que las personas que no ven pueden llevar a cabo. Es, de varias formas, dejar de estereotipar a los ciegos, o a la idea que se tiene de ellos, siempre en relación a que sólo pueden trabajar estando en una esquina pidiendo monedas o acudiendo a la caridad colectiva».
De Luca también señala que su objetivo era hacer realidad un documental que eche luz sobre la ceguera, pero que también constituya una oportunidad para reflexionar sobre la experiencia de la existencia. «Quise que el resultado final de todo esto fuese un canto a la vida, te diría que eso era algo preponderante para mí, y para todos los que fueron parte del rodaje. Hay que contar también que se puede vivir de manera feliz aunque tengas una discapacidad, y que es posible insertarse en la sociedad. Aunque por supuesto todo eso sucede cuando se tienen políticas de Estado de carácter inclusivo. Esto último es algo que siempre debemos resaltar», puntualiza.
En el apartado de ese tipo de políticas, siempre necesarias para la realidad de muchos, la directora afirma que es poco lo que se hace en ese aspecto: «Hace más de 20 años que trabajo con discapacidades en el ámbito de la docencia. Si bien no soy profesora de educación especial, trabajo con adolescentes y adultos discapacitados. Con respecto a la inclusión, nos falta mucho aún y no solamente en lo que respecta a la discapacidad visual. Creo que hay dos grandes armas para generar transformación social: la educación y el cine, por eso me dedico a ambas, pero deben operar de manera conjunta con la presencia del Estado. En términos de necesidad, creo que nos falta mucho para cumplir ciertas metas en torno a políticas de discapacidad. Es cierto que se ha avanzado, pero como sociedad nos queda un largo camino por recorrer, sobre todo en lo referente a lo que se percibe como distinto. Espero que la película pueda generar alguna conciencia sobre una problemática que muchos no quieren ver». «
Los que no quieren ver
Dirección: Gabriela De Luca. Guión: Fabio Zurita. A las 20 en el Cine Gaumont, Av. Rivadavia 1635. Función con audiodescripción: 9 de agosto.